Italia siempre ha sido un caso especial y el lunes lo volvió a demostrar. El Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo se convirtió en el partido más votado del país en sus primeras elecciones generales, algo que ha llevado a analistas, prensa y políticos a escandalizarse por el supuesto triunfo de la antipolítica. Antipolítica, un concepto relativamente nuevo que —como antisistema— es empleado sin miramientos contra todo el que ose a cuestionar el sistema tradicional de partidos. Tildar de antipolíticos a 8,6 millones de italianos por haber elegido con su voto no dar la enésima oportunidad a las dos principales opciones que llevan demostrando 20 años su incapacidad para trabajar por el interés general es, cuando menos, poco prudente.
También es reduccionista leer el éxito del M5S como un voto de castigo a las políticas de austeridad, un portazo en la cara a Alemania y un desafío al euro. Grillo no surge de la nada. Es un cómico que hace sátira y cuya vida se ha caracterizado por la militancia y la implicación política y social. Otra cosa es decir que su discurso haya calado mucho más ahora, un momento en el que Italia sale de lo que sí podría considerarse la etapa más antipolítica: la del Gobierno del tecnócrata Mario Monti, apoyado por un centroderecha esperpéntico contaminado por la tendencia corrupta de su padrone, Silvio Berlusconi, y un centroizquierda que, el mismo día que decidió aceptar el periodo técnico, perdió parte de la identidad que empezaba a adquirir ante el ocaso del Cavaliere.
Grillo fundó en 2004 un blog, Beppegrillo.it, que serviría de punto de partida para lo que hoy es el M5S. Italia atravesaba un periodo de censura brutal fruto del control mediático que Berlusconi ejercía gracias a una legislación hecha a su imagen y semejanza —y que nunca fue combatida por los distintos gobiernos del centroizquierda—. La web se convirtió en su laboratorio de pruebas, un lugar donde podía escribir sobre los problemas del país, la corrupción, la gestión de lo público, el medio ambiente, la economía, la ciudadanía, la información, la cultura... y a su vez recoger las propuestas y comentarios de los lectores.
La respuesta fue extraordinaria y en pocos meses se convirtió en una de las webs más consultadas de Italia. Un año después, Grillo propuso a sus lectores participar en unos grupos de trabajo y discusión a través de Meetup. Esa ronda de videoconferencias y foros se llamó 'Los amigos de Beppe Grillo' y tuvo tal acogida que el cómico decidió recorrer el país escuchando y haciendo ver a la gente que el cambio político y la solución a sus problemas sólo podía salir de ellos. Esto entronca con uno de los temas de fondo que hoy muchos están obviando. Berlusconi, con su control de las televisiones, las revistas del corazón, del equipo de fútbol más seguido de Italia y sirviéndose de la política creó un país a su imagen y semejanza lavando el cerebro a dos generaciones de italianos que asumieron que la corrupción, la imagen, el enchufismo, el éxito por la vía rápida y sin reglas, la furbizia, eran parte de su ADN.
Grillo fue tejiendo paso a paso una red de nodos por todo el país conectada a través de internet con el blog como punto de encuentro. La fuerza de este sistema se demostraría en 2007 con el primer Vaffanculo Day (V-Day), que como su nombre indica fue una jornada para mandar a tomar vientos a todo el sistema político italiano. El cómico propuso a sus seguidores una recogida de firmas para llevar al Parlamento una propuesta de ley que impidiera entrar en las Cámaras a los condenados por la Justicia; establecía que cada diputado pudiera permanecer como máximo dos legislaturas; y exigía las listas abiertas para la elección directa de los parlamentarios.
Una iniciativa popular de este tipo requiere en Italia 50.000 apoyos para que el Parlamento tenga que considerarla. Reunió 350.000 y las llevó él en persona en una pila de cajas que centroderecha y centroizquierda guardaron sin abrir en un armario de Montecitorio. En abril de 2008 celebró el segundo V-Day. Esta vez, la temática giraba en torno a la libertad de información y la petición para que se eliminara la ley Gasparri, motivo principal de la concentración de medios del Cavaliere. En 2009 Grillo volvió al Parlamento para reclamar a la comisión de Asuntos Institucionales que se tuviera en cuenta la recogida de firmas, recibiendo otra callada por respuesta.
