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La subida de tipos del BCE lleva la economía a una situación límite

El organismo que dirigen Lagarde y De Guindos desliza su intención de mantener durante dos años los intereses en su mayor nivel desde la 'gran recesión', aunque con un discurso teñido de ambigüedad.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, habla con los reporteros después de la reunión de política monetaria del Consejo de Gobierno, en Frankfurt, el 4 de mayo de 2023.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, habla con los reporteros después de la reunión de política monetaria del Consejo de Gobierno, en Frankfurt, el 4 de mayo de 2023. Kai Pfaffenbach / REUTERS

"Nos estamos acercando al límite", señala Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas, el think tank económico de las antiguas cajas de ahorro. Coincide con Julio Rodríguez, de Economistas Frente a la Crisis, para quien "subir más los tipos podría frenar las tasas de crecimiento de la economía, y eso ha hecho que sean moderados". Y también con Alfredo Jiménez, del IEA (Instituto Español de Analistas), quien apunta que "el mercado piensa que los tipos de interés todavía podrían subir un poco más, pero sólo 50 puntos básicos como máximo repartidos en las dos reuniones siguientes".

Parece haber unanimidad entre los analistas a la hora de valorar la subida del 0,25% que el Banco Central Europeo (BCE) ha aplicado a los tipos de interés, lo que sitúa en el 3,75% el precio anual del dinero para las operaciones de financiación, en el 4% el de la facilidad marginal de crédito y en el 3,25% el de la facilidad de depósito, que es la remuneración que reciben las entidades financieras por mantener sus fondos en el emisor.

La medida entrará en vigor a partir del 10 de mayo de 2023, lo que supondrá que apenas nueve meses (282 días) y tras siete decisiones de política monetaria los tipos de interés habrán subido 3,75 puntos, la mayor alza desde que el BCE comenzó a operar en el tránsito del siglo XX al XXI.

De confirmarse los pronósticos que apunta Jiménez, los tipos de interés de la Eurozona regresarán el próximo verano al nivel más alto de las dos décadas de existencia de la moneda europea, el 4,25% que ya alcanzaron entre junio de 2000 y octubre de 2008, en el descenso previo a la etapa de tipos cero vigente de 2016 a 2022.

Fijar los tipos "en niveles lo suficientemente restrictivos"

Los temores de los analistas tienen su origen en la naturaleza misma de la herramienta política monetaria que supone la modificación de los tipos de interés: se suben para frenar la actividad mediante una restricción del crédito y se bajan para estimularla al facilitar el drenaje de esa misma financiación hacia los tejidos productivo y comercial, en una medida de trazo grueso que obvia los daños que eso puede causar en las empresas y las familias de mayor fragilidad al disparar sus costes financieros y, especialmente, los de carácter hipotecario y que, en el caso europeo, se combina con una firme decisión de apuntalar a la banca.

Y todo apunta a que ese mecanismo, cuyo cuarta pata se encuentra en un encarecimiento de la deuda pública que ahora se combina con el anuncio de que a finales del año que viene cesan las recompras salvo nuevas crisis de la prima de riesgo, lleva camino de mantenerse durante dos años o más.

"Las decisiones futuras del Consejo de Gobierno asegurarán que los tipos de interés oficiales se fijen en niveles lo suficientemente restrictivos para lograr que la inflación vuelva a situarse de forma oportuna en el objetivo del 2% a medio plazo y se mantengan en esos niveles durante el tiempo que sea necesario", señala el comunicado en el que el BCE explica su decisión, una declaración que se combina con unas previsiones cuya última edición, de marzo, asegura que "los expertos del BCE prevén ahora que la inflación se situará, en promedio, en el 5,3% en 2023, el 2,9% en 2024 y el 2,1% en 2025".

Sin embargo, la responsable del BCE, Cristine Lagarde, optó este jueves por un discurso ambiguo ante los evidentes riesgos de tener que aflojar la brida de los tipos de interés si la economía pincha como consecuencia del estrangulamiento del crédito.

"El BCE no está en pausa, que quede claro", dijo una Lagarde que insistió en desligar sus decisiones de las de la Reserva Federal de EEUU, que sí parece optar por la temporización tras haber situado sus tipos en niveles de 2007, y que enfatizó el hecho de que "no escuché a nadie pedir [una subida] cero" en la reunión de la cúpula del emisor europeo.

