Público
Público

Bruselas pone la alfombra roja a Zelenski

La UE reaviva la batalla migratoria con el foco en los muros. Los Estados más halcones con la política de 'cero refugiados', como Austria y Hungría, presionan para que Bruselas se comprometa a financiar la construcción de vallas fronterizas.

Ursula von der Leyen y Josep Borrell en su encuentro con Volodímir Zelenski.
Imagen de archivo de Ursula von der Leyen y Josep Borrell en su encuentro con Volodímir Zelenski. Servicio de prensa presidencial ucraniano / EFE

Volodimir Zelenski se ha convertido en el "invitado especial" de la cumbre europea de este jueves. Tras seis intervenciones en el Consejo Europeo a través de videollamada, Bruselas acoge por primera vez al mandatario en persona al edificio del Justus Lipsius.

Es la segunda vez que abandone su país desde el inicio de la guerra, tras el viaje relámpago que realizó en diciembre a Estados Unidos. Pero antes de poner un pie en la capital comunitaria, el mandatario ha hecho paradas previas en Londres y París. Un alto en el camino que en los pasillos de la capital comunitaria evitan criticar.

La UE se ha engalanado para recibir a Zelenski tan solo una semana después de que los líderes de las instituciones comunitarias desembarcaran en Kiev para una cumbre bilateral. No obstante, la fuerza de dicha cita es puramente simbólica. Las fotografías, los halagos, las reuniones bilaterales y las banderas ucranianas unidas a las europeas serán la noticia central de un encuentro del que no se esperan grandes anuncios como más sanciones, más avances en el proceso de ampliación o más paquetes de apoyo a Ucrania.

La UE, eso sí, ha hecho gala de los 67.000 millones que ha destinado durante estos doce meses en apoyar al país desde todas las arterias: humanitaria, financiera y militar.

En la capital comunitaria se refieren a esta cumbre europea como una de las más raras. Por motivos obvios. Tras el secretismo que ha habido sobre la visita de Zelenski, finalmente, el dirigente ha comparecido ante el Parlamento Europeo. El mandatario ucraniano mantendrá diferentes reuniones bilaterales en el Consejo Europeo con un objetivo: redoblar la presión para que los europeos le envíen más armas y más rápidamente ante la ofensiva rusa que en Kiev y Bruselas esperan en el marco del primer aniversario de guerra fechado a fuego en el calendario el 24 de febrero.

De vuelta al Consejo Europeo

Esta cumbre extraordinaria ha sido eclipsada por el aterrizaje de Zelenski en la capital comunitaria. Pero una vez que el "invitado especial" regrese a su país, los 27 líderes europeos regresarán a su agenda prevista centrada en cómo responder a los macro subsidios de Estados Unidos y de China y en cómo abordar el tema migratorio. Sendos temas son altamente divisorios.

El debate en torno a la migración es el más tóxico, visceral y divisorio de la agenda europea

La UE suma ocho años sin una política de asilo común. El debate en torno a la migración es el más tóxico, visceral y divisorio de la agenda europea. Y tras años en el cajón de sastre, ahora parece regresar para quedarse. Lo hace de la mano de los países que están acusando el aumento de llegadas de migrantes y solicitantes de asilo en sus fronteras. La ruta de los Balcanes Occidentales aumentó el año pasado en un 150% y en el conjunto de la UE, las llegadas irregulares alcanzan ya cifras de 2016, poco después de la crisis de refugiados de 2015.

A lo largo de estos años de parálisis, el tono y las políticas migratoria en el grueso de la UE han girado a posturas cada vez más duras, fagocitadas en varias ocasiones por el discurso de la extrema derecha. El lenguaje que criminaliza a las ONGs que operan en el Mediterráneo ha ganado espacio. También el que pone el foco en los traficantes de personas. Hay poco o cero consenso entre las capitales para avanzar y culminar en el Pacto de Asilo. El único denominador común entre los Veintisiete pivota en torno al control fronterizo y en aumentar los acuerdos con países terceros de origen y tránsito. Pero el espacio hacia la solidaridad y la responsabilidad entre socios europeos se diluye por el camino.

'Los muros protegen a Europa'

Con este telón de fondo la UE desempolva el tema migratorio. Lo hace con el ultraconsevador Víktor Orbán, primer ministro húngaro, asegurando que los "muros protegen a Europa". Y lo hace también con el canciller austriaco, Karl Nehammer, amenazando con bloquear las conclusiones finales de la cita si sus socios comunitarios no se comprometen a tomar medidas urgentes y concretas para "frenar la inmigración irregular".

Lo que buscan capitales como Budapest y Viena es que la UE financie con presupuesto europeo la construcción de muros y vallas en sus fronteras. Es un debate viejo y con dudas legales. La normativa europea estipula que los "fondos europeos pueden apoyar infraestructuras, sistemas o servicios destinados a implementar controles fronterizos o de vigilancia". Un lenguaje al servicio de la interpretación. Un informe reciente del Parlamento Europeo advierte de que los muros fronterizos cierran el acceso a un territorio limitando el derecho y la seguridad de las personas que buscan amparo internacional.

Hace unos años, el debate se zanjó con la negativa de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Hasta la fecha, la alemana ha descartado que "los alambres de púas o los muros" se paguen con dinero europeo, aunque su equipo sí que ha visto con buenos ojos que lo hagan los Gobiernos con los presupuestos nacionales. Mucho más dispuesto ha sido Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, que ha avalado esta opción sin tapujos ocasionando otro foco -más- de tensión con la institución del otro lado de la Rue de la Lois.

La preocupación actual de los europeos se cierne sobre la frontera que separa a Turquía y Bulgaria

En una UE que no hace tanto alzaba la voz por el muro de Donald Trump en la frontera mexicana han brotado desde 2014 más de 1.800 kilómetros de nuevas vallas y muros en las fronteras internas y externas, según un informe del Parlamento Europeo. La preocupación actual de los europeos se cierne ahora sobre la frontera que separa a Turquía y Bulgaria, primera puerta en la ruta de los Balcanes. Austria pide unos 2.000 millones de euros para extender esta barrera. En Bruselas ya no cierran la voz de forma tan vehemente con esta idea. Pero los fondos son limitados. El Marco Financiero Plurianual contempla una partida de 6.000 millones para infraestructuras y control fronterizo. Y ya se han colocado 3.100 millones. Por ello, ya comienzan a cocinarse los planes para extender la ayuda destinada a frenar las salidas de este punto.

Fuentes europeas reconocen que la "toxicidad" es elevada en este debate político. Las capitales llegan con sensibilidades, enfoques, citas electorales y preocupaciones distintas. A Austria le preocupa la frontera terrestre; a Italia, el Mediterráneo; a Alemania, los movimientos secundarios; a Hungría y Polonia, la reubicación obligatoria. Las discusiones en materia migratoria han sido en la última década las más incendiarias y pasionales. Pero el denominador común sigue siendo el bloqueo y la división. Y ocho después de la llegada al Viejo Continente de un millón de refugiados, la UE busca en el exterior, la falta de unidad interior.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional