El sábado 2 de julio se encenderán en el Pirineo cientos de faroles con un alcance lumínico de hasta 40 kilómetros, que pretenden recorrer los 430 que ocupan estas montañas. Esta acción simbolizará la colaboración de Euskadi y Catalunya para alcanzar su objetivo por un referéndum sobre el futuro de ambas naciones, según han explicado este lunes Irati Elizalde y Mario Zubiaga, de la plataforma vasca Gure Esku, en una reunión con los medios.

Escocia prepara su segunda convocatoria a las urnas sobre la autodeterminación, después de la histórica consulta de 2014. Con la victoria de los independentistas Sinn Féin, Irlanda también llevará a referéndum su reunificación. En esta nueva tesitura europea, organizaciones catalanas y vascas iluminarán 300 cumbres del Pirineo, lo que han llamado "Vía Pirenaica", uniendo ambos territorios por una misma causa: el derecho de autodeterminación.

Organizan la acción actores sociales soberanistas de Catalunya: la Assemblea Nacional Catalana (ANC), la Federació d' Entitats Excursionistes de Catalunya (FECC); y por la parte de Euskadi, Gure Esku. Además, cuentan con la colaboración de Omnium Cultural y Artistes de la República.

La organización vasca trabaja desde 2013 por el derecho a decidir. En 2014, en solidaridad con el pueblo escocés y la capacidad para elegir su futuro, realizaron una cadena humana de 175.000 personas que unía Durango (Bizkaia) y Pamplona (Navarra). Además, han organizado otras acciones espectaculares en Uzturre o Aiako Harria y también han colaborado musicalmente con Itziar Ituño y el grupo alavés, Dupla.

"En Euskal Herria hay una mayoría sólida a favor del referéndum", ha defendido Elizalde. Gure Esku también ha llevado a cabo diversas consultas populares en las que han participado más de 200.000 ciudadanos. Estas consultas han demostrado que la ciudadanía, empoderada y protagonista de todo el proceso, es capaz de llevar la cuestión a las urnas "con todos los estándares democráticos", ha explicado Elizalde, quien ha sentenciado que "queremos un referéndum pactado".

La situación actual de España

La plataforma también ha querido hacer un análisis de la situación estatal. "Sabemos que no estamos en 2017", ha matizado Zubiaga. Según el miembro de Gure Esku, los políticos se mueven por las decisiones "inteligentes", de corto o medio plazo, sin poner el foco en las "racionales", que requieren más tiempo. En este sentido, ha querido diferenciar entre lo que España es, lo que debería ser y lo que puede ser.

"España es, fácticamente, un Estado plurinacional". Esto necesitaría una traslación jurídica y constitucional, que para la organización se traduce en una organización territorial basada en el federalismo asimétrico. Pero esta reforma, "¿puede ser?", se ha preguntado Zubiaga, quien ha reconocido que es difícil, pero que parece más viable que en otras épocas. "Hay una sintonía de diferentes fuerzas que no es solo táctica, porque se comparten muchos objetivos" y se trataría, por tanto, de aprovechar este tablero de sinergias.

Alternativas a la reforma constitucional

El 1 de octubre demostró el enorme muro jurídico y político que existe para llevar a cabo un referéndum de autodeterminación en España. De acuerdo con la doctrina actual del Tribunal Constitucional, se necesitaría realizar una reforma de la Carta Magna por la vía agravada, la cual requiere el apoyo de dos tercios del Congreso y un largo y complejo proceso administrativo.

A esto, Zubiaga ha contestado que bastaría con un cambio en la interpretación de la ley. Por ejemplo, ha mencionado los derechos históricos, los fueros, que mantienen las provincias de Araba, Gipuzkoa, Bizkaia y Nafarroa. 

También sería factible mediante una modificación en la noción de "pueblo" y su respectivo derecho de autodeterminación internacionalmente reconocido. Actualmente España reconoce este derecho a las colonias y otros territorios ocupados, pero cabría interpretar la idea de pueblo como las nacionalidades y regiones que integran el Estado, constitucionalmente recogidas en el artículo 2 del Título Preliminar.

En cualquier caso, desde Gure Esku consideran que, si bien existen vías alternativas a la reforma constitucional, no es un actor social quien debe dar la fórmula, sino los agentes políticos e institucionales.