Entrevista a Vicenç Navarro"El nacionalismo ultra es un caparazón para tapar el neoliberalismo contra la clase trabajadora"
Madrid--Actualizado a
Vicenç Navarro (Gironella, 1937) achaca la crisis al austericidio y a las prioridades que el neoliberalismo impuso a la población en España y en otros países. Un reflejo es el debilitamiento de los servicios públicos, incluido el sanitario. Por ello, urge una gran inversión social, desde los centros de salud hasta el ingreso mínimo vital.
El prestigioso catedrático de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra vislumbra un mundo distinto tras la pandemia del coronavirus, si bien considera que los Gobiernos deben imponerse a los intereses de las grandes corporaciones para crear una sociedad más justa y solidaria.
Una empresa difícil, aunque necesaria para evitar que aumenten las desigualdades. Hoy es el futuro, un presente que necesita más Estado y un New Deal social. "Los recursos para crearlo existen, pero están injustamente repartidos", afirma el también profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University (Baltimore).
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Salvando las distancias, ¿es más compleja esta crisis que la de 2008? ¿Qué efectos económicos atisba a largo plazo? ¿Quién pagará los platos rotos?
La crisis económica actual es muy distinta a la de 2008. Es una crisis repentina y mucho más profunda que la de entonces, y con causas muy distintas. Aquella fue provocada por la crisis financiera derivada de la actividad especulativa del capital financiero, que había crecido desmesuradamente como resultado del crecimiento de la deuda privada, hecho causado, a su vez, por el descenso de los salarios derivado de la aplicación las políticas neoliberales.
La crisis de 2008 se había ido gestando desde hacía varios años. Esta crisis, sin embargo, ha sido repentina. En menos de cuatro semanas la actividad económica se ha prácticamente paralizado debido a una pandemia. Y sus efectos serán mucho más grandes que los que tuvo la anterior. Tendrá un efecto devastador en la calidad de vida y el bienestar de la población, sobre todo de las clases populares.
"Es profundamente injusto el extremo nivel de desigualdad que existe hoy en España y que se está acentuando durante la pandemia"
No hay duda de que el mundo postpandemia será distinto al mundo prepandemia. Y puede ir en la dirección de acentuar la necesidad de crear una sociedad más justa y solidaria, o ir en la dirección de continuar las políticas discriminatorias y crueles que se habían iniciado ya con las políticas neoliberales que han dominado el quehacer económico.
No excluyo que se vaya en esta última dirección en España, debido a la enorme influencia de las fuerzas conservadoras sobre el Estado, lo que incrementaría todavía más las enormes desigualdades existentes hoy en nuestro país.
¿Aprovecharán las grandes corporaciones para despedir o reducir sueldos? ¿Forzarán nuevas reformas laborales? Por otra parte, ¿qué consecuencias tendrá en el futuro la pandemia? ¿Algún cambio en el modelo económico y social? ¿Estamos ante una oportunidad para modificar el sistema?
Mi pesimismo está basado en que parece que no hay conciencia de que las prioridades que el neoliberalismo ha ido imponiendo a la población nos han llevado a la situación actual.
El austericidio explica la gran profundidad de la crisis. Lo que ha ocurrido en EEUU, en Italia, en España o en el Reino Unido, entre otros países, son ejemplo de ello. Los servicios del estado de bienestar, tales como los sanitarios, habían quedado muy debilitados debido a esas políticas neoliberales.
"Trump, Bolsonaro, Johnson y otros ultras defienden los intereses de los grandes grupos económicos frente a la protesta popular contra sus políticas. Es la versión actual del fascismo del siglo XX"
Los servicios del estado de bienestar deben estar en el centro de cualquier sistema económico, pues son la condición de su seguridad y de su soberanía. Y me temo que esta visión tan de sentido común no está calando en los establishments económicos, políticos y mediáticos de esos países, incluyendo España. De ahí la necesidad de que cambie el orden económico actual, en el que los intereses de las minorías empresariales se anteponen sistemáticamente al bien común.
