Este artículo se publicó hace 13 años.
Marruecos dice "sí" a la nueva Constitución
Una abrumadora mayoría, el 98,49% de los votantes es partidario de la nueva carta magna
Marruecos dice sí a la nueva Constitución, según datos oficiales. El referéndum celebrado en el país confirma que el 98,4 por ciento de los votos apoya la nueva constitución, informó el ministro del Interior, Taieb Cherkaui, en una comparecencia ante los medios de comunicación.
El suspense no estaba citado ayer a las urnas en el referéndum constitucional en Marruecos: el sí se daba por hecho y la única incógnita era saber si la participación permitiría al régimen marroquí vestir la Constitución promovida por Mohamed VI de un mínimo de legitimidad. Sin embargo, la tasa de participación se situó en el 72,65 por ciento. En las últimas elecciones legislativas, en 2007, la altísima tasa de abstención (63%) fue elocuente del divorcio entre el pueblo y sus instituciones.
El riesgo parecía inasumible, máxime cuando el Estado marroquí ha desplegado la alfombra roja de todos los medios a su alcance durante la breve campaña de diez días para garantizar el voto positivo a la Carta Magna a la que el propio rey dio su aval en un discurso televisado el pasado 17 de junio.
La Constitución, sin embargo, ha decepcionado a la organización juvenil que con sus manifestaciones prodemocráticas promovió las reformas: el Movimiento 20 de Febrero. Sus líderes consideran que los avances que incluye la nueva ley suprema, como el reforzamiento de los poderes ejecutivos del primer ministro, sirven sólo para ocultar que lo esencial se mantiene: el rey sigue teniendo la última palabra.
Una participación que sirvió al ministro de Comunicación marroquí, Jalid Naciri, para proclamar que “el pueblo marroquí no ha respondido a las voces de quienes pretendían dar lecciones de democracia”, en alusión apenas velada al Movimiento 20 de Febrero y su llamamiento al boicot.
En realidad, el dato de participación sólo tiene en cuenta a los electores inscritos en las listas, trece millones, que no son todos los marroquíes con derecho a voto. Lo cierto es que los electores potenciales son 23 millones, según la Coalición para una Monarquía Parlamentaria Ahora. Se trata pues de alrededor de diez millones de ciudadanos que ni siquiera se han tomado la molestia de inscribirse para votar.
Quizás porque, como Jadiya, una empleada de hogar de la ciudad de Salé, vecina a Rabat, piensan que acudir a los colegios electorales “no sirve para nada”.
Abdelhamid Amine, vicepresidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), miembro del comité de apoyo al Movimiento 20 de Febrero, considera que las cifras de participación oficiales “no se corresponden con la realidad”. De cualquier manera, subraya este expreso político, “nadie podrá saber lo que sucedió realmente ayer en las urnas, pues no hubo ningún control”.
Todos de acuerdo“La diferencia entre el referéndum y las elecciones normales es que al menos los representantes de los partidos políticos se vigilan unos a otros. En esta ocasión, todos los grandes partidos estaban de acuerdo en pedir el sí, por lo que si ha habido falsificación a ellos les da lo mismo”, explica Amine.
En el colegio electoral habilitado en las escuelas Mohamed V de la medina de Rabat no hubo ayer colas. Incluso si el aspecto de las aulas donde se situaron las mesas electorales no era tan desolador como en anteriores citas electorales en Marruecos, se veía a pocos votantes. En las urnas, transparentes, asomaban de los sobres muchos boletines blancos, los del sí (los del no eran azules).
Después de rezarAnte una fotografía del rey Mohamed VI, el presidente de la mesa 33, un funcionario del Ministerio del Interior, explicó a este diario que, de un total de 269 votantes inscritos, sólo “unos 20” habían votado a las 11 de la mañana. “Cuando la gente salga del rezo de mediodía en las mezquitas y de sus trabajos, vendrán más”.
Algunos votantes no parecían estar muy al corriente de las reformas de la nueva Constitución. Abderrahman, un joven de 21 años, afirmaba convencido que votaría sí, sin poder precisar cuáles eran sus razones: “No me he leído el texto ni he visto artículos de prensa sobre los cambios: ¿me podrías explicar en qué consisten?”, preguntaba este joven.
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