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El sorteo reflota Almagro

El pueblo, azotado por las inundaciones en diciembre, renace con el 42.653

DANIEL AYLLÓN

'El premio ha sido una bomba económica para el pueblo', explicaba ayer efusivo Luis Maldonado, el alcalde de Almagro (Ciudad Real), una población de 9.500 habitantes y con mil parados. El segundo premio del sorteo de El Niño, el 42.653, tocó íntegro en la administración de lotería número 1.

La inyección económica en Almagro con un presupuesto municipal de seis millones de euros fue de 60 millones.Tras la devolución del 88% de los billetes del primer premio, en Castelldefels, Almagro es la localidad que más dinero ha recibido del sorteo.

Al drama del desempleo de este pueblo manchego, se sumaron en diciembre las fuertes nevadas e inundaciones que azotaron toda la comarca y que arrasaron los campos de cultivo. Ángel, con sus dos décimos ya en el banco (200.000 euros), fue uno de los afectados. Desde la primera gran nevada del 14 de diciembre y las trombas de agua posteriores, no ha podido instalar ninguna de las vallas agrícolas que solía construir por el mal estado del terreno y la escasez de fondos de los agricultores. 'Con este dinero podré pagar los 16.000 que le debo a Hacienda, liquidaré una de las dos hipotecas y ampliaré mi negocio', destacó exultante tras levantar a su familia sin regalos de reyes, por primera vez en su vida. 'Además, este año sí que iremos de vacaciones', añadió.

Junto a él, decenas de personas celebraron la noticia en el bar San Francisco, que vendió más de la mitad de los números: 35 series. Su dueño, José Antonio, compró cuatro décimos y lo festejó con una barra libre. En tres horas, los vecinos acabaron con todas las bebidas del local. Al echar el cierre, a las cuatro de la tarde, el dueño trataba de convencer a su mujer: 'Me da igual el dinero que tengamos ahora. Yo no quiero dejar el bar'.

Tres de los ocho hermanos de José Antonio también compraron boletos. 'Yo me lancé del tractor y me revolqué en el barro cuando escuché el número por la radio', explicó Luis, el más pequeño, de 44 años. Por primera vez desde que empezó a trabajar a los 16 años, no pudo librar el día de reyes: 'Había que darse prisa para no perder la cosecha. Las lluvias habían arruinado la recogida del cereal, las patatas y la aceituna'.

El responsable de la administración de Lotería, Vicente, destacó la importancia de que el premio 'haya tocado a gente obrera y aceitunera. El bar abre a las seis de la mañana y la mayoría compró su décimo mientras tomaba el café antes de ir a trabajar'. La sede de Vicente ha vendido el 42.653, a diario, los últimos 23 años, con 80 abonados.

Uno de los sobrinos del lotero, Miguel Ángel, de 36 años y trabajador de Viajes Marsans, vagaba por el pueblo con la pena de haber palpado El Gordo de Navidad (tocó en masa a los trabajadores de su oficina) y el segundo premio de El Niño. Sus amigos bromeaban con unas cervezas: 'Ahora nos toca volver a consolarle. Pero en el fondo estamos contentos porque todos conocemos a alguien en el pueblo al que le ha tocado'.

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