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Batasuna vislumbra un nuevo "marco de paz"

Considera que ETA ha dado un paso 'valiente' y de 'alcance histórico'

G. MALAINA / I. ADURIZ

La izquierda abertzale ilegalizada valoró ayer de forma positiva el comunicado hecho público por ETA, al entender que 'abre de forma clara e inequívoca la oportunidad de avanzar de forma irreversible hacia un marco de paz y soluciones democráticas'. Como portavoces de la extinta Batasuna, la alcaldesa de Hernani, Marian Betialarrangoitia, y Txelui Moreno consideraron que el anuncio de ETA constituye un paso 'valiente, de alcance histórico, para constituir una nueva fase política en Euskadi'.

Para estos dirigentes, el comunicado no sólo contribuye a 'construir el escenario que la mayoría de la sociedad vasca e incluso la española desean', sino que 'profundiza la apuesta por un proceso democrático impulsado por la izquierda abertzale' y responde a 'la demanda de la comunidad internacional' y a la que 'importantes sectores de la sociedad realizaron en Gernika' para lograr un escenario de no violencia.

Cree que hablar de texto 'insuficiente' es engañar a la sociedad

Moreno (en castellano) y Betialarrangoitia (en euskera) dieron lectura a un comunicado exigiendo al Gobierno, a los partidos y a los agentes sociales que actúen 'con la responsabilidad y la altura de miras que la sociedad demanda'. Y lanzaron una advertencia: 'Abordar una lectura de la declaración de ETA en términos de suficiencia o insuficiencia, mantenimiento de presuntos tutelajes o sobre su no desaparición es un irresponsable intento de desvirtuar su contenido y engañar a la sociedad'.

La ilegalizada Batasuna ya se esperaba una reacción negativa del Gobierno al comunicado de los terroristas. Pero fuentes de la izquierda abertzale recalcaron a este diario que el anuncio de ETA 'no pone un precio político a la paz'. Ahora, apuntan esas fuentes, su objetivo es emprender una batalla para conseguir que la nueva formación que pretenden registrar no sea ilegalizada, dado que prevé ajustarse a la Ley de Partidos con una condena explícita a la violencia. Para ello, lanzarán una campaña que buscará recabar el máximo apoyo en la opinión pública vasca. El mensaje central no es lograr un respaldo explícito a la izquierda abertzale, sino a su 'derecho a presentarse a las elecciones' una vez que ha rechazado la violencia.

En todo caso, las fuentes consultadas saben que 'no tendrán fácil' estar en las urnas del 22 de mayo, fecha de los comicios locales y forales. 'La presión de la derecha política mediática y judicial a un Gobierno socialista débil y el hecho de que no les interesa que Batasuna pueda lograr el poder en instituciones como la Diputación de Guipúzcoa, juegan en contra de la legalización', admiten con realismo.

Prepara una campaña en Euskadi para exigir su legalización

La apuesta de la izquierda abertzale por las vías exclusivamente políticas empezó a fraguarse con la Propuesta de Altsasu, el 14 de noviembre de 2009. 'Es una decisión unilateral', insistió entonces la formación ilegalizada.

Este término falta, sin embargo, en el comunicado difundido ayer por ETA. Es cierto que declara por primera vez un alto el fuego sin haber negociado previamente los términos con el Gobierno, pero en cambio sí parece poner condiciones para mantener la tregua, como la territorialidad o el derecho de autodeterminación.

En todo caso, el paso de ETA tiene esta vez su origen en la iniciativa de la militancia de la izquierda abertzale. Después de que el anterior proceso de paz saltara por los aires con el atentado en la T-4, el 30 de diciembre de 2006, la antigua Batasuna inició un proceso no exento de autocrítica con la certeza de que se había perdido una oportunidad y de que su credibilidad había quedado dañada. Una de sus primeras conclusiones fue la de que, para recuperar la confianza de otros agentes, tendría que dar pasos unilaterales. Y lo hizo.

La Propuesta de Altsasu y, sobre todo, el final de su debate con la aprobación de la resolución Zutik Euskal Herria, en la que apuesta por utilizar medios 'exclusivamente políticos y democráticos', ha resultado determinante. Porque con ese documento, aprobado en febrero, logró sus primeros apoyos. Cuando al mes siguiente los premios Nobel de la Paz Desmond Tutu, Frederik W. De Klerk, John Hume y Betty Williams firmaron, junto a la Fundación Nelson Mandela, la Declaración de Bruselas, no sólo reclamaban a ETA este alto el fuego y al Gobierno que respondiera 'debidamente'. También dieron credibilidad a escala internacional a la nueva estrategia de la izquierda abertzale. 'Los abajo firmantes damos la bienvenida y elogiamos los pasos propuestos y el nuevo compromiso público de la izquierda abertzale con los medios exclusivamente políticos y democráticos' y una total ausencia de violencia' para conseguir sus objetivos políticos', decían en la declaración.

Desde entonces, la izquierda abertzale ha avanzado más en sus pronunciamientos hasta declarar el 27 de noviembre en Pamplona su 'rechazo al uso de la violencia o a la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos'.

Pero, ¿por qué lo hace ahora? Los gobiernos central y vasco, el PSOE y el PP creen que ha dado ese paso obligada por la Ley de Partidos y el temor a desaparecer del mapa. La izquierda abertzale da otra explicación: se ha agotado un ciclo y es necesario desarrollar una 'estrategia eficaz' para avanzar hacia la independencia de Euskadi.

Otra cuestión clave es que la izquierda abertzale ha llegado a la conclusión de que para que haya un diálogo resolutivo sobre el 'conflicto vasco' debe darse un cese definitivo de la violencia. Su portavoz, Txelui Moreno, así lo explicaba en una entrevista con este diario, el 12 de diciembre: 'Nosotros no planteamos una contrapartida política a cambio del final de la violencia. Esa fórmula de negociación ya la hemos abandonado. Queremos convencer de nuestro proyecto político a la ciudadanía y, en el caso de tener el respaldo de la mayoría, poder llevarlo a cabo'.

Moreno corroboraba así la hoja de ruta prevista por el mediador surafricano y facilitador de un proceso de paz Brian Currin. Según explicó en una entrevista a Público el 13 de noviembre, el proceso de verificación del alto el fuego debe conducir a otro de desarme. Y entonces, según Currin, se abriría ya un proceso de diálogo.

Antes, la izquierda aber-tzale quiere lograr dos objetivos, recogidos además en el Acuerdo de Gernika suscrito con Aralar, EA, Abertzaleen Batasuna y Alternatiba. Se trata de su legalización y del cese de la actual política penitenciaria. Entiende que sólo así se garantiza 'un escenario de no violencia' también por parte del Estado. El desenlace de la primera petición, la legalización, se conocerá en los próximos meses.

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