Entrevista a Alba Vergés, consellera de Salut de la Generalitat"Hace falta crear una cultura epidemiológica para convivir con el virus durante meses"
Igualada--Actualizado a
Alba Vergés Bosch (Igualada, 1978) fue nombrada consellera de Salut de la Generalitat apenas hace dos años, el 29 de mayo de 2018 y pocos días después tomaría posesión del cargo. En ese momento la recuperación del Gobierno de la Generalitat era la prioridad después de la aplicación del 155. Y a pesar de saber que ocupaba una de las carteras más relevantes del Ejecutivo poco imaginaba Vergés que debería afrontar la crisis sanitaria mundial más importante del último siglo que ha impactado en Catalunya y en el resto del Estado con gran brutalidad causando miles de muertos. La consellera de Salut desgrana en esta entrevista -portada en la edición del semanario El Qinze de esta semana- los ejes de la actuación de su departamento en la lucha contra la covid-19.
¿Cómo valora el plan de desconfinamiento que ha aprobado el Gobierno español?
Sobre los contenidos del plan hay que decir que todos vamos más o menos en la misma dirección, que es la de intentar hacer un desconfinamiento gradual, teniendo en cuenta el máximo de condicionantes posibles. Aunque creo que se dejan muchas cosas por el camino. Pero mi crítica principal es sobre cómo se concibe no sólo el plan de desconfinamiento sino la aplicación del estado de alarma. El plan es la guinda de un pastel desastroso que contempla un marco de relaciones muy poco adecuado en el siglo XXI, que para el Gobierno español quiere decir pedirnos datos, dejarnos hacer propuestas y que esperemos a que nos digan qué es lo que hay que hacer, para dejar muy claro que la decisión es siempre suya.
Entonces ¿el problema es quién toma las decisiones?
El problema es que en realidad se opera desde un marco impositivo y no colaborativo. En algunas reuniones he tenido la sensación que creen que nuestro papel es trabajar para el Ministerio de Sanidad y siempre he dejado muy claro que nosotros trabajamos para la gente.
¿Qué habrían hecho diferente del plan?
Para empezar, determinado lenguaje militar no lo habríamos empleado nunca. Hay una diferente sensibilidad en muchas cosas. El plan destaca "el papel que están desarrollando las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas". Mire, estamos hablando de una crisis sanitaria y por concepto no se debería poner el foco en esto. Nosotros somos partidarios de la colaboración con todo el mundo a pesar de que nos han querido buscar las cosquillas con la UME. No rechazamos a nadie que pueda venir a Catalunya a reforzar la ayuda a la gente. Pero es evidente que tenemos conceptos muy diferentes sobre cómo afrontar una crisis sanitaria que acaba siendo económica y social. El centro de todo debe ser la gente, pensando no sólo en su estado de salud, sino en todo lo que implica el confinamiento.
Su relación con el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se ha ido deteriorando. ¿El último Consejo Interterritorial de Sanidad fue la gota que colmó el vaso?
Las rencillas no le interesan a la gente porque no aportan ninguna solución. Pero cuando trabajas duro, haces planes de actuación y propuestas, todo bien justificado técnica y científicamente, y lo que te encuentras delante es la pura imposición, hay momentos en que hay que decir las cosas tal como son. Y tengo muy claro que esta concepción recentralizadora no es positiva para gestionar una crisis como la de la covid-19.
¿El estado de alarma es el problema? Usted dice que no funciona...
Yo digo que no funciona si está concebido para la recentralización. El estado de alarma nos vimos obligados a activarlo porque nos da unas herramientas administrativas para gestionar una emergencia. El problema es la forma en que se aplica. Cuando en el plan indican que "es importante que el Gobierno de España y su Ministerio de Sanidad tomen las decisiones para garantizar un proceso de transición a la normalidad coherente en toda España" quieren dejar muy claro un marco que yo discuto porque nunca he entendido la colaboración y la coordinación de esta manera.
La delimitación provincial es uno de los aspectos más polémicos del plan estatal. ¿Habrá datos de seguimiento epidemiológico provincial para aplicarlo en Catalunya?
No. No tenemos datos de ámbito provincial.
Y qué datos facilitarán al Ministerio de Sanidad si la aplicación del plan se basa en la situación epidemiológica en cada provincia?