La oposición española critica la gestión sanitaria del Gobierno, pero la de sus referentes internacionales no podría calificarse como modélica. ¿Lo haría mejor un Ejecutivo de derechas?
La vía neoliberal alcanza su máxima expresión en el trumpismo, que muestra la enorme crueldad de la que el ser humano puede ser capaz. Trump, Bolsonaro, Johnson y otras figuras políticas de ultraderecha representan la defensa de los intereses de los grandes grupos económicos frente a la protesta popular que sus políticas generaron. Es la versión del siglo XXI de lo que fue el fascismo del siglo XX.
Su nacionalismo extremo es el caparazón utilizado para ocultar su ultraneoliberalismo profundamente anti-clase trabajadora. Su papel es semejante al que tuvo el fascismo en el siglo XX para parar al socialismo en todas sus versiones. Su triunfo sería el establecimiento de regímenes autoritarios y xenófobos, sexistas y profundamente reaccionarios.
"El aplauso a los sanitarios implica una crítica al victimario: el poder económico que prioriza los intereses financieros de minorías sobre el bien común"
Debe tenerse en cuenta que en España hay un amplio caldo de cultivo, pues la transición no fue una ruptura con el régimen dictatorial anterior, y las ultraderechas han continuado teniendo una gran influencia sobre el Estado español.
Las izquierdas gobernantes fueron en parte responsables de ello, debido a su idealización de la transición, a la cual se la presentó como modélica.
En España, la enorme hostilidad hacia el Gobierno de coalición de izquierdas por parte de las derechas es un claro ejemplo de tal actitud antidemocrática y de su hostilidad expresada en un momento en el que la profundidad de la pandemia exige una solidaridad y unidad de acción inmediata.
¿Esta situación nos conduce hacia un túnel o deberíamos transformarla en un faro que nos guíe hacia el futuro?
Esta actitud está dificultando el cambio de orientación de las políticas económicas del Gobierno español actual. En estos momentos se necesita una gran inversión social, reforzando los servicios sanitarios, los servicios sociales, la vivienda social, los servicios de ayuda a las familias —tales como las escuelas de infancia y la atención domiciliaria— y las transferencias sociales como la renta garantizada, entre otras intervenciones. Todo ello como parte de un New Deal social.
"El Estado tiene corregir las desigualdades de renta y propiedad en España. Sin ello no podría crearse el New Deal social que el país necesita como el aire que respira"
Se necesita también una reordenación de todo el sistema productivo, orientándolo hacia el bien común. Hay que fabricar más respiradores que eviten la muerte de los enfermos, y menos automóviles; más mascarillas, guantes y demás material de protección, y menos vestimenta para las clases pudientes; más vacunas para prevenir pandemias y medicamentos para curarlas, y menos armamento que no sirve para nada, excepto para matar. Y así un largo etcétera.
La demanda popular para ello es clara y se expresa en el fenómeno masivo de las ocho de la tarde todos los días, y que ocurre a los dos lados del Atlántico norte —desde Barcelona a Nueva York, y desde Sevilla a Estocolmo—. El aplauso a los sanitarios y a las víctimas que mueren implica una crítica al victimario, que es ni más ni menos que el poder económico que prioriza los intereses económicos y financieros de minorías sobre el bien común.
"Hay que fabricar más vacunas para prevenir pandemias y menos armamento, porque no sirve para nada, solo para matar"
Los recursos para crear el New Deal social existen, pero están injustamente repartidos. Es profundamente injusto el extremo nivel de desigualdad que existe hoy en España y que se está acentuando durante la pandemia. De ahí que el Estado tenga que apoyar medidas que antepongan el bien común por encima de todo lo demás, enfrentándose a los intereses creados que dominan la vida económica y política del país.
Tienen que poner como meta la corrección de las desigualdades de renta y propiedad del país. Sin tal corrección no podría crearse el New Deal social que España necesita como el aire que respira. Así de claro.
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