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BCN World El proyecto del BCN World sigue vigente pero no avanza

El nuevo Centro Recreativo Turístico de la Costa Dorada ha sobrevivido varias legislaturas sin poderse separar de sus sombras: precios de terrenos desorbitados en manos de la banca, el casino más grande de Europa y prórrogas habituales de plazos.

La ciudad de Barcelona. Foto de archivo. EFE

Enterrada la opción de construir un macrocomplejo del juego en el Delta del Llobregat que tenía que denominarse Eurovegas, el Gobierno de la Generalitat puso sobre la mesa poner en marcha un nuevo proyecto de dimensiones más pequeñas en la Costa Dorada. Llegaba el BCNWorld -ahora bautizado con el nombre de Hard Rock Entertainment World. De esto hace casi siete años y las obras de la operación todavía no han empezado después de pasar por varias etapas. La empresa que tiene que liderar el proyecto, la estadounidense Hard Rock International, apareció en la escena como única protagonista a finales de junio del 2016. Desde entonces, y para poder empezar las obras, Hard Rock tiene que presentar una propuesta de instrumentos de mejora urbana y de urbanización y reparcelación y se tiene que hacer efectiva la propuesta de compra que vincula Criteria, sociedad de La Caixa y propietaria de los terrenos, y el Instituto Català del Suelo (Incasòl).

La compra de los terrenos entre las dos partes se establecía al inicio en el marco de un periodo de 18 meses en el Plano Director Urbanístico (PDU), pero el plazo ha sido renovado hasta dos veces por parte de la Incasòl. La última vez el septiembre del 2017, de forma que actualmente el plazo está a punto de caducar pero todavía se encuentra vigente. Ahora bien, este no es el único aspecto a tener en cuenta para evaluar el estado del proyecto. Cuando se hizo público el nombre de HardRock como ganador del concurso presentado por la administración catalana, se daba a la corporación de Florida un plazo de seis años para concluir todo el proyecto compuesto por dos fases y poner en marcha las actividades recreativas. Ya hace más de un año y medio que pasó la fecha y la primera piedra no se ha colocado porque a estas alturas los terrenos todavía son de Criteria.

A finales de mayo del 2018, la Dirección General de Tributos y Juegos de la Generalitat de Catalunya adjudicó a Hard Rock la autorización para instalar y explotar el casino que tiene que tener el proyecto otorgándole un tiempo de tres años desde la solicitud de licencia de obras “y sin perjuicio que se pueda pedir la prórroga de este plazo en los términos previstos por la normativa”, según el DOGC.
110 millones de euros para especular.

Una de las cuestiones que más ruido ha provocado entre las voces críticas con el proyecto desde su inicio es el precio de los terrenos y la compra por parte de la administración. La zona donde se tiene que ubicar el nuevo centro recreativo es propiedad de La Caixa después de ser expropiado en 1989 con motivo de la construcción del parque de atracciones Port Aventura. A pesar de que fueron expropiados con un objetivo especulativo, puesto que voces destacadas de La Caixa consideraban que “el negocio no estaba en las atracciones, sino en la posibilidad de urbanizar estos terrenos”, la llegada de la crisis económica hizo desaparecer del mapa esta posibilidad y los terrenos perdieron su valor potencial.
La llegada del nuevo proyecto el 2012 y sobre todo la publicación de un nuevo PDU que tenía que hacer posible el antiguo BCN World el julio de 2015, dieron una nueva oportunidad a aquellos terrenos de 104 hectáreas que pasarían de tener un valor mínimo a recibir una oferta de compra por parte de la Incasòl de 110 millones de euros. Informaciones aparecidas recientemente en el Diari de Tarragona apuntarían la posibilidad que esta cantidad hubiera ascendido hasta los 120 millones de euros, pero varias fuentes consultadas por Públic no tienen constancia de este hecho.

El juego de la administración

A pesar del baile de cifras, lo que sí que está claro son los costes que hasta el momento han derivado de la fase preliminar del proyecto. La Directa publicó en marzo de 2018 que las contracciones externas por parte de la Dirección General de Ordenación del Territorio y Urbanismo (DGOTU) ascendían hasta el 2017 a 102.280 euros y las contrataciones externas de la Incasòl por la redacción del PDU del complejo a 52.380 euros.

Además, también es necesario considerar que más allá de los costes para la administración, Hard Rock también tendría que asumir costes del proyecto además del que requiere una inversión en las instalaciones valorada en 2.000 millones de euros para la compañía y los 10 millones de euros aportados el mes de junio del 2018 para poder hacer efectiva la adjudicación del macrocomplejo. El grupo de los EEUU tendría que asumir, según queda reflejado en el PDU, los costes derivados de la construcción que estaba previsto que quedaran repartidos entre las diferentes sociedades que participaran de la operación.

Al hacerse atrás las otras dos candidaturas que optaban a la adjudicación, GentingCasinos UK y el Grupo Peralada propiedad de la familia catalana Suqué por un lado, y la compañera de capital chino Melco por la otra, quedó sola Hard Rock y, por lo tanto, con la responsabilidad de asumir todos los costes. Esta podría pues ser una de las razones para explicar el momento en el cual se encuentra la operación. De hecho, el portavoz de la plataforma Aturem BCNWorld, Joan Pons, explica que “la empresa si quisiera lo tendría todo de cara para comprar y empezar a construir y esto no está pasando”.

Uno de los pocos nombres que sigue como cara visible del proyecto como representante de la parte institucional es precisamente el actual consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, que anteriormente y desde los primeros años de batalla por la propuesta había ocupado el cargo de presidente del Incasòl. Calvet decía en declaraciones a los medios con la llegada de los 10 millones de Hard Rock que habían “trabajado en silencio pero de manera continuada para hacer posible este proyecto de mejora de nuestra industria turística en el Camp de Tarragona y en Catalunya”. De momento, el silencio continúa.

Un plan B en horas bajas

La primera fase del CRT (centro recreativo turístico), que se hizo pública el verano del 2017, tiene que contar con 745.000 metros cuadrados y con un casino, el espacio recreativo más grande de Europa con 1.200 máquinas tragaperras y un total de 100 tablas de juego. Estas proporciones, a pesar de que sean considerables, quedan muy lejos del proyecto inicial del BCN World. En julio de 2017 el vicepresidente del Gobierno y consejero de Economía, Oriol Junqueras, decía desde Salou que “enterraban lo BCN World” para dar al CRT, que tendría un 25% menos de superficie y que en aquel momento pasaba de 6 a 2 casinos que posteriormente se reduciría a uno. Aunque Junqueras calificó de “residual” el peso del juego en el total del complejo, el casino proyectado seguiría siendo en la actualidad el más grande de Europa.

El que empezó siendo un proyecto capitaneado por el entonces consejero de Economía Andreu Mas-Colell y el Gobierno de Artur Mas, acompañado de nombres como Felip Puig en su etapa de consejero de Empresa y Ocupación que aseguraba que la Generalitat no tenía “ninguna incertidumbre sobre el proyecto”, ha visto como siete años después y con cambios totales en la primera línea de los gobiernos sigue viva pero sin que se concrete el inicio de las obras.

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