En esos años, Grillo ofrecía su programa al Partido Democrático (hoy dirigido por Pierluigi Bersani) para que se diferenciara de Berlusconi y hasta llegó a intentar participar en las primarias del centroizquierda. Le negaron el acceso a las elecciones por formar parte de una 'formación política contraria al PD' y le tomaron por loco. 'Si Grillo quiere entrar en política que monte un partido y veremos cuántos votos consigue', dijo el dirigente Piero Fassino. Estos días se ha convertido en el hazmerreír de los internautas italianos.
El M5S que tanto asusta a Europa nace en realidad en 2009 del propio Grillo y su número dos, Gianroberto Casaleggio, personaje controvertido por su reticencia a aparecer en público, lo que a ojos de los medios le convierte directamente en sospechoso. El 'no partido', como lo define el cómico, tiene un principio básico: cada persona cuenta como uno, por tanto no hay ni estructuras ni jefes sino participación democrática, siguiendo el ejemplo de internet. Esta fue su presentación al mundo: 'El Movimiento 5 Estrellas es una asociación de ciudadanos. No es un partido político ni lo será en el futuro. No tiene ideología de izquierdas o derechas, sino ideas. Quiere desarrollar un intercambio de opiniones eficiente y una apuesta democrática fuera de cualquier relación partidista y sin la mediación de organismos directivos o representativos, reconociendo a la totalidad de los ciudadanos un papel de Gobierno'.
En sus primeras elecciones, el M5S obtuvo el 5% de los votos e hizo perder a la candidata del PD en Piemonte Su programa giraba en torno a cinco puntos: medio ambiente, conectividad, transporte público, gestión del agua y desarrollo sostenible. Las primeras elecciones en las que participa el M5S serían las regionales de marzo de 2010. Los candidatos fueron elegidos directamente por los ciudadanos en votaciones a través de internet y se comprometían, primordialmente, a fiscalizar y hacer públicas las decisiones que se tomaran en las administraciones. Obtuvieron un 5% de los votos en algunas zonas y el apoyo recibido en Piemonte hizo naufragar a la candidata del PD. Era el primer aviso y nadie lo quiso tener en cuenta. Un año más tarde, en las municipales de mayo, el M5S volvió a tener un gran éxito y Mattia Calisse, un estudiante de 18 años, entró en el ayuntamiento de Milán como concejal.
La confirmación llegaría la primavera pasada. El Movimiento puso a un informático, Federico Pizzarotti, en la alcaldía de Parma. Más tarde, hace apenas tres meses, obligaron al PD a pactar un acuerdo de mínimos con ellos en Sicilia para poder gobernar. Esos resultados indicaban que el M5S podría alcanzar el 14% en unas elecciones generales y al final han terminado por poner patas arriba el país entero.
Los partidos leyeron los datos como un síntoma de desafección política por los recortes que Monti imponía con el visto bueno del centroderecha y del centroizquierda. Nunca lo vieron como la constatación de la desconexión del mundo político con la sociedad. Y Grillo, para la campaña de las generales, ha seguido el mismo procedimiento que le hizo crecer desde el origen. Planteó un proceso de selección de candidatos a través del blog. Cada uno debía poner encima de la mesa su currículum, acreditar que no tenía antecedentes y hacer un vídeo de presentación. Él y Casaleggio hicieron la criba y los afiliados votaron en red. A continuación, cogió su caravana y se recorrió pueblo por pueblo el país en lo que se denominó el Tsunami tour.
El error está en pensar que Grillo es un político. Es la persona que ridiculiza a los políticos a través de la sátira, una profesión muy perseguida en Italia Grillo llenó las plazas de toda Italia con decenas de miles de personas que querían escuchar a un tipo que grita, insulta y pide cosas como un referéndum que decida si los italianos quieren estar en el euro. La potencia del Movimiento empezó a asustar a izquierda, derecha y centro, que —tarde— comprendieron cómo el momento particular que protagionizaban podía costarles su presencia en las instituciones. Empezó entonces una campaña mediática de desprestigio bastante importante. Se recuperaban vídeos de actuaciones sacados totalmente de contexto para dar la imagen de que es un racista. Se le llamó antipolítico por afirmar —lo hace desde siempre— que los 'partidos están muertos' o 'podridos', e igualar al PdL de Berlusconi y al PD de Bersani (PD menos L lo llama). Se desconfía de él por no conceder entrevistas a medios italianos ni permitir hablar a los suyos.
