Vuelta del clásico entre los clásicos: la reforma del Senado. La eterna promesa que ha figurado entre los objetivos de cada arranque de ciclo político. Y lo fue también este martes, en la sesión constitutiva de la Cámara Alta en esta X Legislatura. El nuevo presidente, el conservador Pío García-Escudero, la incluyó en su carta de navegación para los próximos cuatro años, aunque sin explayarse: recordó que la 'gran cuestión' de la cirugía en el Senado 'sigue estando pendiente' y manifestó su 'predisposición para facilitar el diálogo entre los grupos'. Esa reforma estaría encaminada a 'llevar a efecto en su totalidad la representación territorial'. No obstante, García-Escudero enfatizó que, aun sin la ella, la Cámara 'ha cumplido fiel y eficazmente sus obligaciones constitucionales'.

El presidente, ya en declaraciones a la prensa, desplazó la responsabilidad de la reforma al 'impulso de los grupos', pues son ellos los facultados para negociarla. Enseguida, los portavoces de PP, PSOE y CiU prometieron arrimar el hombro. García-Escudero también derivó a los grupos la opción de que reviertan el uso de las lenguas cooficiales en los debates de las mociones, que CiU rechazó.

Todo en una jornada sin sorpresas. García-Escudero fue investido noveno presidente del Senado con 180 votos los de PP, CiU, UPN, CC y Foro Asturias y 81 votos en blanco. El cuarto mayor respaldo desde 1977. Como vicepresidentes primero y segundo tendrá a Juan José Lucas (PP) y Yolanda Vicente (PSOE). Y, como secretarios, a Matías Conde, Ramón Rabanera ambos del PP, Carmen Alborch (PSOE) y Manel Plana (CiU).