MADRID
Actualizado:Si suman ministro, ingeniero aeronáutico, científico y primer astronauta español el resultado es Pedro Duque (Madrid, 1963) El ministro de Ciencia e Innovación del primer Gobierno de coalición en España tras la democracia posfranquista es una rara avis en nuestra historia política. Recibe a Público en su despacho oficial el viernes, después del Consejo de Ministros extraordinario que aprobó la última prórroga prevista del estado de alarma y cuenta con toda naturalidad que ha venido al Ejecutivo a intentar arreglar lo que siempre ha criticado desde la cúspide de su trayectoria profesional: la infrafinanción estructural de la I+D+i en España y la situación marginal de la ciencia y sus profesionales en el diseño de las prioridades políticas. "O reformamos y reforzamos la investigación y la innovación en España ahora o ya no lo haremos nunca", sentencia.
Vídeo de la entrevista de Público al ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque. Por NÚRIA MARTÍNEZ RIBOT y JAIME GARCÍA-MORATO.
Acaba de salir del Consejo de Ministros. ¿Ha percibido tensión entre la vicepresidenta Calviño y el vicepresidente Iglesias tras exponer ambos públicamente sus diferencias sobre el pacto para la derogación de la reforma laboral entre PSOE, Unidas Podemos y Bildu el jueves?
En las reuniones del Consejo de Ministros se tratan las medidas que se llevan ese día, aunque es verdad -y no ahora, sino de siempre- que algunas veces los ministros hacen un preámbulo o exposición sobre los motivos políticos por los que se lleva esa medida. Pero hoy, precisamente, había una sola medida y todo ha sido normal, rápido y después, cada uno a su trabajo... Si tiene que haber una discusión en un Consejo de Ministros es porque se ha saltado algunos de los pasos previos a la aprobación de una medida por la mesa de Gobierno [reunión de secretarios y subsecretarios, coordinación con Vicepresidencia, etc]. Nada más.
Con su excepcional trayectoria profesional, ¿se ha arrepentido alguna vez de haber entrado en política en el primer Gobierno de Sánchez (2018), haber repetido como ministro y que su departamento esté en el punto de mira por la gestión de la pandemia con un coronavirus tan agresivo?
[Se ríe] Son sentimientos ambivalentes los que uno tiene cuando se levanta, cuando se acuesta y dependiendo de cómo haya pasado el día... Pero también son muchos años viendo a otros países y viendo a España; son muchos años de pensar que en este país la innovación y la investigación necesitaban una reforma; y tenía que ser una reforma importante, un gran impulso. Es verdad que sin demasiada preparación política, en un determinado momento me llaman y me dan la oportunidad de hacer las reformas que yo siempre he dicho que hay que hacer. Al cabo de un tiempo de reflexión, porque todo el mundo sabe que esto representa una cierta hipoteca de la trayectoria que uno hubiera podido tener y que, sin duda, habría resultado menos controvertida, acepté. Porque si ninguno de los que entendemos de determinadas cosas nos ponemos en la dirección del país sobre la gestión de esas cosas, nunca llegaremos a nada. Personalmente, me influyó mucho el tiempo en que estuve con John Glenn [astronauta de la NASA y senador demócrata en EE.UU., fallecido en 2016], que siempre nos repetía: "Si no conseguimos que la gente decente se meta en política, va a ser muy difícil que arreglemos los países".
Ayer jueves compareció ante la comisión de Ciencia del Congreso y habló de un avance señalado de las investigaciones del Instituto de Salud Carlos III con respecto a una vacuna contra la covid-19. ¿Puede decirnos en qué punto se encuentra ese u otros proyectos?
Gracias a una financiación especial que pusimos en marcha por la urgencia de la pandemia, tenemos diez proyectos de vacuna en España con distintos puntos de vista y distintas aproximaciones científicas, tecnologías, etc. Se trata de que aquéllos de nuestros investigadores que tengan ideas diferentes sobre una vacuna puedan llevarlas a cabo, pero ahora mismo, vaya por delante que nadie sabe si este virus permite que se haga una vacuna efectiva que dé inmunidad para siempre. Se está estudiando todo, no ha habido tiempo de saberlo, pero lo que no podemos hacer es no intentarlo. Tenemos, por ejemplo, una vacuna que está en candidato en el CSIC, como dicen los científicos, y ya se está probando en animales. Además, es una vacuna que tiene unas tecnologías que apenas se usan en otras partes del mundo, así que es una alternativa a otras vacunas que se puedan hacer en sitios distintos.
"Tenemos un proyecto de vacuna en el CSIC que ya se está probando en animales"
De los otros diez proyectos, hay uno además que es el más complejo desde el punto de vista de generación de vacuna y que requiere muchísimo trabajo, porque hay que crear un virus nuevo, sintético, que sea igual para nuestro sistema inmunitario pero que no produzca enfermedad. Gráficamente: hay que recortar los genes del virus, dejando el máximo de ellos posible pero evitando los que producen la enfermedad, la virulencia y los síntomas. Este proyecto va por muy buen camino, pero también requerirá tiempo.
¿Cuánto tiempo?
Yo no soy experto en vacunas ni en biotecnología, así que me ha pasado lo que a tanta gente: cuando he preguntado y profundizado en el proceso, me he enterado de que lo mínimo son cinco años entre investigación, pruebas, que no todos los primeros intentos consiguen efectividad y hay que hacer varios e, incluso, volver a repetir investigación y pruebas. Ahora, sin embargo, estamos intentando hacerlo a unas velocidades que jamás se han llevado a cabo y hay más de 120 proyectos de vacuna en todo el mundo. Es verdad que algunas empresas se han adelantado y hecho las pruebas con la primera versión de su proyecto, obteniendo resultados que parecen esperanzadores, pero creo sinceramente que hasta fin de año no sabremos si de verdad hemos encontrado una solución para esto.
Hay proyectos esperanzadores en China, EE.UU., Reino Unido... Pero aparte del prestigio obvio, ¿en qué nos beneficia la obtención de una vacuna en España con fondos públicos?
Esto va a ser más una cuestión de grado que de una carrera, es decir, habrá unas vacunas antes pero que no necesariamente van a ser mejores, y habrá que verlo entre los meses que restan de este año y los primeros de 2021. Sin duda, el prestigio de nuestros científicos, en las publicaciones internacionales, etc. es muy importante, pero si se obtiene una vacuna en España financiada con dinero público, será mucho más fácil hacerla accesible al ciudadano, habrá menos barreras comerciales y menos obstáculos de los que ya se están percibiendo y tienen que ver con la política y la geopolítica mundiales, el veto de unos países a otros,...
¿Cree que serán leales al interés general las farmacéuticas con sus investigaciones y la comercialización de vacunas y/o tratamientos contra la covid-19?
Ahora se está produciendo un fenómeno, que seguramente es temporal, de empresas que dicen que van a ofrecer sus descubrimientos contra el virus o sus consecuencias a precio de costo, únicamente. Ya se verá cuando se firmen los contratos, pero yo he trabajado en una farmacéutica y, como todas las empresas, se deben a sus accionistas, tienen que pagar a sus trabajadores...
"A día de hoy, nadie está utilizando la cuestión comercial en detrimento de la vida de las personas"
No dejan de ser un negocio ...
Si yo tuviera una farmacéutica, haría lo mismo: trabajar mucho para conseguir la vacuna cuanto antes, intentar venderlo a los gobiernos el primero e incluso, por adelantado,... Es lo normal.
... con el que se podría especular.
A día de hoy, nadie está utilizando la cuestión comercial en detrimento de la vida de las personas.
Y a la vista de ese carrera comercial por lograr una vacuna, ¿nos ayudaría tener una industria farmacéutica pública, por ejemplo, europea?
