Entrevista a Helena Cobban"España o Irlanda contribuyen a la paz en Gaza, pero Alemania, con el complejo por el holocausto, ahora añade su contribución al genocidio palestino"
Helena Cobban, autora de 'Understanding Hamas and Why that Matters' (Por qué importa entender a Hamas), cree que es importante conocer a Hamás para que se produzca una negociación política efectiva que facilite el alto el fuego y una nueva Administración para israelíes y palestinos.

Londres-
La americana Helena Cobban, especialista en Oriente Medio, lleva muchos años viajando por EEUU, Oriente Medio y Europa; no obstante, asegura que “nunca, como profesional, se ha sentido tan humillada como en la London School of Economics (LSE) de Londres”. El motivo de la humillación han sido las condiciones de la universidad para presentar su libro Understanding Hamas and Why that Matters (Por qué importa entender a Hamás) a raíz de la protesta de la embajadora israelí, Tzipi Hotovely, quien pidió a la LSE la cancelación del acto “para no dar voz a los terroristas en una institución tan valorada como la LSE”. La universidad, aludiendo a la libertad de expresión, mantuvo el acto, celebrado el pasado lunes, pero puso estrictas condiciones a los participantes: cinco minutos de intervención y prohibido decir palabras como “demonizar” o “solidaridad”.
Nunca, como profesional, me he sentido tan humillada como en la London School of Economics de Londres
La audiencia al acto se limitó a los estudiantes de la LSE, registrados previamente para el evento. Los periodistas, incluida la que escribe, previamente registrada, no tuvieron acceso a la presentación. En la calle, un piquete de sionistas provocaba a un grupo de pro-palestinos con preguntas tan incomprensibles y absurdas como: “¿Eres idiota u odias a los judíos?”. Unos incidentes que se repiten en las calles de Londres, donde las organizaciones pro-palestinas son las más numerosas y activas de Europa. A la cabeza de ellas, Palestinian Solidarity Campaign (PSC), fundada en 2004, convocante de una manifestación mensual en el centro de la ciudad que reúne a cientos de miles de personas cada mes.
El incidente diplomático disparado por la embajadora israelí tensó la llegada de Helena Cobban. “Me preocupaba que al llegar al aeropuerto de Heathrow me pudieran requisar el móvil, el ordenador y tener que darles la contraseña, porque les ha ocurrido a otros colegas”, cuenta Helena. A ella no la trataban así ni cuando acudía a sus citas con el fallecido Yasser Arafat para su libro sobre la Organización para la Liberación de Palestina (PLO, siglas en inglés).
Me preocupaba que al llegar al aeropuerto de Heathrow me pudieran requisar el móvil, el ordenador y tener que darles la contraseña
Al cabo de dos días de los incidentes en la cacareada LSE y pasado el susto, Helena Cobban cuenta a Público que “es posible llegar a un acuerdo como el que anunció a finales de 2023 el ministro de Exteriores catarí, que hubiese evitado 13 meses de genocidio y los miles de muertos que han causado”. Al parecer de Helena y académicos colaboradores en el libro citado (Rami Khouri, Paola Caridi, Khaled Hroub, Mouin Rabbani, Jeroen Gunning y Azzam Tamimi), Hamás es un movimiento de resistencia política a la ocupación militar y la colonización por parte de Israel, como lo fueron el IRA-Sin Fein en Irlanda del Norte; el Congreso Nacional Africano, en Sudáfrica; el Mau Mau, en Kenia; el Frente de Liberación Nacional, en Argelia; el Viet Cong, en Vietnam, etc. “Todos ellos han tenido un ala militar y una política y han sido tildados de terroristas por EEUU o los gobiernos occidentales, que acaban reconociéndolos como interlocutores, pero primero los etiquetan de terroristas”, comenta Helena.
Siguiendo el paralelismo del Congreso Nacional Africano (ANC) y su líder, Nelson Mandela, el conocido como Mandela palestino es Marwan Barghouti, sobre quien Helena piensa que “es una figura unificadora para los palestinos, proviene de Fatah [partido moderado que domina en Cisjordania], ha unido a los prisioneros de Hamás y Fatah en una declaración que hizo hacia 2006-2007, pero lleva encarcelado más de 20 años, como Mandela, a quien encerraron por fundar el ala militar del ANC, y acabó como un héroe mundial”. Según Cobban, una veintena de prisioneros palestinos han muerto en las cárceles israelíes por las torturas a las que han sido sometidos desde el 7 de octubre de 2023.