"La fuerte subida afecta a empresas y familias"

El objetivo declarado de las subidas de tipos consiste en situar en el 2% la inflación de la Zona Euro, hoy en el 7% tras haber alcanzado el 10,6% en noviembre mientras la subyacente se encuentra en el 5,6% tras haber superado el 5% en el cambio de año, aunque las recetas monetarias entrañan el riesgo de causar daños irreversibles en la economía.

"La subida de tipos ha sido muy fuerte. Está afectando a empresas y familias, pero todavía no se han revisado todas las hipotecas y el impacto puede ser aun mayor", explica Carbó, quien considera que "va a haber algo más de cautela" ante el riesgo de "pasarse de frenada", ya que los efectos de las medidas de este tipo tardan entre seis y ocho meses en percibirse.

"No descarto alguna subida, pero no podemos pensar que vaya a haberla en cada reunión del BCE", indica el director de Estudios Financieros de Funcas, que anota cómo, al mismo tiempo, "pararán ante la menor señal de recesión, pero no estamos en esa situación", y sin descartar bajadas en función de la magnitud de los eventuales daños.

"Es muy difícil de determinar, aunque parece claro que este nivel de tipos va a mantenerse durante un tiempo", añade.

"Si no sube la inflación no lo harán los tipos"

Lagarde eludió dar pistas en su ambiguo discurso, en el que aseguró que "no hay un número mágico [de los tipos] para determinar un territorio suficientemente restrictivo" como para "reconducir la inflación", aunque anotó que "estamos en el camino" al mismo tiempo que celebró la encuesta en la que el grueso de los empresarios que han renunciado a endeudarse para financiar su actividad asegura que lo hace por la carestía del crédito y no por carecer de proyectos o ganas de invertir.

En los últimos meses han aparecido tres factores de peso en el escenario macroeconómico como son el descenso de los precios de la energía por un lado y, por otro, la crisis bancaria en EEUU y sus coletazos en Europa junto con los primeros presagios de la cercanía de una recesión en norteamérica.

"Si la inflación no sube más no va a haber más subidas de tipos, e incluso puede comenzar a haber bajadas" si el IPC europeo cae de manera notable, apunta Rodríguez, que llama la atención sobre otro de los 'efectos secundarios' del uso de la herramienta monetaria: la reducción del valor de los activos de deuda antiguos de los bancos a la hora de venderlos en los mercados secundarios en caso de necesidad y, con ella, la devaluación de las propias entidades financieras.

"La Reserva Federal ha tenido miedo de causar daños graves en los bancos, un riesgo que es menor en Europa", indica, al tiempo que llama la atención sobre las patentes deficiencias en materia de supervisión bancaria que muestra la administración estadounidense, cuando menos con las entidades de menor tamaño.

"También ha quedado claro que [en el BCE] estuvieron muchos años consintiendo todo tipo de operaciones y favoreciendo algunas de tipo especulativo en la bolsa y en el mercado inmobiliario", explica el economista, que apunta la existencia de un vector inflacionista por la parte de la demanda, y no solo de la oferta y los márgenes, como consecuencia de las políticas expansivas implementadas para hacer frente a la crisis pandémica.

"La restricción monetaria continúa"

"La encuesta de préstamos bancarios refleja una reducción de la demanda de crédito y un endurecimiento de las condiciones de concesión en el primer trimestre de este año", explica, por su parte, Jiménez, quien se pronuncia en términos similares a los de los otros expertos cuando señala que "esta restricción y encarecimiento del crédito es la consecuencia de las intensas subidas de tipos que se han producido y podría tener efectos en la actividad económica en los próximos meses".

Para este economista, el BCE ha lanzado un "mensaje claro de que la restricción monetaria continúa aunque la subida haya sido menor" al que se añade otro en el sentido de que "todavía quedan subidas de tipos por hacerse".

La tercera conclusión seria que "el BCE va a dejar de reinvertir los vencimientos de las compras realizadas dentro del programa de compra de activos" de deuda pública, una combinación de mensajes que este jueves provocó una "primera reacción" de "ligera subida" en las bolsas.

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