En general, hay muchas soluciones para todo. No necesariamente que haya empleados públicos trabajando en una factoría es la solución para que el público tenga acceso a los productos. Hay otras formas igual de efectivas; por ejemplo: nosotros estamos hablando con industrias farmacéuticas, que están en España, que tienen su producción, muy buena tecnología, que son capaces de fabricar vacunas... y que las estamos contratando para que trabajen para el Gobierno, para los ciudadanos. Vamos a comprarles toda su producción, porque el tener empresas a las que puedas dirigirte como Gobierno y que tengan competencia entre ellas también funciona muy bien. Para mí, el problema mayor de tener industrias públicas es qué haces con ellas cuando en una determinada situación, el mercado tiene la solución. Lo mejor, en mi opinión, es tener un sustrato tecnológico investigador, innovador, potente... en distintas zonas del país, en Europa, colaborando entre sí en lo que ahora llamamos ecosistemas de innovación,... De forma que lo que haga el Estado sea fomentar una innovación cada vez mejor, comprar los productos a los mejores, si es posible, y mantener el acceso al producto de las personas.
En caso de rebrote de la covid-19, que una buena parte de científicos dan por seguro, ¿está España preparada o reviviremos la situación dramática de marzo y abril?
Estoy convencido de que el trabajo de preparación que se ha hecho con enorme esfuerzo por parte de mucha gente del sistema sanitario nos hace estar mucho mejor preparados, aunque en aquel momento hubiera carencia de muchísimas cosas. Ha sido un trabajo de detección de diagnóstico que tuvo que ponerse en marcha en tiempo récord, teniendo en cuenta que fuimos uno de los países de crecimiento de la gráfica más rápido.
"El mayor problema de las industrias públicas es qué haces con ellas cuando en una situación determinada, el mercado ya tiene la solución"
Ahora, todo el sistema de fases que se está haciendo es precisamente para tener un control sobre los repuntes o pequeños incrementos, de forma que si suceden, tengamos la posibilidad de frenar, de dar un paso hacia atrás. Ahora se está preparando la atención primaria en los centros de salud para el testado, algo que no hemos tenido tiempo de hacer. Estamos muchísimos mejor preparados, aunque hay que insistir a la gente que con confianza, pero con mucha cautela. La covid-19 no es una una enfermedad banal, de ninguna manera, como al principio quiso proyectar alguna gente, y hay que evitar especulaciones, trabajar con datos, facilitar los medios... El Ministerio de Ciencia e Innovación ha puesto a disposición de la sanidad laboratorios que ahora mismo están trabajando en áreas científicas las cuales, si se necesitaran en algún momento, pudieran ponerse inmediatamente en marcha. Sí, estamos muchísimo mejor preparados.
¿Y para otras pandemias que no sean la de este coronavirus?
Creo que todo el mundo ha entendido que la preparación de los países occidentales para hacer frente a pandemias súbitas era muy deficiente o no existía, directamente. Ahora tenemos que hacer mucho más caso de las advertencias que venían, por supuesto, de la ciencia, es verdad que siempre muy moduladas, porque no se sabe si habría pandemia o no, cuándo... Hay que hacer caso de las advertencias, tenerlas muy en cuenta y hacer planes específicos. Lo cual no es nada nuevo, porque lo hacemos con todo lo demás: cuando volamos los aviones, las naves espaciales... Hacen falta medidores claros que alerten cuando se esté produciendo el fenómeno y tener los medios. Igual que acumulamos el petróleo en depósitos gigantescos por si hay problema de suministros, tenemos que hacerlo con los equipos y materiales sanitarios. Hay que poner todo esto en marcha y lo vamos a hacer.
En estos momentos, parece un hecho la concienciación de la gente sobre que sanidad, ciencia, investigación, innovación... deben ser las nuevas prioridades políticas. ¿Tienen los gobiernos y los políticos esa conciencia?
Creo que sí, y los que estamos aquí dentro tenemos la obligación de que no se pierda esa conciencia. Además, considero que estamos empezando a hacer calar el mensaje de que solo con investigación e innovación podremos tener un futuro como economía. Hemos demostrado asimismo, que la reacción que se tuvo de la investigación y la innovación en la anterior crisis, la de 2008, fue contraria a la reacción de los demás países y además, errónea. Así que ahora hay que concienciarse de que éste es el momento, todo el mundo lo entiende: o reformamos y reforzamos la investigación y la innovación en España ahora o ya no lo haremos nunca.
Un ejemplo de esa toma de conciencia es que ha habido un incremento de donaciones privadas al CSIC en esta pandemia: se ha pasado de 60.000 euros a 10 millones. ¿Qué significado dan a ese dinero?
