Este artículo se publicó hace 13 años.
El desplante de Cameron a la UE abre un brecha en su coalición de gobierno
Su número dos, el líder liberaldemócrata Nick Clegg, le reprocha que Reino Unido haya quedado "marginado"
El veto del conservador David Cameron al nuevo tratado de la Unión Europea para reforzar la disciplina fiscal ya le está pasando factura al primer ministro británico, no sólo dentro de su coalición de gobierno sino incluso en el seno de su propio partido.
El viceprimer ministro y líder de los liberaldemócratas, Nick Clegg, afirmó ayer estar "amargamente decepcionado" por el hecho de que Cameron volviera de Bruselas "con las manos vacías". En una entrevista que concedió al programa de Andrew Marr en la BBC considerado el espacio de debate político más influyente de la cadena pública británica, Clegg definió el desplante de Cameron como "negativo para Reino Unido" y recalcó que ahora el país afronta la posibilidad de "quedarse aislado y marginado".
Clegg acusa al jefe de Gobierno de haber vuelto "con las manos vacías"
Pese a que intentó suavizar sus críticas al matizar que el primer ministro "no tenía una posición negociadora fácil, ya que se enfrentaba a "la intransigencia" de Francia y Alemania, Clegg se desmarca con estas declaraciones del apoyo que inicialmente había dado a su socio de gobierno. De hecho, la propuesta que el primer ministro planteó el viernes en la cumbre de la UE para garantizar la viabilidad del euro había sido pactada previamente con el Partido Liberal Demócrata.
Aun así, el viceprimer ministro justificó ayer su cambio de postura con el argumento de que Cameron debería haber "vuelto con algún acuerdo"; al entender que no ha sido así, Clegg cuestionó la destreza del jefe de Gobierno a la hora de presentar la propuesta británica y recabar apoyos en el resto de países de la Unión.
Reino Unido fue el único de los 27 países de la UE que se negó a apoyar un pacto fiscal que recoge, por ejemplo, la obligatoriedad de incluir un límite al déficit en las constituciones de los países miembros, el control exhaustivo de los presupuestos por parte de la Comisión y los castigos automáticos a quienes incumplan esta férrea disciplina presupuestaria. Un paquete de medidas muy criticadas por los sindicatos, que temen que la reforma se traduzca en recortes de los servicios sociales, de los derechos laborales y de las pensiones, con la consiguiente pauperización de las clases más desfavorecidas.
"Una posición de uno contra 26 no es buena", sostiene el liberaldemócrata
Proteger al poder financieroEl negro panorama esbozado por los sindicatos y los colectivos sociales no ha sido lo que ha disuadido a Cameron de sumarse a la reforma promovida por Alemania y Francia. Al contrario, el primer ministro británico vetó el pacto al ver rechazada su exigencia de incluir en el acuerdo fiscal una serie de salvaguardias con las que pretendía blindar el poder financiero de su país, encarnado en la City de Londres, que genera un 9% del PIB británico.
Al vetar Reino Unido la reforma del Tratado de Lisboa, que requería unanimidad, el resto de estados optó por un acuerdo intergubernamental de cuyo diseño Londres quedará excluido.
Incluso en el Partido Conservador hay voces que censuran el veto británico
Es este aislamiento el que preocupa a Clegg y a su partido, considerado el más europeísta del país: "Nadie puede pensar que será bueno para Gran Bretaña a largo plazo estar en una posición de uno contra 26".
El número dos de la coalición de Gobierno británico dejó entrever luego que la rotunda negativa de Cameron a aceptar el nuevo pacto fiscal europeo se debe a las presiones del sector más euroescéptico de su partido, muy reticente a cualquier cesión de soberanía en favor de Bruselas.
Clegg se ha distanciado de Cameron con el apoyo de la plana mayor del Partido Liberal Demócrata, especialmente del ministro de Empresa, Vince Cable, que ha criticado que se equipare "el interés nacional con el de los bancos y los servicios financieros".
Incluso dentro del propio Partido Conservador, el veto del primer ministro ha provocado división y ya han surgido voces que cuestionan la táctica de su líder.
Por ejemplo, la del ministro de Justicia, Ken Clarke, que ha calificado de "decepcionante" y "sorprendente" el resultado de la cumbre. Clarke ya ha anunciado que preguntará al primer ministro en la Cámara de los Comunes, donde tiene previsto comparecer hoy mismo para explicar las razones de su veto al nuevo pacto fiscal europeo.
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