Con los requisitos que nos imponen, lo que acabaremos enviando son los datos por Regiones sanitarias porque será lo que más se parece a lo que el Ministerio tiene previsto, pero adaptado a nuestro sistema sanitario. No será ni lo suficientemente grande ni lo suficientemente pequeño. Y eso nos quitará la capacidad de hacer una gestión más precisa de la diversidad territorial porque en todas las regiones sanitarias hay ámbitos más urbanos y no tan urbanos. Pero intentaremos que no nos quiten la capacidad de decidir que en zonas de pueblos muy pequeños es saludable que se pueda salir a pasear por el campo.
¿Tiene algún sentido poder ir de Berga a Sant Celoni (unos 130 quilómetros) pero no entre pueblos cercanos provincialmente limítrofes?
Siempre que se hacen delimitaciones territoriales nos encontraremos con problemas de este tipo. Pero es evidente que el ámbito provincial no es el más adecuado.
El Gobierno dice que aceptará excepciones al ámbito provincial como por ejemplo la Vall d’Aran. ¿Propondrán estas excepciones?
Nosotros trabajaremos con el Ministerio sobre la base de las Regiones sanitarias que tenemos, que es lo que más se acerca a lo que piden. Y luego haremos las propuestas de aplicación diferenciada por zonas concretas. Y si están motivadas y justificadas no tendría sentido que nos las rechacen. Ya lo hicimos en la Conca d’Òdena (Igualada).
¿Cuál debe ser el papel de los ayuntamientos en el desconfinamiento?
Nosotros ya hemos hablado con el mundo local y les hemos explicado que el plan de desconfinamiento del Govern de Catalunya entra en el método de actuación pero no decide muchas cosas que son competencia de los ayuntamientos. Son ellos los que deben analizar cómo prestar los servicios y poner a disposición de los vecinos lo que se requiera.
Póngame un ejemplo.
Cómo abrir la piscina en verano. No se trata de si pueden abrir o no, sino de cómo. Lo mismo para las playas. Está claro que no será un verano como el del año pasado pero hay posibilidades de poder abrir las playas. Se trata de fijar cómo hacer el desconfinamiento de forma segura para que no se nos vaya de las manos la situación, sin limitar cosas importantes necesarias para la gente. En muchos pueblos es complejo pasar el verano sin piscina y por ello encontrar la manera de poder hacerlo es importante. Y lo mejor es que encontremos la manera a partir de las propuestas de los municipios, aunque nosotros ayudemos a resolver dudas. La actuación sobre la crisis de la covid-19 se debe descentralizar al máximo con respecto al plan de acción del desconfinamiento. Nosotros somos el Departament de Salut pero no podemos decidir sobre todas las casuísticas que tiene Catalunya, ni a nivel municipal ni a nivel sectorial. El Estado tampoco.
¿Y se podrá hacer?
Lo que pasará es que el Gobierno español irá diciendo que a partir de tal día se entra en determinada fase de desconfinamiento, pero si no se ha trabajado el cómo desconfinar habrá problemas.
¿Comparte las cuatro fases del plan de desconfinamiento estatal y el calendario establecido?
Las cuatro fases no son demasiado diferentes de las propuestas en nuestro plan, pero es muy osado lanzarse a hacer un calendario. Se ha querido contentar a la gente diciéndole lo que quieren oír porque todo el mundo se pregunta cuándo podrá salir de casa. Pero la responsabilidad implica explicar la realidad tal como es. Lo que puede pasar es que si un territorio no puede avanzar de fase no se pueda manejar bien la expectativa de la ciudadanía. La gestión emocional en esta crisis es muy importante porque tendremos que convivir con la covid durante meses. En Francia han planteado unos ejes de actuación que pasan por adaptarse a convivir con el virus, actuar progresivamente y la adaptación local. Y me parece relevante. Hace falta crear una cultura epidemiológica para convivir con el virus durante meses.
¿Y eso no se puede hacer con un calendario?
El problema es anunciar un calendario osado sin saber cómo se gestionará la expectativa que se genera. Y es muy importante gestionarla bien. Una cosa es enviar el mensaje de que vamos a salir de esta, pero las cosas son como son y deben explicarse para evitar frustraciones.
¿Está diciendo que el anuncio del plan del Gobierno puede generar frustraciones en la ciudadanía?
Yo creo que sí porque es posible que no se pueda cumplir. En Alemania se están dando pasos atrás en el desconfinamiento sólo porque se ha reactivado un poco el índice de transmisión. Estamos gestionando un equilibrio muy complicado.
¿Y no cree que la ciudadanía se puede hacer un lío con tanto plan diferente?
