Este artículo se publicó hace 5 años.
BrexitCosas sobre el Parlamento británico que quiso saber por el brexit y nunca se atrevió a preguntar
¿Por qué siempre están gritando?, ¿Adónde va todo el mundo cuando hay que votar? ¿Quién es en realidad el ‘speaker'? ¿De verdad hay algo que llaman el ‘portcullis’? Y… ¿hay algo prohibido en este parlamento donde parece que todo está permitido?
Cristina Casero
Londres--Actualizado a
Su historia se remonta al siglo XI pero pocas veces hemos estado tan pendientes de lo que ocurría dentro del parlamento británico como ahora. Con el lío en el que se ha convertido el 'brexit' nos hemos acostumbrado a seguir sus sesiones y hasta su speaker nos resulta familiar pero… ¿sabemos qué significa todo eso que vemos?. Aquí van las respuestas a qué hacen esos señores que gritan tanto y se pasan el día entrando y saliendo.
¿Por qué parece un gallinero?
Abucheos, vítores… la Cámara de los Comunes es de todo menos un sitio tranquilo. Porque sí, los parlamentarios tienen permitido expresar su opinión a gritos. De hecho, el primer sistema al que se recurre cuando hay que celebrar una votación es así: a gritos. Aquí no hay botones en los escaños porque ya ven que todos están sentados en bancos corridos. Así que llegado el momento, el speaker pregunta a gritos quiénes están a favor y quiénes en contra. Y con gritos le responden también los del “si” y los del “no”. Si la diferencia entre unos y otros es evidente, no es necesario recurrir a ningún otro sistema de votación. Si no, comienza el ritual.
¿Adónde van todos cuando hay que votar?
Antes de que salgan verá que el speaker grita algo. Dice: ‘¡division!’. Porque eso es lo que literalmente hacen los miembros de la Cámara de los Comunes: dividirse. Se dirigen a uno de los dos vestíbulos que hay junto a la Cámara: los que estén a favor de lo que se vota entran en el de la derecha (el de los ‘ayes’) y los que estén en contra, en el de la izquierda (el de los ‘noes’), siempre según la perspectiva del speaker.
Tienen 8 minutos para hacerlo mientras cuatro diputados -dos y dos- conocidos como los ‘contadores’, se colocan en las puertas de acceso para eso, para contar cuántos entran en cada vestíbulo. Son ellos los que luego, de vuelta en la Cámara, gritan el resultado de la votación cuando el speaker les da paso preguntando por los “ayes a la derecha” y los “noes a la izquierda”. Todo el proceso viene a durar unos 15 minutos. Y si después hay otra votación, vuelta a empezar.
Pero… ¿Quién es el ‘speaker’?
El ‘orador’ es lo que en España vendría a ser el Presidente del Congreso de los Diputados. Se trata de un parlamentario más que, antes de tomar posesión del cargo, debe renunciar a su militancia para mantenerse imparcial. El actual speaker, John Bercow, que lleva 9 años en el cargo, era miembro del Partido Conservador. Él es la máxima autoridad de la Cámara. Aunque Bercow no es el primero que llama al ‘Order”, sin duda es el que ha convertida esta expresión en un éxito mundial. Y como nadie puede tomar la palabra si el ‘speaker’ no se la concede, siempre hay gente levantándose para llamar su atención. Es lo que se conoce como ‘Catching the Speaker’s eye’ (‘atraer la mirada del ‘speaker’). El que lo consigue se queda de pie y habla desde su sitio gracias a las decenas de micrófonos que cuelgan del techo de la sala.
¿Por qué a veces hay gente de pie apiñada?
Es lo que parece: porque no hay sitio para todos. En la Cámara de los Comunes hay 650 parlamentarios electos pero sólo hay asientos para 427 porque aunque la población ha ido creciendo, y por tanto sus representantes, la Cámara no se ha modificado. Así que si un diputado quiere reservar un sitio, tiene que llegar pronto por la mañana y dejar una nota encima.
