Este artículo se publicó hace 13 años.
Berlusconi: "No me rindo"
El ex primer ministro defiende su acción de gobierno y descarta retirarse de la política
¿El fin de Berlusconi? No parece que esté cerca. El ex primer ministro italiano dio ayer un golpe encima de la mesa y en un gesto para marcar su terreno se dirigió a los italianos en un mensaje de vídeo de contenido inquietante en el que descartó retirarse de la escena política y se puso a disposición del nuevo Ejecutivo.
Podría tomarse como una posición responsable si no fuera porque lo hizo escasos minutos después de que Mario Monti entrara en el Palacio del Quirinal para recibir del presidente de la República, Giorgio Napolitano, el encargo de formar Gobierno. Il Cavaliere ha dimitido, pero este golpe de escena cuando se iba a anunciar quién sería su sucesor tiene un cierto aroma a que quiere sacar ventaja del papel que se ha encontrado.
"Ha prevalecido la lógica de los pequeños chantajes", asegura
"He dimitido por sentido de responsabilidad y de Estado, para evitar un nuevo ataque de especulación financiera y sin que el Parlamento, jamás, me haya retirado la confianza", dijo con tono compungido y el rostro visiblemente desgastado por la intensidad de estos días.
"Debemos hacer frente a la crisis unidos. Ha llegado el momento de poner de lado los intereses individuales. Tenemos que cumplir con las reformas prometidas a la Unión Europea. Sea el Gobierno que sea, nadie nos podrá quitar nuestra soberanía y la autonomía de nuestras decisiones", añadió Il Cavaliere.
A partir de aquí fue cuando se acabó el "sentido de Estado" y afloró el verdadero Berlusconi, que tuvo palabras para los miles de personas que en la noche del sábado se echaron a las calles de Roma para celebrar su dimisión: "Frente a los que celebraron ayer lo que se ha denominado como mi salida de escena hay millones de italianos que saben que hemos hecho lo imposible por preservar a nuestras familias y a nuestras empresas de la crisis global que ha golpeado a todos los países avanzados, no sólo al nuestro".
Berlusconi conserva la mayoría en el Senado, que le da poder de veto
"Por eso les digo que no me rindo y redoblaré mis esfuerzos en el Parlamento para llevar a cabo las reformas que necesita Italia. La reforma fiscal, la de la Justicia y la de las instituciones", remató.
Il Cavaliere es sabedor del poder que ostenta aún el Parlamento y de que muchos italianos no contemplan su salida como una situación normal. Así que, haciendo gala del victimismo de siempre y tirando de orgullo, se declara disponible para jugar la partida que le han impuesto los mercados.
Por la mañana fue dejando caer que esta será su línea definitiva. Berlusconi envió al diputado del Pueblo de la Libertad, Santo Storace, que participaba en un congreso del partido La Destra en Turín, un mensaje que fue leído en público. "Hemos trabajado con la conciencia de que la mayoría querida por los electores tenía el derecho y la obligación de gobernar. Pero al final en el Parlamento prevaleció la lógica de los pequeños chantajes y del transformismo, que son el vicio más antiguo de la política italiana".
L'Unità' cree que el exlíder aspira a ser portavoz de su grupo en el Parlamento
El ex primer ministro hará valer un hecho que la oposición parece haber olvidado: Il Cavaliere ha perdido la mayoría en la Cámara Baja, pero conserva casi intacta la del Senado. Los diputados y senadores siguen siendo los mismos por mucho que el Ejecutivo haya cambiado.
La llave del GobiernoDe la Cámara Alta, en la que el Pueblo de la Libertad (PdL) puede contar aún con 170 votos de 315, parten las leyes y sin su voto favorable no se pueden aprobar. Y he aquí el sentido de la frase "podemos retirarle nuestro apoyo cuando queramos" que Berlusconi dejó caer a los suyos.
¿De qué dependerá su apoyo? Básicamente de que Monti y su equipo de economistas se ciñan al calendario y al programa, el de Berlusconi, no el de Supermario. Por tanto, del defecto de forma de la transición nacen los primeros impedimentos para que el Gobierno haga un recorrido lo más limpio y justo posible hasta el final de la legislatura en la primavera de 2013. No se debe subestimar la posición de Il Cavaliere, que por primera vez en 17 años de carrera política tiene enfrente a un adversario que puede poner en peligro su monopolio audiovisual y su inmunidad judicial. Al final, todo se reduce al conflicto de intereses y a sus problemas con la Justicia.
En el Parlamento la situación es distinta. Monti tendrá el apoyo de toda la oposición y, a priori, del PdL. Pero incluso en el caso de que fallara el sector más apegado a Il Cavaliere, todavía tendría unos 400 escaños, cuando sólo precisa 315 para gobernar. Pero los tentáculos de Berlusconi para fiscalizar al Ejecutivo podrían alargarse. El diario L'Unità aseguraba ayer que cabe la posibilidad de que el ex primer ministro quiera ser el portavoz del PdL en la Cámara Baja.
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