Este artículo se publicó hace 16 años.
Apagan la antorcha olímpica en París y la meten en un autobús
La llama tuvo que apagarse por "problemas técnicos", según la Policía. Ocho personas que intentaron boicotear el acto fueron detenidas. El resto de relevos se han cancelado y el recorrido se ha finalizado en autobús
Por primera vez en la historia de los Juegos la antorcha olímpica tuvo que apagarse. Ha sido en París, donde ni siquiera la Seguridad del presidente de la República ha sido capaz de frenar las protestas contra China. En París, como ya sucediera en Londres, el recorrido de la llama ha servido, más que para honrar al espíritu de los Juegos, para denunciar las constantes violaciones de los derechos humanos por parte del gobierno de Pekín.
Además, la Policía ha decidido que el trayecto de la tarde se haga directamente en autobús para evitar que los incidentes que ha habido durante toda la mañana fueran a más. Aunque la orden, según el alcalde de París, Bertrand Delanöe, venía directamente de la embajada de China en Francia: "Han sido los comisarios y organizadores chinos los que han decidido cambiar el itinerario y que la llama no se parase en Hôtel de Ville, tomo nota", dijo a la prensa visiblemente enfadado.
Cuando ya acumulaba casi dos horas de retraso, la antorcha fue introducida en un autobús tras su paso frente a la Asamblea Nacional (la cámara de diputados francesa), ante la cual se desplegó una pancarta en favor del Tíbet y donde varios parlamentarios se manifestaron en favor de los derechos humanos y cantaron "La Marsellesa". Desde allí se dirigió directamente al estadio de Charlety, junto al Comité Olímpico Francés, lugar previsto para acabar el recorrido de la antorcha.
En las inmediaciones del estadio de Charletyun grupo de activistas pro tibetanos se enfrentó con otro que defendía los Juegos en China. Los dos bandos enarbolaron banderas y corearon lemas antes de enzarzarse en una pelea que obligó a intervenir a la Policía. La antorcha abandonará hoy el territorio francés con destino a San Francisco, en Estados Unidos.
Apagado y encendidoLos principales oprganizadores del mini boicot, Reporteros sin Fronteras, se han esmerado por que esa bandera negra con esposas que simulan a los aros olímpicos estuviera presente por todo el recorrido. Primero, en la torre Eiffel; más tarde, en el mismísimo ayuntamiento de París, junto con otra bandera tibetana; y, finalmente, en plena avenida de los campos Elíseos. Los bomberos y la Policía se han dedicado a ir quitando estos emblemas y a pedir a la gente que los bajara. Sin embargo, sí se permitían las banderas chinas y francesas.
El momento clave del recorrido ha sido cuando las autoridades han tenido que apagar la antorcha y meterla en un autobús a eso de las 13.30 horas de la tarde, por "razones técnicas" a la altura de la sede de France Télévion, según la Policía parisina. 20 minutos más tarde volvía a encenderse.
Ocho detenidosNo sólo los tres activistas de Reporteros sin Fronteras que se subieron a la Torre Eiffel para desplegar la bandera negra antes nombrada han sido detenidos. También la vice presidenta del Consejo Regional de Ile-de-France, Mireille Ferri, de los Verdes, que se presentó en el tramo del recorrido que pasaba por los Campos de Marte con un extintor. La razón, según su partido, es que "esa llama no representa el espíritu de los Juegos Olímpicos, la verdadera de llama está en el corazón del pueblo tibetano y de los defensores de los derechos del hombre".
Otro ecologista, Sylvain Garrel, fue detenido justo cuando intentaba acercarse a la antorcha gritando "libertad para el Tíbet, libertad para el pueblo chino, boicot a los Juegos" en el transcurso del recorrido.
Cuatro hombres más fueron arrestados poco después del mediodía por intentar entorpecer el recorrido. Dos de ellos llevaban una bandera del Tíbet que se tiraron al suelo al paso de la llama y otros dos militantes de Reporteros sin Fronteras que intentaron saltarse el cordón policial para aproximarse a la antorcha.
Después de todo, la llama llegó a su destino. 3.000 policías, 65 agentes motorizados y otros 100 en monopatín no han sido capaces de parar una idea que cada vez toma más cuerpo: el boicot a los Juegos. Un boicot que incluso el mismísimo Sarkozy estaría dispuesto a llevar a cabo si China no pone fin a la violencia en Tíbet y libera a los actvistas detenidos.
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