Es posible, pero es debido a que se ha perdido la colaboración y coordinación. Pero yo no soy capaz de decirle a toda la gente de Catalunya que tiene muchas dudas y que quiere respuestas que me desentiendo del tema. Y que ya les explicará qué hacer alguien que está en el Ministerio de Sanidad, que no tiene competencias en salud pero que lo decide todo. Se ha roto un marco de colaboración que era imprescindible. Y cada vez que hemos salido a explicar cómo planteábamos la actuación, ha salido el Gobierno español a decir la suya, con cosas parecidas pero mirando de diferenciarse, y esto genera confusión. Y a la gente le sobra confusión y lo que necesita es claridad.
¿Cuál es el estado de la pandemia en estos momentos en Catalunya?
Estamos en una situación controlada en la que hemos tenido la capacidad de poner el sistema sanitario a unos niveles que permitieran absorber una avalancha de casos. Tanto en hospitalización normal como de camas de críticos (UCI) que es la más difícil de hacer crecer pero que hemos triplicado. Ahora vamos lentamente recuperando capacidad pero estamos al 160% de ocupación de camas de críticos respecto a lo que teníamos habitualmente. Y eso significa muchos profesionales trabajando en unas condiciones muy complicadas. Y también que la atención primaria pueda hacer seguimiento de los casos domiciliarios.
¿Podemos dar la epidemia por controlada entonces?
Creo que la situación epidemiológica la hemos conseguido controlar, pero no podemos olvidar que es mucho más fácil haber conseguido el control con un confinamiento total que continuarlo controlando mientras vas desconfinando.
¿Le preocupa que la gente se relaje y no tome las medidas de seguridad?
No. Creo que la gente es bastante consciente en general de lo mucho que nos jugamos. Pero la gente sigue las indicaciones que se van dando y si le dices que se permite hacer una actividad y no le dices cómo hacerlo de forma segura... Es necesario que la ciudadanía no crea que pronto podrá actuar como antes, sino que necesitará precauciones.
¿Pero puede haber un rebrote en las próximas semanas?
Creo que hay una fuerte probabilidad porque la incidencia de casos nuevos diaria aún es muy alta. Por eso nosotros ponemos mucha prudencia para no tensionar este sistema sanitario que lo necesitamos lo más óptimo posible para responder si en algún momento tenemos un rebrote de casos.
¿Continúan ampliando en UCIs por un posible rebrote?
No ampliamos más. Estamos bajando la ocupación de camas de críticos aunque a un ritmo lento a diferencia del ritmo de subida que fue muy fuerte. La bajada durará semanas y meses y durante esta etapa tendremos que compaginar esta actividad todavía muy fuerte de la covid con otras actividades sanitarias que tenemos que empezar a hacer de un forma más o menos intensa. Es importante que hayamos reducido al 65% la ocupación de camas de UCI para covid. Pero sigue siendo muchísimo para una sola patología. Porque hay cientos que pueden conllevar hospitalización en cama de críticos.
¿Eso quiere decir que no se puede atender otras cuestiones?
Hemos dejado muchas cosas de lado que hay que empezar a recuperar. Porque además, cuanto más tiempo pasa, menos aplazables son. Intervenciones quirúrgicas, diagnósticos de cáncer, cribados... Compatibilizar esto es de una complejidad brutal.
¿Hay garantías de que se podrá reiniciar toda esta actividad?
Si no hay rebrotes. Porque una vez empecemos a poner en marcha quirófanos y consultas, si se han de volver a desprogramar será muy complicado.
¿La primera prueba de fuego del desconfinamiento ha sido este sábado con la salida para hacer deporte individual y grupos de convivencia familiar o doméstica. Cómo valora que finalmente el Gobierno español haya optada por las franjas horarias que ustedes proponían i que no aceptaba en un principio.
Las franjas son imprescindible para poder compatibilizar diferentes colectivos que salgan a la calle. Para disminuir riesgos. Si hubiera salido todo el mundo de nueve de la mañana a nueve de la noche, ¿cómo protegeremos a los diversos colectivos? Yo no tenía ganas de poner franjas por ponerlas, pero, sin ellas, es de difícil control esta situación.
¿Hacer estas pruebas en fin de semana es lo más adecuado?
Es un punto de riesgo más porque la gente dispone de más tiempo para poder salir. Pero han sido unas jornadas importantes para los niños y las niñas, para las familias, la gente mayor y para la gestión emocional que supone la desescalada como imagen de que saldremos adelante. Reitero que lo importante es dar mensajes claros de cómo se debe hacer y hacerlo bien. Porque volver atrás es más complicado.
