Grecia se suma al acoso contra los activistas que atienden a refugiados en el campamento de Idomeni

MADRID. - Abusos policiales, deportaciones masivas, desalojo de campamentos, centros colapsados y militarizados, detenciones de voluntarios... La situación en Grecia tras el acuerdo entre la Unión Europa y Turquía para la expulsión de refugiados no ha hecho más que empeorar. Desde la firma del llamado "pacto de la vergüenza", Moria, el campamento de la isla griega de Lesbos, se convirtió en un auténtico centro de detención de migrantes. Esta semana, las autoridades helenas han aumentado su presencia policial y militar en Idomeni, junto a la frontera con Macedonia, y han iniciado una campaña de acoso contra los voluntarios que atienden a los miles de refugiados que esperan, entre condiciones lamentables, una solución a su dramática situación.

Las cerca de 3.000 personas que aún permanecen en la isla de Lesbos, que hasta ahora aguardaban que su demanda de asilo en territorio de la UE fuera atendida, sólo les queda esperar a que, en base al acuerdo entre Bruselas y Ankara, sean expulsados a Turquía. La situación de los entre 10.000 y 12.000 refugiados de Idomeni no es, para nada, mejor. A la falta de comida, agua o alimentos, o a las condiciones insalubres con las que tienen que vivir, su suma la hostilidad con la que son tratados desde ambos lados de la frontera.

La Policía de Macedonia volvió a emplear el pasado miércoles gases lacrimógenos y granadas aturdidoras contra refugiados. Hasta 260 personas resultaron heridas, según la ONG Médicos sin Fronteras. Días atrás, los antidisturbios macedonios ya hicieron lo mismo y no dudaron tampoco en disparar balas de goma. Las autoridades del país balcánico se escudan en que actuaron para sofocar una protesta de un grupo de inmigrantes y refugiados que trataban de saltar la valla fronteriza. Sin embargo, no sólo se quedaron en los manifestantes, "familias enteras también fueron gaseadas", denuncia el eurodiputado de Podemos Miguel Urbán. Las imágenes difundidas por redes sociales de periodistas desplazados a la zona así lo demuestran, tal y como recoge Canal Refugiadxs, un canal de denuncia contra "la vergonzosa actuación de Europa" ante esta crisis:

La actuación de la Policía macedonia ha sido el detonante, según Urbán de que Grecia también muestre una posición hostil, ya no sólo contra los refugiados, sino también los trabajadores de las ONG. El eurodiputado ha llegado este sábado a Idomeni, donde ha podido constatar los testimonias de activistas y refugiados. "Se ha iniciado una campaña de acoso contra voluntarios, sobre todo aquellos que no están respaldados por una gran organización", declara a este diario.

Los activistas denuncian que, en apenas dos días, las autoridades helenas han detenido de forma arbitraria a una treintena de voluntarios. En la mayoría de los casos, permanecen retenidos durante varias horas ─noches enteras─ en la comisaría de Kilkis. Los últimos, según cuenta Urbán, este mismo sábado: tres checos que habían organizado un comedor autogestionado con el que repartían más de 2.000 raciones de comida al día.

Entre todos los voluntarios detenidos, llegados desde todas las partes del mundo, hay cinco activistas catalanes de la Brigada Vallesana. Los jóvenes, de entre 20 y 30 años, salían de unas actividades infantiles en el campo de Eko cuando un furgón policial paró el coche con el que se dirigían a la ciudad de Polykastro. Fueron identificados por la policía griega y, acto seguido, los llevaron hacia la comisaría de Kirkis. Uno de ellos fue acusado de "desacato a la autoridad" y otros dos de "desestabilización de la democracia griega" por las protestas de los últimos días. La Brigada Vallesana ha negado que ninguno de sus voluntarios "fueron los organizadores principales". El juicio contra los tres acusados se pospondrá hasta el 23 junio a raíz de la huelga de los abogados en Grecia.

La persecución a los voluntarios se ha convertido en los últimos días en un denominador común entre los campamentos de refugiados. Los activistas se encargan de hacer llegar la ayuda humanitaria que las autoridades no aportan. Y mientras, los campos improvisados de migrantes, algunos con más de 2.000 personas, no paran de crecer en la carretera entre Grecia y Macedonia ante la pasividad de la UE. Los activistas denuncian que toda la hostilidad generada parece formar parte de una estrategia para mermar la moral de los refugiados, poder desalojar los campamentos de Idomeni y Pireo y facilitar así el traslado de los migrantes a los centros de detención.

Al acoso y los abusos hay que sumar, además, el inicio de maniobras militares por parte de las autoridades griegas. En los últimos días se han podido ver cazas o helicópteros sobrevolar la zona de los campamentos, con el consiguiente aumento del temor y la angustia de gente que, en su mayoría, huye de la guerra. "He visto a refugiados tener que ser atendidos por ataques de pánico con el estruendo de los aviones", denuncia Miguel Urbán. 

El eurodiputado tiene claro que tanto Grecia como Macedonia "están cumpliendo el desagradable papel de ser los tapones de Europa". Urbán denuncia las concesiones que se hacen desde Bruselas para que otros países se encarguen de convertirse en "policías fronterizos".

"Por primera vez se ha decretado una alerta humanitaria en territorio de la UE. Y todo por una decisión política", critica el eurodiputado de Podemos en referencia al acuerdo alcanzado con Turquía. Urbán tiene muy claro quiénes son los "verdaderos responsables de esta crisis" y señala a todos los Estados miembro, sobre todo, "los más poderosos". "Son ellos los que tienen manchadas las manos de sangre", sentencia.