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Arabia Saudí se hunde en su Vietnam yemení

Transcurridas tres semanas desde el inicio de la intervención militar extranjera en Yemen, Riad está liderando una coalición suní más pequeña de la deseada, y sigue deshojando la margarita sobre si enviar o no tropas terrestres

Personal de rescate traslada el cuerpo sin vida de una persona que falleció en un ataque aéreo en Ibb. - EFE

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN.- Después de veinte días de bombardeos aéreos sistemáticos, la coalición de países suníes que lidera Arabia Saudí se enreda más y más en Yemen sin que a día de hoy se vea una salida a un conflicto que puede tener amplias repercusiones para todo Oriente Próximo.

Algunos analistas árabes señalan que la intervención militar extranjera está creando un Vietnam a la medida de Riad, ya que por el momento el ejército saudí ni mucho menos ha obtenido una victoria clara, ni ha conseguido resolver el conflicto por la vía política. Más bien al contrario, los cazas saudíes y aliados están centrando los bombardeos en zonas y objetivos civiles con el argumento de que se trata de objetivos que los milicianos huthi utilizan para sostenerse militarmente y como depósitos de armas.

La capital, Sana, está sin electricidad y lo mismo ocurre con Adén, en el sur, y con otras ciudades del país. Los saudíes han destruido los depósitos de carburante que justamente permiten abastecer las gasolineras, alimentar las centrales eléctricas y alimentar los generadores particulares.

Los bombardeos no excluyen escuelas, hospitales, hoteles, instalaciones deportivas o campos de desplazados

Los bombardeos no excluyen escuelas, hospitales, hoteles, instalaciones deportivas o campos de desplazados. Incluso Estados Unidos ha advertido a Riad que debe marcarse un número de objetivos limitados para que el conflicto "no se convierta en una guerra abierta", es decir en un nuevo Vietnam.

Carta blanca de Washington a Riad


Las cifras de civiles muertos y desplazados desde el inicio de la operación Tormenta Decisiva el pasado 26 de marzo comienzan a ser demasiado elevadas. Según Naciones Unidas, el número de civiles fallecidos se eleva a 648 mientras que el número de desplazados se cuenta por decenas de miles.

Los datos facilitados por los huthi son más dramáticos, pues sitúan los muertos en 2.571, incluidos 381 niños y 214 mujeres, y el número de heridos en 3.897, mientras que calculan que hay unas 40.000 familias desplazadas sólo en las últimas tres semanas. Estas mismas fuentes dicen que 2.265 viviendas han resultado destruidas total o parcialmente, lo que revela tanto la amplitud de los bombardeos como el que todo se haya convertido en objetivo militar.

Funcionarios americanos han declarado al The Wall Street Journal que "dudan" de la eficacia de tanto bombardeo masivo (hasta el pasado viernes los saudíes reconocieron 1.200 salidas de sus cazas). Sin embargo, en medios políticos árabes se comenta que la Casa Blanca ha dado carta blanca a Riad para seguir bombardeando a diestro y siniestro a cambio de que los saudíes no denuncien públicamente el acuerdo marco a que a principios de abril llegaron estadounidenses e iraníes sobre el programa nuclear de este país.

Militantes leales al presidente yemení, Abd Rabbo Mansur Hadi, en la ciudad de Aden. - REUTERS

Militantes leales al presidente yemení, Abd Rabbo Mansur Hadi, en Aden. - REUTERS

De hecho, la preocupación que los estadounidenses aducen en los medios de comunicación no concuerda con sus acciones, puesto que han reconocido que han intensificado el envío de armas a los saudíes, que es una forma de dar el visto bueno a la operación Tormenta Decisiva, y también están contribuyendo al bloqueo de los puertos que utilizan los huthi.

Algunos medios regionales señalan que los saudíes están preparando una ofensiva terrestre, con lo cual el paradigma de Vietnam estaría aún más vivo. Sin embargo, el intento de involucrar a los ejércitos de tierra de Pakistán, Turquía y Egipto, todos ellos países suníes, no ha dado ningún resultado hasta ahora y Riad sigue deshojando la margarita en soledad.

La operación Tormenta Decisiva se está llevando a cabo al margen del Consejo de Seguridad de la ONU, algo que Moscú ha denunciado

Se ha de tener en cuenta que la operación Tormenta Decisiva se está llevando a cabo al margen del Consejo de Seguridad de la ONU, algo que Moscú ha denunciado, aunque es obvio que Estados Unidos y sus aliados tienen patente para atacar cualquier sitio sin necesidad de pasar por el organismo de Naciones Unidas.

De acuerdo con una ONG sueca que lleva a cabo el escrutinio de venta de armas en todo el mundo, Arabia Saudí aumentó en un 17% la adquisición de armamento en 2014, lo que sitúa a este país a la cabeza del planeta, pero es evidente que el conflicto de Yemen hará que este año aumente aún más significativamente, y esto redundará en un gran beneficio crematístico para las grandes democracias occidentales.

Pulso entre Israel e Irán por la región

El conflicto de Yemen está directamente relacionado con el pulso que mantienen Israel e Irán por el control de la región, y una buena muestra de ello es la comparación que acaba de hacer The New York Times entre los huthi, que son chiíes, y el Hizbola libanés, que también es chií. El diario ha dicho que "hay que acabar con los huthi" para que no se conviertan en un nuevo Hizbola apoyado por Teherán.

La superioridad financiera de Arabia Saudí, y su superioridad militar, no han conseguido de momento sus objetivos, de ahí que el riesgo de que el conflicto degenere está vivo y puede tener nefastas consecuencias para los saudíes, cuya principal razón de ser es perpetuar a la casa Saud en el poder.

El ministro de Exteriores Saud al Faysal señaló el lunes que su país "no está en guerra con Irán", lo cual no es del todo cierto, y pidió a Teherán que "deje de apoyar las actividades criminales de los huthi contra el gobierno legítimo de Yemen", cuyo presidente, Abd Rabbo Mansur Hadi, sigue exiliado en Arabia Saudí.

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