¿Qué información tiene sobre cómo avanzan las investigaciones para conseguir la vacuna y otros tratamientos contra la covid-19?
Hay muchos estudios en marcha. Tenemos varios ensayos clínicos en curso y líneas de investigación que se han abierto a partir de reaprovechar la dotación del programa PERIS que incluía nuestro Plan Estratégico de Investigación e Investigación en Salud que había quedado parado. Son 4 millones de euros para 19 proyectos de investigación escogidos entre 42 propuestas presentadas. Tanto aquí como a nivel mundial se está investigando mucho. Lo que pasa que las vacunas tardan lo que tardan.
¿Y cuánto tardará pues la vacuna?
Podemos tener un golpe de suerte, pero el plazo habitual para desarrollar una vacuna es de un año y medio largo. Creo que este tiempo se acortará recortando trámites, pero hace falta el acierto científico de encontrar la vacuna. Mientras tanto, también hay en marcha en nuestros hospitales varios ensayos clínicos de tratamientos para combatir los síntomas que esperamos demuestren efectividad, y tenemos una comisión asesora farmacológica que supervisa todas las novedades mundiales que surgen sobre el coronavirus y establece criterios y actualiza protocolos.
Ha habido mucha polémica sobre la falta de test de la covid-19 para controlar la pandemia y para el personal sanitario y esencial. ¿Hay suficientes ahora ya?
Hemos tenido las mismas complicaciones que otros países. El virus es nuevo y hubo que montar un sistema para hacer las pruebas diagnósticas PCR, inicialmente con el laboratorio del Hospital Clínic de Barcelona como el principal. Ahora ya tenemos una veintena de laboratorios haciendo estas pruebas.
¿Y en qué consiste el Programa Orfeu de detección masiva de la covid-19 que han puesto en marcha?
El Programa Orfeu se ha añadido a esta tarea de pruebas. Son centros de investigación no vinculados al Departament de Salut que han puesto su capacidad de laboratorio para amplificar el número de pruebas diarias que podemos hacer. Concretamente, el Centro de Regulación Genómica, el Instituto de Bioingeniería de Catalunya y el Instituto de Investigación Biomédica que hacen 170.000 pruebas en seis semanas. Y estamos en disposición de poner en marcha una segunda fase con laboratorios de universidades para ampliar aún más. Con todo ello, no estamos haciendo menos pruebas que en otros países, por el contrario somos de los lugares donde hacemos más. Pero lo más importante es identificar dónde es útil hacer estas pruebas y para qué sirven.
¿Para qué sirven pues las pruebas?
Las pruebas PCR te dan una foto del momento actual de forma individual, de una persona que puede ser positiva o negativa, en ese momento. Y de forma colectiva cuando lo haces en población de mucho riesgo, por ejemplo en las residencias de ancianos. Es muy importante porque te permite tomar decisiones y separar las personas positivas de las negativas tanto si son sintomáticos como si no.
Pero no se están haciendo pruebas generalizadas. ¿Por qué?
Las pruebas PCR no sirven para hacerlas a la población en general. Aplicarlas a la población sana y sin síntomas no nos daría ninguna fotografía. Habría que hacerlas cada día y eso es imposible. Esto es así aquí y en cualquier lugar del mundo.
¿Y los test rápidos son efectivos?
Los que nos envió el Estado no sirvieron, pero con otros test serológicos que hay en el mercado podemos hacer estudios poblacionales. Pero no son una herramienta de diagnóstico. Ni el PCR ni los test rápidos serológicos sirven a las empresas para tomar decisiones sobre los trabajadores. Ha habido la sensación de que las pruebas nos lo salvarían todo y no es así. Te salvan en situaciones concretas como las residencias y por eso se han hecho, cuando hemos podido.
Pues hay grandes empresas y sectores como el mundo del fútbol profesional que prevén usarlos para reiniciar la actividad. ¿No es injusto eso?
Es injusto pero sobre todo genera una falsa sensación de inseguridad hacia el resto de empresas y de trabajadores. Se me hace difícil saber qué harán diferente si saben que alguien ha pasado el coronavirus y supuestamente es inmune y lo que no. Es absurdo. Lo importante en las empresas como en el resto de la sociedad son las medidas de precaución que puedan tomar. El uso de las pruebas puede provocar una falsa sensación de seguridad en una empresa y de inseguridad en muchas otras. Y nuestra responsabilidad es decir lo que hay, que es que las pruebas PCR y los test serológicos no sirven para regular el ámbito laboral.
