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Francia afronta la resaca económica de los Juegos Olímpicos de París

Pese a un coste en principio menor que en Río de Janeiro o Tokio, la capital francesa ha sufrido la maldición del anfitrión con un sobrecoste que deberán asumir sobre todo las arcas públicas.

16 de agosto de 2024. Ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París, el 16 de agosto de 2024.
Ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París, el 16 de agosto de 2024. Sebastian Kahnert / Europa Press

Tras dos semanas largas de fiesta deportiva, Francia afronta ahora la resaca de los Juegos Olímpicos de París. Esta resaca no solo viene acompañada por la controversia política —el país tiene un Gobierno interino desde el 16 de julio y no hay mayorías claras en la Asamblea Nacional—, sino también económica. Como ya sucedió con las citas olímpicas de Londres (2012), Río de Janeiro (2016) y Tokio (2021), la factura final del macro-evento ha sido más elevada de lo previsto inicialmente. A pesar de las políticas de austeridad defendidas por el Gobierno de Emmanuel Macron, las arcas públicas deberán asumir una parte significativa de este sobrecoste.

Cuando presentaron su candidatura en 2015, los organizadores de París 2024 prometieron un acontecimiento menos dispendioso que los anteriores. Su principal argumento era que "el 95% de las infraestructuras ya existían o serían temporales". La apuesta por organizar varias disciplinas en recintos no perennes en lugares monumentales de la ciudad —por ejemplo, el vóley playa al lado de la Torre Eiffel o el básquet 3x3 en la Plaza Concordia— resultó uno de los éxitos de estos Juegos. No solo ofreció imágenes espectaculares, sino que también sirvió para rebajar la factura final.

Según el economista Arrondel, el coste se ha elevado a los 10.000 millones

No obstante, eso no impidió un sobrecoste respecto a lo previsto inicialmente. En un principio, el coste era de unos 3.300 millones, "pero luego lo elevaron a 6.200 millones de euros y al final será de unos 10.000 millones", explica a Público el economista Luc Arrondel, investigador en el CNRS y la Paris School of Economics. Según este especialista en la economía del deporte, este incremento ha resultado "más razonable que en las Olimpiadas anteriores". Por ejemplo, los Juegos de Tokio pasaron de un presupuesto inicial de 5.000 millones a un coste final de 15.000 millones y en Londres, de 4.800 millones a 10.900 millones.

La parte pública "ha pasado de un 20% a un 50%"

En el caso de la capital francesa, sin embargo, no se conocerá el coste de manera detallada hasta octubre del año que viene. El Tribunal de Cuentas presentará entonces su informe definitivo sobre París 2024. "Entre las cifras oficiales y las finales, habrá una diferencia enorme, ya que no se tienen en cuenta los costes indirectos, por ejemplo, del dispositivo policial", afirma la diputada Aurélie Trouvé, de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos). Esta representante progresista ha impulsado una "comisión de investigación popular" sobre estos Juegos, que "presentará sus conclusiones en septiembre". Además, le gustaría que hubiera una de parlamentaria.

Como sucedió con ediciones anteriores, los organizadores de estas Olimpiadas presumieron de un modelo económico que prácticamente se autofinanciaría y no requeriría una gran inversión pública. El balance final resulta más complejo. "La parte pública ha pasado de un 20-25% a un 40% o incluso un 50% del gasto total", advierte el politólogo Alexandre Morteau en una entrevista para la revista Alternatives Économiques.

La prensa gala y la internacional aplaudieron el buen transcurso del gran acontecimiento. Su éxito se debió a la espectacularidad de algunos recintos y el buen ambiente en las gradas, así como la ausencia de incidentes destacados más allá del saboteo de varias líneas de alta velocidad el día de la ceremonia inaugural. Para garantizar la seguridad, unos 30.000 policías patrullaron las calles de la capital todos los días. Esos gendarmes, junto con los empleados de los transportes ferroviarios y metropolitanos parisinos, recibieron primas extraordinarias de entre 1.500 y 1.900 euros. Las autoridades francesas no escatimaron ni un euro para garantizar unos Juegos exitosos, pese anunciar unos recortes del gasto público de 10.000 millones a principios de año.

