Putin quiere hablar con Trump sobre Ucrania y la UE descarta negociar la paz antes de tiempo
El Kremlin confía en que Trump facilite un acuerdo en Ucrania y supere el belicismo europeo, contrario a entablar prematuras negociaciones de paz entre Moscú y Kiev.
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La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el próximo 20 de enero está conmoviendo el tablero geopolítico internacional y puede trastocar muchas estrategias. Entre ellas, las de Rusia y Ucrania, cuya confrontación bélica podría encauzarse en unas negociaciones monitoreadas por el nuevo presidente estadounidense con apoyo ruso y en contra de la posición más belicista de algunos aliados europeos.
No se puede negar la afinidad existente entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin, unos extraños lazos que se remontan a los tiempos de empresario del líder republicano estadounidense. Muchos años después, y a pesar de que la presidencia de Joe Biden ha puesto las relaciones entre Washington y Moscú en el peor punto desde la caída de la Unión Soviética, el Kremlin cree que la buena sintonía que hubo entre Putin y Trump durante la primera presidencia de éste (2017-2021) puede recuperarse.
En su rueda de prensa de fin de año, ofrecida este jueves, Putin adelantó que está "listo" para hablar con Trump y para negociar sobre la guerra, siempre con la premisa de que Moscú reclama una paz permanente. Aseguró que Rusia está dispuesta a hacer cesiones, pero que reclama lo mismo de Ucrania. Advirtió al respecto que el ejército ruso está "cada vez más cerca de conseguir sus objetivos" en esta guerra, pues la situación en el frente está cambiando "de forma radical".
El presidente ruso se refería en primer lugar a los avances incesantes de las fuerzas rusas en Donetsk. Fuentes oficiales ucranianas reconocieron este jueves que las fuerzas armadas rusas están empleando hasta 150.000 soldados en tres frentes distintos de esta región del este de Ucrania.
En una entrevista con el diario francés Le Parisien, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya reconoció esta semana las dificultades por las que pasa Ucrania. “No podemos renunciar a nuestros territorios. La Constitución ucraniana nos lo prohíbe. (Sin embargo), no tenemos la fuerza suficiente como para recuperarlos”, explicó.
Duelo de misiles entre Rusia y Occidente
Putin también aludía al nuevo armamento que Rusia está poniendo sobre el campo de batalla para contrarrestar el uso por Ucrania de misiles de largo alcance occidentales. Armas como el misil hipersónico Oreshnik, que en noviembre destruyó un importante complejo fabril en la región ucraniana de Dnipro, sin que las baterías antiaéreas cedidas por Occidente pudieran hacer nada para detenerlo.
En un tono de sorna, Putin retó a Occidente a entablar un "duelo de misiles", para el que Rusia emplearía el temible Oreshnik. El líder ruso propuso que los aliados designaran un objetivo, por ejemplo en Kiev, lo defendieran con sus mejores sistemas antimisiles y comprobaran si podían interceptar el ataque de un Oreshnik.
“Veríamos que sucede. Nosotros estamos preparados para realizar semejante experimento”, espetó Putin en tono desafiante.
Pese a estas manifestaciones, el presidente ruso insistió en su rueda de prensa de fin de año que estaba dispuesto a reunirse "en cualquier momento" con Trump una vez que asuma su cargo en enero. "Si algún día nos reunimos con el presidente electo Trump, estoy seguro de que tendremos mucho de qué hablar", refirió Putin.
El Kremlin ve posible “trabajar” con Trump
El Kremlin ya venía varios días mencionando la posibilidad de encuentros al más alto nivel entre Estados Unidos y Rusia una vez que Trump jure su cargo.
“¿Es posible trabajar con la Administración Trump? Sí, es definitivamente posible”, dijo esta semana el viceministro de Exteriores, Serguéi Riabkov, mano derecha del jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, y una de las caras amables del Kremlin.
Aunque Riabkov señaló que en estos momentos las relaciones entre EEUU y Rusia se encuentran “bajo cero”, el diplomático ruso apostó por llevar los contactos a una posición “menos frágil”, que permita reducir además el riesgo potencial de un conflicto, que además pueda devenir en una contienda nuclear.
El propio Putin señaló el mes pasado que los comentarios que había hecho Trump en reiteradas ocasiones sobre su voluntad de poner fin con celeridad a la guerra de Ucrania (incluso en 24 horas) merecían toda la atención de Rusia. Sin embargo, según Riabkov, de momento no se han establecido contactos directos entre el Kremlin y Trump tras la victoria electoral del 5 de noviembre.
La postura de Rusia es clara: acelerar, gracias a esa aparente voluntad de entendimiento de Trump, las negociaciones para detener la guerra de Ucrania sin que Moscú deba renunciar a la mayor parte de sus conquistas.
Kiev no está por esta labor, claro está, aunque ande perdiendo la guerra y cada día parezca más improbable que pueda darle la vuelta a la tortilla al conflicto. La llegada de Trump podría sentenciar, en este sentido, la contienda.