Se le tachó de populista por renunciar a las subvenciones estatales a los partidos (con los resultados cosechados el M5S deja de ingresar 100 millones de euros), por culpar a los bancos alemanes del ahogo del sur de Europa y por exigir la retirada del Impuesto de Bienes Inmuebles en plena recesión. Se le ha apodado 'el nuevo Berlusconi' e incluso el 'nuevo Mussolini' por controlar todo lo que pasa en el M5S. Se le ha comparado con Hitler y Goebbels. Se le llama demagogo por sugerir la reducción de la jornada laboral para combatir el paro, la introducción de una renta básica de ciudadanía, o apoyar una economía sostenible que no se base en las grandes obras... Es un payaso para The Economist y para Peer Steinbrück, el rival de la canciller alemana, Angela Merkel, en las elecciones.
El error está en pensar que Grillo es un político. Es la persona que ridiculiza a los políticos a través de la sátira, una profesión muy perseguida en Italia. Beppe Grillo es sólo la imagen del M5S y no está siquiera entre los candidatos que se sentarán en el Parlamento —al menos ese es el planteamiento inicial—. Las propias reglas del M5S lo prohíben: fue condenado una vez por la muerte de una familia en un accidente de tráfico y está imputado por los disturbios en las manifestaciones contra la construcción del tren de alta velocidad Turín-Lyon, por lo tanto, no reúne los requisitos para estar en las instituciones.
La consecuencia más evidente del éxito del M5S es que nadie tiene una mayoría clara para formar Gobierno, algo que ha puesto en fibrilación a media Europa. Pero hay cosas que no son menos importantes. Para empezar, que con su entrada masiva en el Parlamento acaban de poner a prueba a las dos coaliciones tradicionales. Si el PD obvia los votos de los de Grillo y forma un Ejecutivo de transición con Berlusconi (con el que por otra parte gobierna desde hace 15 meses) se habrá cavado su propia tumba para siempre. Esto le daría la razón al cómico: son la misma cosa y se unen para mantenerse a toda costa en sus poltronas.
El voto ha modificado de un día para otro las prioridades del propio PD, que por boca de Bersani el martes puso en el centro de las discusiones un programa para recuperar la moralidad pública e institucional, la necesidad de una ley sobre el conflicto de intereses, la lucha contra el paro y la desigualdad, repensar el IBI, etc. Bersani obvió muchos de esos temas en la campaña electoral confiado en que conseguiría la victoria aplastante que pronosticaban los sondeos. A la vez, miraba de reojo a Monti por si le fallaban los números. Y tanto que le fallaron. A él y al propio Monti.
El Movimiento de Grillo ha captado los votos de una izquierda hastiada por el apoyo del PD al tecnócrata; los de la derecha, hartos de la corrupción de Berlusconi; y hasta los de la Liga Norte, al haber ocupado su puesto sobre el territorio. Esto no quiere decir que el M5S haya acaparado los votos extremistas, sino que ha hecho la labor de acercamiento a la gente que el partido xenófobo y separatista fue perdiendo a medida que se acercaba a Roma.
En estas elecciones, además, han salido disparados de sus escaños viejos exponentes de esa casta tan atacada por Grillo como son el postfascista Gianfranco Fini, el histórico líder de la Liga, Umberto Bossi, y el exfiscal Antonio Di Pietro. La edad media de los grillini que accederán al Parlamento es de 33 años y cinco de ellos tienen 25, la edad mínima para poder acceder a un escaño. Esto ha provocado también que se reduzca nueve años la edad media de la Cámara Baja y cuatro la Alta dando como resultado el Parlamento más joven de la historia. Gracias al M5S y también al PD, que dio un impulso a la paridad en las primarias, un tercio de los puestos del Congreso está ocupado por mujeres.
Entre los parlamentarios del M5S hay parados, estudiantes, empresarios, autónomos, profesores, médicos, amas de casa e investigadores. Todos han firmado un contrato por el que prometen la mayor transparencia en su ejercicio. Se trata de una toma total de las instituciones por el pueblo. Tiene mucho de revolución y, salga bien o salga mal, va a obligar a cambiar para siempre la concepción de la política en Italia.
Consulta aquí el programa completo del Movimiento 5 Estrellas (PDF-Italiano)
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