"Sociabilización de los costes y privatización de los beneficios"

"El único vencedor de los Juegos, como sucede cada cuatro años, es el Comité Olímpico Internacional (COI). Hemos asistido a una sociabilización de los costes y una privatización de los beneficios", lamenta el economista Jean-François Bourg, experto en el sector deportivo, en una entrevista para el diario local L'Union. Para justificar la notable inversión, sus organizadores mencionan los efectos económicos positivos, sobre todo para los sectores de la construcción, turismo, seguridad y organización de eventos. "Se calcula que habrá un impacto a corto plazo de unos 4.000 o 5.000 millones", explica Arrondel.

Se desconocen los contratos del Comité Organizador con las multinacionales

Hay dudas, sin embargo, de qué empresas y actores económicos saldrán más beneficiados. "Desconocemos qué tipo de contratos firmó el COJO (Comité Organizador) con grandes multinacionales", asegura Trouvé. Según esta representante de la izquierda insumisa, en junio "presentaron una denuncia por favoritismo contra Havas", uno de los gigantes de la comunicación, "por el diseño de la mascota". "Se trata de contratos gigantescos y hay un verdadero problema de transparencia", añade.

También predominan los interrogantes respecto al legado de estos Juegos, más allá de haber recordado la belleza y monumentalidad de París. Aparte de una piscina enfrente del Estadio de Francia en Saint-Denis y un pabellón de tamaño medio en el norte de la capital, el acontecimiento no ha dejado grandes infraestructuras. La principal herencia podría ser la posibilidad de que los parisinos se bañen en el Sena a partir del verano de 2025, tras haber invertido 1.400 millones en mejorar la calidad del agua del río. Pero toda la controversia que hubo sobre esa cuestión —la prueba de triatlón tuvo que aplazarse un día— ha dejado en el aire esta posibilidad.

Políticas de austeridad tras la fiesta olímpica

Según Arrondel, "no creo que la cita olímpica en París deje un gran legado, como sucedió con muchas otras Olimpiadas". A pesar de ello, las autoridades francesas están eufóricas por el buen transcurso del evento, así como el récord de medallas de los deportistas galos (16 oros y un total de 64 metales). No quieren que se termine la fiesta olímpica. Los Juegos "mostraron el verdadero rostro de Francia" y "no nos apetece que la vida recupere su curso normal", dijo el lunes Macron en un acto desde el Elíseo.

A pesar de esas palabras y del carácter interino de su Gobierno, el primer ministro en funciones, Gabriel Attal, anunció esta semana el envío de cartas a los distintos ministerios para que reduzcan sus partidas. ¿Su objetivo? Un recorte de unos 16.500 millones. Tras su derrota en las elecciones europeas y las legislativas, en que perdió 83 diputados y pasó de primer a segundo bloque en la Asamblea Nacional, el macronismo se aferra a las mismas políticas económicas de corte neoliberal. El presidente "dio garantías de ello", según dijo un consejero del Elíseo a la AFP, a grandes empresarios internacionales, como Elon Musk (Tesla o X), James Quincey (Coca Cola) o Lakshmi Mittal (ArcelorMittal), con los que se reunió el 25 de julio.

Aunque no cuentan con el respaldo de la mayoría de los votantes ni de los parlamentarios, Macron parece obstinado en aplicar este tipo de medidas. Estas influirán en su elección del próximo jefe del Gobierno, que seguramente no procederá de las filas del Nuevo Frente Popular. Esa alianza de izquierdas ganó por la mínima los comicios del 7 de julio, pero el presidente se niega a darle las llaves del Ejecutivo.

El nuevo primer ministro probablemente elaborará un presupuesto marcado por la austeridad, que podría desembocar en una moción de censura durante el otoño. Su pretexto para justificar esos recortes será el déficit público (5,5% en 2023) y la deuda del Estado (110% del PIB). Unos criterios que fueron ignorados a la hora de gastar todos los recursos necesarios para garantizar el éxito de los Juegos.

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