¿Y qué pasa con las actividades de contacto imprescindibles como la peluquería, dentista, fisioterapia...?
Que habrá que ser muy cuidadosos y cualquiera que tenga síntomas no los tiene que usar.
¿Podremos saber el alcance real de la pandemia? Ha habido un gran lío con los datos de víctimas mortales y contagios...
Nosotros nos hemos esforzado mucho para tener la mayor fotografía posible. Y para abrir los datos a la ciudadanía. Con transparencia absoluta. Informando de los casos confirmados por pruebas PCR pero también de los posibles con síntomas confirmados pero sin prueba hecha. En Catalunya tenemos 50.000 de los primeros y más de 100.000 de los segundos. Esto es una fotografía mucho más real que mirar sólo los casos confirmados por prueba. Y lo mismo con las defunciones, estableciendo un método con las funerarias. Puede que haya algún caso que no era de covid pero seguro que el cómputo se ajusta mucho más a la realidad así que de la otra manera.
¿Las residencias han sido el agujero negro de esta crisis sanitaria?
No. Lo que pasa es que en las residencias viven personas mayores que son las más vulnerables.
¿Pero con otro modelo se podría haber evitado? No en todas las residencias ha pasado lo mismo.
En cualquier caso habría podido pasar lo mismo. Las que no tienen ningún caso positivo no quiere decir que lo hayan hecho mejor que las que sí lo tienen. Hay residencias con un número de muertos elevado que no lo han hecho mal, pero el virus entró al principio cuando aún no conocíamos nada de la enfermedad ni disponíamos de las pruebas y los materiales necesarios. Ahora las residencias han entrado en el mismo circuito que los centros sanitarios y están en la misma priorización.
¿La sanidad catalana estaba en las mejores condiciones para afrontar la pandemia o estaba debilitada? Se ha hablado mucho de los recortes de gobiernos anteriores.
Justamente ahora habíamos empezado a recuperar la Agència de Salut Pública de Catalunya que había desaparecido. Costaba mucho que las políticas de salud pública fueran una prioridad y creo que ahora todo el mundo lo tendrá claro. Y eso significa recursos e inversión. Y no sólo en asistencia sanitaria sino también en prevención y promoción de la salud que suele ser una parte invisible pero es absolutamente imprescindible. Y tener presente que se puede promover la salud desde todos los departamentos del Govern y no sólo desde el sistema sanitario. Pero los problemas de financiación están ahí. Antes de la covid estábamos destinando recursos como nunca a Salut, y aun así, siempre faltan.
El Govern de la Generalitat estaba dividido y enfrentado justo antes de la covid-19 a la espera de unas próximas elecciones. ¿Ha podido hacer frente en condiciones a una situación tan grave dentro de un Ejecutivo en esta situación?
Todo el mundo se ha tenido que centrar en lo que era una prioridad absoluta como es la covid. Es lo que hemos hecho en el Govern y los debates que teníamos los veo como muy de lejos. En cuanto a mi ámbito de responsabilidad, tengo un equipo de gente dispuesto a poner el sistema de salud en el centro de las políticas como un pilar del estado del bienestar, mirar al futuro, acabar con los recortes y ser valientes en transformaciones y cambios. Entonces tenía la sensación de que había mucho trabajo por hacer, y ahora aún más. Entre nosotros y con todo el sector. Somos un país pequeño sin recursos naturales para explotar, pero rico en creatividad y el sector de la salud es ideal para un país que quiere ser de derechos y al mismo tiempo muy abierto, competitivo y ligado al conocimiento. Centrarnos en las Ciencias de la Vida y la Salud, desde el ámbito asistencial pero también en investigación, innovación, empresa, etcétera, es una oportunidad brutal. Y tenemos gente aquí y extendida por el mundo trabajando en ello. Y un ecosistema favorable reconocido mundialmente. Nosotros no nos dedicaremos a la investigación militar porque no tenemos ni la mentalidad ni las ganas.
Para terminar, ¿nos miramos China con soberbia y superioridad respecto a la covid-19?
Creo que nos la miramos en la distancia pensando que la covid-19 no llegaría a extenderse a escala mundial de la forma en que lo ha hecho. La propia Organización Mundial de la Salud no lo preveía. Pero en ese momento lo seguí de cerca y había expertos que me decían que China no lo estaba haciendo mal porque no son unos incompetentes y saben lo que se hacen, y que la situación era muy peligrosa. La prueba es cómo de alerta se puso la población de origen chino de Catalunya. Estas situaciones no se deben mirar con soberbia sino tratando de aprender de los demás.
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