¿Por qué nunca leen discursos?
Porque está prohibido. Las intervenciones de los parlamentarios siempre son cortas porque su funcionamiento establece que leer discursos es una práctica "ajena a la costumbre de esta Cámara y perjudicial para la conducción tradicional de sus debates". Pueden tener "notas" para consultar durante sus intervenciones, eso sí, pero “no es de interés para un buen debate que las sigan al detalle".
¿Hay algo más que esté prohibido hacer?
Aunque a veces parece que no paran de insultarse, sus miembros están obligados a mantener unas normas de cortesía que les impiden decir ’tacos’, “ofender la dignidad” del Parlamento, insultar a sus compañeros o acusarlos de falta de honradez. Si esto ocurre, el speaker podrá recriminarlos y obligarles a retirar lo que hayan dicho, como ha hecho en los últimos años cuando se han usado términos como “cobarde”, “traidor”,“rata” “cretino”, “golfo”, “cerdo” o “soplón”. Pero verá que tampoco se llaman por su nombre; sólo el speaker puede hacerlo, entre ellos se llaman “honorables miembros”.
E igual que hay que cuidar el lenguaje, hay que cuidar la indumentaria. Lo indicado es “vestimenta de negocios”. Las camisetas con logos están prohibidas. También los sombreros. Pero lleven lo que lleven, no pueden quedarse con las manos metidas en los bolsillos porque eso tampoco está permitido. Ah! tampoco está bien visto aplaudir.
¿Cualquiera puede entrar?
Cualquiera…. salvo que sea usted la Reina de Inglaterra. Aunque el monarca sea una de las tres patas del Parlamento (su labor es ratificar las leyes aprobadas por los Comunes y los Lores) no puede acceder a la Cámara de los Comunes para respetarla como centro de la soberanía popular. Es así desde que en 1642 Carlos I de Inglaterra irrumpió en ella e intentó detener a cinco diputados por traición.
¿Qué son todas esas cosas encima de esa mesa?
La más importantes de todas es ‘la maza’, que simboliza la autoriadad real. Si no está encima de la mesa, la Cámara “no puede cumplir ni aprobar leyes”. Todos los días una procesión con el ‘speaker' al frente y el sargento de armas la colocan encima de la mesa; salvo que lo que se celebre ese día sea un comité, que entonces se coloca en dos soportes debajo. Las cajas sobre las que Theresa May y Jeremy Corbyn apoyan sus carpetas de notas contienen textos religiosos que se utilizan durante los juramentos. Las actuales son réplicas de las originales, que fueron destruidas durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Los libros que se ven son textos del parlamento forrados en cuero verde porque ese es el color de la Cámara de los Comunes; el color de la de los Lores es el rojo.
¡¿Hay una cosa que se llama ‘portcullis’?!
Sí. El ‘portcullis coronado’ (portón coronado) es desde 1967 el emblema oficial del Parlamento. Seguro que lo ha visto, es como el enrejado de una puerta medieval con una corona encima. Hay miles de ellos por todo el palacio: tallados en piedra, en madera, en cuero… e incluso en el ‘Big Ben’ (la gran campaña del reloj).
La razón es que éste fue el símbolo de los primeros monarcas de la dinastía Tudor, bajo cuyo mandato el Palacio de Westminster dejó de ser la sede de la corte y pasó a ser el lugar de reunión del Parlamento. Con más de mil ‘portcullis’ distribuidos por todo el recinto, era casi inevitable que acabara convertido en el símbolo que lo representa y que hoy se incluya en todas las comunicaciones relacionadas con el Parlamento para demostrar su autenticidad.
Si no son fans de la política pero aún así les suena el ‘portcullis’, quizá sea porque les guste la música electrónica. 'Ministry of Sound', una de las discotecas más famosas del mundo situada en Londres, lo tomó prestado del Parlamento para su logo y, de hecho, de ahí viene también su nombre (‘Ministerio del Sonido’).
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