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Rajoy es elegido presidente con la abstención de PNV y Amaiur

CiU vota al final en contra del líder conservador. Inquietud en el seno del PP ante el anuncio de los nombres de los ministros del nuevo Gobierno, que se conocerán esta tarde

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"Me siento contento", dijo ayer Mariano Rajoy al salir por la puerta del pleno del Congreso tras ser investido presidente del Gobierno. El dirigente conservador ha tenido que esperar dos legislaturas para verse al frente del cargo. En 2008, tras su segunda derrota electoral, fue muy cuestionado internamente. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, llegó a decir que algo se estaba haciendo "muy mal" en la dirección nacional de su formación. Ahora habrá que ver quién le tose estando en la Moncloa.

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Sin sorpresas. A Rajoy le bastaba con que le votaran los suyos gracias a su mayoría absoluta. Finalmente contó con 187 votos a favor (porque también le respaladaron los parlamentarios de Foro Asturias y Unión del Pueblo Navarro). Hubo 149 en contra (PSOE, CiU, UPyD, BNG, ERC, Compromís-Equo, Geroa Bai y el grupo denominado la Izquierda Plural compuesto por IU, ICV-EuiA y CHA) y 14 abstenciones (la de PNV, Amaiur y Coalición Canaria). Obtuvo 15 votos menos que José María Aznar en 2000 y 18 más de los que logró José Luis Rodríguez Zapatero en 2008.

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"A usted no le debo absolutamente nada", le dijo Rajoy al portavoz de Amaiur

La decisión de los siete diputados de la coalición aber-tzale resultó extraña. Luego estos aclararon que lo habían hecho porque no consideraban que fuera asunto suyo. Los nacionalistas vascos lo hicieron ante el compromiso de Rajoy de mantener con su formación una "interlocución destacada" tanto sobre las medidas para afrontar la crisis como sobre la situación creada con el anuncio de ETA de abandonar su actividad.

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Los canarios optaron por esperar a ver cómo se concretan los compromisos que Rajoy ha adquirido con su comunidad. Los catalanes se opusieron porque se habían desatendido sus reclamaciones, entre otras, la de un pacto fiscal.

Hoy jura el cargo en la Zarzuela, luego va a Moncloa y después despacha con el rey

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En el momento en que conoció el resultado de la votación, al nuevo jefe del Ejecutivo se le tuvo que pasar por la cabeza lo que ha vivido en este tiempo y que en el partido han definido alguna vez como "una auténtica peregrinación". Por eso, en los pasillos de la Cámara Baja recordó todo el tiempo que lleva trabajando "en defensa de unas ideas" y a aquellos que le habían "ayudado". "Es muy reconfortante ganarse la confianza de los españoles", reconoció el sexto presidente de la democracia española que tantas veces se ha sentido tan solo entre los suyos.

Después de saludar a Zapatero, a Alfredo Pérez Rubalcaba, despedirse de Elena Salgado, hacerse una foto con Josep Antoni Duran i Lleida que el portavoz de CiU buscó clarísimamente y abrazar a algunos de los suyos, Rajoy comentó en los pasillos de la Cámara que las cosas van a estar "díficiles" pero que tenía "ganas, ilusión y determinación para llevar España adelante".

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El presidente del PP pidió a todos su implicación en la tarea de salir de la crisis porque un gobierno "no lo puede absolutamente todo". "Cuantas más personas ayuden y se sumen a este proyecto de recuperación nacional, sin duda alguna muchísimo mejor para los intereses de todos los españoles", destacó olvidándose por un momento de que en la oposición pecó en muchas ocasiones de hacer lo contrario de lo que estaba predicando. A Rajoy se le vio firme en su escaño desde primera hora de la mañana. No pudo, como en otras ocasiones ausentarse y seguir las intervenciones del resto de grupos desde su despacho. Aún le quedaban varios portavoces por escuchar.