En Understanding Hamas and Why that matters, el organigrama de la organización está formado por el ala militar y política, los encarcelados, los campos de refugiados en los países limítrofes, palestinos en Gaza y en Cisjordania y palestinos de la diáspora o fuera de la zona. Un galimatías histórico que, al parecer de Helena, dispone de “un bureau integrado por 18 miembros que se suceden en la dirección, a pesar de los constantes asesinatos, como los de Ismail Haniya, Yahya Sinwar o Saleh al-Aruri; los llevan matando desde mucho antes del 7 de octubre y se van perpetuando; en el último año la popularidad de Hamás va en aumento y la de Fatah y la de la Autoridad Palestina en decadencia”.
Sobre los rumores de que los dirigentes de Hamás lamentan los ataques del 7 de octubre por la indiscriminada respuesta que ha ejercido el Gobierno de Israel (50.000 palestinos asesinados, según la ONU), Helena opina que “nunca puedes fiarte de cómo se interpretan en los medios occidentales las declaraciones de Hamás, pero Mouse Abu Marzouk sí ha dicho que si hubiesen sabido la violenta reacción de Israel, lo hubiesen planeado de forma diferente y el resto del bureau, creo, que no ha dicho nada al respecto”.
Nunca puedes fiarte de cómo se interpretan en los medios occidentales las declaraciones de Hamas
La llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca no augura esperanza alguna para los palestinos ni para la ONU, la única autoridad mundial cuyas resoluciones ignora Israel. A este respecto, la analista dice: “El desprecio a la ONU no es nuevo; Joe Biden ya lo tenía; por lo que se refiere a Palestina, Israel lleva 18 años de asedio en Gaza; qué va a hacer Trump no lo sé porque dice cosas distintas, según a quien habla; manda a un representante a tratar con Hamás con un mensaje distinto al de Marco Rubio, su secretario de Estado, o sale con exabruptos como el de convertir Gaza en el oasis vacacional de Oriente Próximo; no irá por el oasis, pero sí amenaza con cortar la ayuda a Egipto y eso perjudicará porque Egipto ha perdido recursos del tráfico por el canal de Suez desde que los hutíes sabotearon el paso de los barcos”.
La Conferencia de Madrid de 1991 aparece a día de hoy como un encuentro irrepetible en la trágica historia de la destrucción de Palestina y el sionismo o la fundación de Israel desde 1948. “Madrid reunió, por primera vez, a todas las partes y todos los Estados implicados; fue una lástima que no diera más frutos porque Israel fragmentó los acuerdos en comisiones para el agua, los refugiados y cosas así que diluyeron cualquier avance político; en 1992, las elecciones americanas las ganó Clinton, se rodeó del lobby judío de Madeleine Albright y no se avanzó en la causa palestina; y al año siguiente, en 1993, los acuerdos de Oslo fueron un desastre para los palestinos, hasta el trazado de carreteras en Cisjordania favorecía a Israel y perjudicaba a palestinos; a Yasser Arafat le aconsejaron no firmarlos, pero era vanidoso”. En Oslo se acordó poner los cimientos para la creación de dos Estados, un pacto que no ha salido del papel en el que se firmó.
Si la era Trump no traerá nada bueno a Palestina, a tenor de Helena, a la cabeza de la ONG Just World Educational, con sede en Virginia (EEUU), las divisiones en Europa tampoco contribuirán a un proceso de paz. “Algunos países como España o Irlanda contribuyen a la paz, pero otros como Alemania, con el complejo de culpabilidad histórica por el holocausto, ahora añaden la contribución al genocidio palestino; su comportamiento me parece un escándalo”, explica Helena, quien repite el confort en el que vivimos en una cafetería de Londres, en contraste con la vida cotidiana en Gaza. “Allí los perros son los únicos que engordan, porque comen los cadáveres enterrados en los escombros”, una apostilla que Helena rescata de un oficial de la ONU de visita a Gaza en su cuenta de X y que pone los pelos de punta, mientras los políticos de Oriente y Occidente empiezan a hablar de quién reconstruirá Gaza y cuál es el futuro de los dos millones de palestinos que no tienen adónde ir.
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