Por supuesto, estas donaciones indican que también va calando el mensaje de que, al menos una pequeña parte más de nuestros impuestos, debería dedicarse a la investigación y a la innovación. Pero no es el sistema tampoco; el sistema debe estar estabilizado y los presupuestos del Estado deben dedicar una contribución similar a la que dedican a la ciencia el resto de países europeos, a los que les va mejor porque pusieron ese dinero antes. Las donaciones no pueden ser la solución al problema estructural de la ciencia y la innovación en España.
"Las donaciones no pueden ser la solución al problema estructural de la ciencia e innovación en España"
Dicho esto, las donaciones ahora nos están resultando de una enorme utilidad, además, porque al no venir de los presupuestos del Estado, al ser privadas, no necesitan pasar por todo el trámite de aprobación para su uso. El CSIC tiene docenas de proyectos nuevos gracias a ese dinero: ayudas para los proyectos de vacuna, ayudas para encontrar fármacos nuevos, a hallar nuevas formas de ventilación y limpieza del aire, a estudios multidisciplinares que incluyen a las ciencias sociales (por ejemplo, cómo hacer que la gente reaccione de forma más efectiva a las medidas y obteniendo mayor felicidad, aun dentro del confinamiento; cómo asimilar el luto...)
Más allá de investigaciones puntuales y la elevada valoración de los científicos ahora, ¿falta conocimiento sobre los retornos que conlleva la inversión en ciencia e innovación a la economía; sobre el hecho de que un país bien financiado en este
área es un país rico?
Éste es un punto muy importante, sí, en el que la reforma que tenemos que hacer debe incidir particularmente: favorecer los retornos y la transferencia de los resultados en investigación al sistema productivo, económico. La gente lo va entendiendo, porque solo con que hemos conseguido mantener la financiación pública en I+D+i estos años, aunque fuera muy precariamente, en los laboratorios en donde ahora se está buscando vacunas, se ha conseguido iniciar las investigaciones en un punto desde el que la distancia es poca. Es decir, el punto en el que se está no es de cero gracias a veintitantos años anteriores de investigación en los coronavirus. Y pasa en todas las áreas, porque si no hacemos Física, no encontraremos los nuevos semiconductores que nos harán ponernos por delante en electrónica; si no hacemos ciencia de los materiales, no conseguiremos los nuevos motores eléctricos y las baterías que harán que no perdamos el tren con respecto al transporte eléctrico... Todas las áreas de la Ciencia, incluidas las sociales, tienen un uso posterior a la investigación que, además, mejora los productos, la competitividad de las empresas, hacen que éstas tengan más margen y puedan pagar mejores sueldos... y crean empleo de calidad, más empleo y de calidad.
En una entrevista publicada en 'XL Semanal', Mariano Esteban, jefe del Grupo de Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), aseguraba: "Invertir en ciencia es mucho más útil que hacerlo en Defensa. Y en Sanidad. Le han cortado los pies a nuestro sistema sanitario y hay que recuperarlo, fortalecerlo de nuevo". ¿Gastamos demasiado en Defensa?
No quiero hacer un sistema maniqueísta entre la inversión en defensa y la inversión en innovación. Por ejemplo, en EE.UU. el fomento de la innovación por parte de los poderes públicos es casi todo en inversión en Defensa porque existen una serie de elementos que se necesitan para Defensa que producen innovaciones y nutren a los centros científicos. Es una manera de hacerlo, aunque aquí lo hacemos al revés: invertimos proporcionalmente mucho más en Defensa que en las áreas de Ciencia. No deben ser polos opuestos, en Defensa hay investigación también. ¿De dónde sale ese producto que puede medir toda la temperatura de las personas que van por un pasillo? De los sensores infrarrojos que produce la industria de la Defensa.
Con la pandemia, parece que va usted con todos los argumentos en la cartera de Ciencia para negociar los próximos presupuestos generales...
No estamos aún con eso, como es lógico, pero vuelvo a decirlo: si no lo hacemos ahora, ya no lo haremos nunca. La financiación público-privada de la investigación y la innovación está a la mitad de lo que debería ser.
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