Las dudas sobre Trump
Pero no todo pinta tan sencillo para Rusia. Ni Trump ni su equipo se han manifestado aún con claridad sobre las relaciones que debe mantener Estados Unidos con ese país. Tampoco parece que exista una estrategia coherente respecto a la guerra de Ucrania ni si habrán de hacerse o no concesiones territoriales a los rusos a cambio de paz.
Pavel Sharikov, experto en estudios sobre Estados Unidos, incidió en declaraciones al diario ruso Nezavisimaya Gazeta en esta incertidumbre. “Trump no parece comprender las causas subyacentes del conflicto. Y es posible que no tenga una solución, pero una cosa está clara: está decidido a tomar medidas”, aunque “no haya aclarado qué medidas”, explicó el analista.
No está claro para nadie, ni para los rusos ni para los propios ucranianos, que esperan la llegada de Trump con evidente nerviosismo. Y por esta misma razón, este jueves, Zelenski volvió a pedir “unidad entre Estados Unidos y Europa”.
La paz por la fuerza
El líder ucraniano, quien se reunió este miércoles y jueves con algunos de los principales líderes europeos en Bruselas, apuntó que Europa y EE.UU. tienen la fuerza suficiente como para obligar a Rusia a firmar una paz real. “La paz a través de la fuerza llegará seguro”, dijo Zelenski, parafraseando el eslogan de Trump en su campaña electoral.
Pero la llegada de Trump al poder en Washington no parece que vaya a ponerle las cosas fáciles a Zelenski. Este lunes, Trump sugirió que podría revertir la reciente decisión de Joe Biden de permitir que Kiev emplee misiles estadounidenses de largo alcance para atacar el interior de la Federación Rusa. “Podría hacerlo. Creo que fue algo muy estúpido”, afirmó Trump.
El Reino Unido también accedió a permitir el uso de ese tipo de misiles de largo alcance contra territorio ruso. Sin embargo, Alemania, el segundo país que proporciona, tras EE.UU., más armas a Ucrania, de momento se ha negado a entregar sus misiles Taurus, de incluso mayor rango que los ATACMS estadounidenses.
Una fuerza de “paz” europea antes de que acabe la guerra
El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, dijo este lunes que a Berlín le gustaría ayudar a garantizar ese alto el fuego entre Rusia y Ucrania, pero adelantó que aún era muy pronto para que se tuviera que formar una fuerza de paz que asegurara ese armisticio.
La posibilidad de desplegar fuerzas de interposición en Ucrania ha sido considerada ya por Francia y lo está siendo por el Reino Unido. Las discrepancias surgen en cuanto al momento en que tales tropas deberían ser desplegadas, con Kiev, París y los Gobiernos bálticos favorables a dar tal paso incluso antes de que termine la guerra.
Tal decisión buscaría presionar a Moscú para que aceptara un alto el fuego a fin de evitar disparar contra tropas de países de la OTAN. No parece, sin embargo, que tal paso fuera a detener al Kremlin, que ya ha advertido de que semejante dirección en la guerra llevaría a la confrontación directa (y final) entre Rusia y la Alianza Atlántica.
El canciller alemán, Olaf Scholz, ya ha indicado que no hay que adelantarse a los acontecimientos y que primero hay que alcanzar la paz con Rusia.
El partido de la guerra en Europa
Las mismas discusiones empiezan a generarse en la UE entre quienes apuestan por aguantar el esfuerzo bélico con el apoyo armamentístico a Ucrania y quienes preferirían avanzar hacia las negociaciones.
Así, la alta representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Kaja Kallas, dejó claro este jueves que no se debían aún celebrar negociaciones de paz con Rusia. “Cualquier impulso a las negociaciones demasiado pronto será en realidad un mal negocio para Ucrania”, aseveró Kallas a la prensa antes de participar en una cumbre de líderes de la Unión Europea. Esta reunión contó con Zelenski como invitado y en ella se abordó el apoyo militar y financiero a su país.
También se manifestó a favor de seguir apoyando a Ucrania con armas el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, para que “Zelenski y su equipo” estén “en la mejor posición posible cuando un día decidan iniciar las conversaciones de paz”.
Una de las propuestas que defendió Rutte fue la iniciativa presentada por Lituana y Dinamarca para que la UE compre armas para entregar a Ucrania, pero que esas armas las adquiera a la propia industria de defensa ucraniana. “Significa más armas para Ucrania, pero, también, dinero para la economía ucraniana”, aseguró Rutte.
Es decir, se pagaría el doble por el mismo servicio y, una vez terminada la guerra, Ucrania se convertiría en abastecedor de armas para Europa.
Rutte indicó que la OTAN puede tener dificultades para asegurar su defensa colectiva en 4 o 5 años si sus miembros no invierten más. Así, sí tiene sentido una Ucrania fabricante de armas europeas y, llegado el caso, el sueño de Zelenski, como gendarme de Europa, en sustitución de EE.UU., una visión un tanto atrevida cuando lo más probable es que ese país acabe perdiendo casi una quinta parte de su territorio en manos rusas.
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