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El caos se prolonga en Catalunya tras la nevada

180.000 personas seguían ayer sin suministro eléctrico en Girona, 5.000 camiones permanecían bloqueados y 170.000 escolares se quedaron en casa. La tormenta desata una crisis política

FERRAN CASAS / L. DEL POZO

Barcelona recuperó ayer casi por completo la normalidad. De la nieve que el lunes provocó el caos en la ciudad apenas quedaban ya unos montones en rincones sombríos. Pero el caos persistía en el resto de Catalunya más allá de la nieve.

Unas 180.000 personas seguían anoche sin luz, 5.000 camiones seguían por la tarde bloqueados en la AP-7, en dirección a Francia, y en la N-2 las colas en dirección a La Jonquera alcanzaban los 30 kilómetros. Unos 170.000 colegiales (el 15% de la población escolar de Catalunya) se quedó sin clase. Más de 3.000 personas fueron alojadas ayer de madrugada en espacios municipales. A todo ello se sumó una preocupación nueva y lógica: la nieve empezó a convertirse en hielo. Hoy la situación se agravará; se espera un frío más intenso.

La situación se agravará hoy con la bajada de las temperaturas

La mayor incidencia se registró ayer en la autopista AP-7, donde se produjeron colas que llegaron a alcanzar los 50 kilómetros, desde la frontera de La Jonquera. El día soleado ayudó a la reapertura de muchas carreteras y las vías del tren. El nivel de emergencia se rebajó del grado 2 al 1.

El día después de la nevada vino marcado por la indignación de centenares de miles de afectados y por los movimientos tácticos de los políticos. De fondo, el debate sobre los avisos y la prevención, la falta de medios ante la 'excepcionalidad' del temporal de nieve o la responsabilidad ciudadana.

Desde primera hora las miradas recayeron sobre el conseller de Interior y líder de ICV, Joan Saura, al frente de Protección Civil. El conseller pidió 'disculpas' a los afectados. A su lado, el conseller de Política Territorial, Joaquim Nadal, del PSC, reconocía 'falta de información'.

Cerca de 3.000 personas pasaron la noche del lunes en locales públicos

La oposición le exigió a Saura comparecer en el Parlament. CiU también, aunque evitó encarnizarse. Su líder, Artur Mas, llamó a evitar el 'aquelarre' contra el Govern. No es que Mas se apiade de golpe del número tres del Govern: los nacionalistas prefieren que él y el Ejecutivo se enfrenten entre sí al calor de la indignación popular.

El president de la Generalitat, José Montilla, que el lunes rehuyó los focos, intentó ayer ofrecer sensación de liderazgo al acudir a la sede de Endesa para presionar en pro de una solución a la falta de suministro eléctrico en la Costa Brava (Girona). Por la tarde supervisó en persona la situación en Sant Feliu de Guíxols. El Govern expedientó a Endesa y a Red Eléctrica Española por las deficiencias del servicio en esta provincia después de la caída de varias líneas de tensión.

Buena parte de los ciudadanos de la demarcación pasaron ayer el segundo día a oscuras. Hoy un 30% de los abonados se preparan para seguir sin suministro. Los meteorólogos habían avisado el domingo de que nevaría en cotas bajas. Pero pocos apostaron a que lo haría con tanta intensidad en Barcelona, convirtiendo a la ciudad en una ratonera para miles de personas.

En ello vio Saura una grieta para señalar al Servei Meteorològic de Catalunya, que depende de la Conselleria de Medi Ambient, en manos de su partido. Según Saura, 'deben mejorar' su capacidad de previsión. Y lamentó que se trasladara al Govern un parte meteorológico para Barcelona en términos de 'probable' nevada. Fuentes del Servei indicaron que una predicción concreta a 'nivel municipal o de grosor de nieve es imposible'. Y se mostraron 'satisfechos' con su labor. 'No se puede llegar al grado de concreción que pide Saura', zanjaron dolidos.

El alcalde Jordi Hereu incidió en que la previsión no se ajustó al fenómeno real. Hereu asumió que hubiera sido necesario, por parte de Montilla, una 'decisión de país' para 'paralizar Catalunya' y evitar el bloqueo de vías donde miles de personas pernoctaron.

Algunos ayuntamientos dieron cobijo a los atrapados. Los que mejor afrontaron la situación, según Saura, fueron los que disponían de planes de emergencia. Por eso, instó a dotarse de ellos y lamentó que ciudades como Badalona, lHospitalet de Llobregat o Sitges no dispongan de dichos planes.

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