A lo largo de la mañana se vivieron dos momentos bastante tensos. El primero fue con Amaiur. "Yo a usted no le debo absolutamente nada. Ni yo ni la sociedad española somos acreedores", fue la frase que le espetó Rajoy a su portavoz, Iñaki Antigüedad, después de que este le invitara a reflexionar sobre los resultados electorales en el País Vasco y Navarra y hacerle ver que están "condenados" a entenderse.

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Por estas palabras, Rajoy se ganó la mayor ovación de los suyos. Aseguró que los métodos no democráticos no son defendibles e hizo hincapié en que el paso que están esperando los españoles es que ETA anuncie su disolución irreversible. Sobre la situación en el País Vasco también habló con el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, quien le pidió una política "más abierta, dinámica y flexible" con los presos de ETA y avanzar en el proceso de consolidación de la paz en Euskadi. Rajoy le respondió que él estará siempre "en el Estado de derecho y la ley".

El otro momento polémico se vivió cuando el presidente conservador hizo una cerrada defensa del País Valencià en respuesta al diputado de Compromís, Joan Baldoví, quien minutos antes había retratado la situación de la comunidad a golpe de "escándalos y corrupción". "Nos sentimos orgullosos de ella", sostuvo Rajoy. Su presidente, Alberto Fabra, lo seguía desde la tribuna.

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Lo que más gustó a sus cargos fue su despedida de Zapatero. Le expresó sus mejores deseos y le presentó sus respetos. Rajoy siguió sin adelantar ajustes. Hablando con la portavoz de CC, Ana Oramas, le dijo que él estaba a favor de la cohesión social y apuntó que en materia sanitaria y educativa no pensaba hacer "ningún recorte" porque eso corresponderá a las comunidades.

También dejó algunas frases para el recuerdo. "No me veo yo ejerciendo la prepotencia ni perdiendo las formas", dijo. "Yo aspiro a acertar", señaló en otra ocasión. "No estoy dispuesto a venderme por un telediario ni por un titular de periódico", aseguró.

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A lo largo del día de hoy anunciará la estructura y composición de su Gobierno. Será después de informar a Juan Carlos de Borbón. Fuentes del PP precisaron que en su agenda figura ir a las 11 de la mañana a jurar o prometer el cargo al Palacio de la Zarzuela, después se acercará a la Moncloa, donde visitará, sin Zapatero, el complejo. Al terminar volverá a despachar con el rey. Será entonces cuando le adelante los nombres de los que conformarán su Consejo de Ministros. Ya por la tarde-noche, lo previsto es que lo haga ante los periodistas en la sede de la Presidencia. Por eso ayer canceló su asistencia a la cena de Navidad del PP de Madrid.

No quiere filtraciones. Sino seguir el procedimiento. "Y eso es lo que dice la Constitución, el ordenamiento jurídico y el sentido común", algo a lo que siempre apela. Todo el mundo en su partido cree que muchos se enterarán horas antes. Pero están convencidos de que el ministro de Economía, al que le corresponderá el papel protagonista, tiene que estar informado y trabajando en ello desde hace días. Y si ha pensado en algún independiente, también debería haberle avisado para tener margen si decide rechazar la oferta.

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La bancada popular estaba ayer muy nerviosa. Todo el mundo dejó el Congreso pendiente del móvil por si llegaba alguna llamada con nombramiento. Algunos de los que le rodean comentaron que después de su discurso Rajoy recibió tantas lisonjas que aquello parecía un mitin. "Todos se le echaban encima", subrayaban haciendo hincapié en lo poco que le gustan los pelotas.

En las filas conservadoras seguían haciendo apuestas de última hora. Los nombres de Soraya Sáenz de Santamaría, Alberto Ruiz Gallardón, Cristóbal Montoro, Ana Pastor, Miguel Arias Cañete, Ana Mato, José Manuel Soria, Elvira Rodríguez o Luis de Guindos seguían ocupando la tabla de fijos. Lo que se prevé es que haya menos carteras ministeriales para cumplir con su compromiso de austeridad y su objetivo de reducir gasto de la Administración Pública.

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