Este artículo se publicó hace 2 años.
Sindicatos y empresas buscan medidas para "minimizar" el impacto en el empleo de la reconversión del coche eléctrico
Los trabajadores del sector del automóvil piden que los convenios incorporen cláusulas para reorientar los puestos de trabajo, mientras el Clúster de la Industria de la Automoción de Catalunya insta a aprovechar el período de transición hacia el nuevo modelo de construcción de vehículos para generar personal especializado.
Barcelona-
En El Prat de Llobregat, donde la compañía Seat tiene uno de sus tres centros de producción en Catalunya, el futuro de más de un millar de familias depende de su actividad principal, fabricar motores de combustión. Ahora que, de momento, la planta no tiene asignado el montaje de ningún motor eléctrico, la incertidumbre sobrevuela la plantilla. En ese contexto, los sindicatos están buscando alternativas para que la herida sobre el empleo sea la menor posible. Si no se lograra ningún avance, el peor escenario podría ser el cierre de la planta de la comarca del Baix Llobregat.
"Trabajamos para encontrar una alternativa ecológica que minimice el impacto laboral". Así lo comenta el presidente del comité de empresa de Seat, Matías Carnero. En plena negociación del nuevo convenio laboral, Carnero añade que "nos toca hablar de producto y compromiso de trabajo, además de mejoras en la formación de los trabajadores con la mirada puesta en un futuro verde que cada vez está más cerca y que resulta inevitable para el sector de la automoción".
La problemática que deben afrontar los empleados de Seat es un ejemplo ilustrativo de la situación con la que deben convivir las plantas de fabricación catalanas por el proceso de transición del vehículo de combustión al modelo eléctrico.
Algunas de las primeras víctimas ya han sido la multinacional alemana Mahle, dedicada a la producción de pistones para motores de combustión interna, que ha cerrado su fábrica de Vilanova y la Geltrú (Barcelona) dejando en la calle a 343 personas, o la antigua Bosch (ahora reconvertida en planta de reciclado de plástico) de Castellet i la Gornal (Tarragona), que el pasado mes de noviembre anunció el cierre de su línea de fabricación de limpiacristales, con una plantilla de 300 trabajadores.
En este contexto de una crisis que traspasa el ámbito catalán, la Federación de Industria del sindicato UGT muestra su preocupación "ante la extrema gravedad que vive la industria automovilística", en la que confluyen la escasez de semiconductores, encarecimiento de la energía y las materias primas, los efectos de la pandemia y ahora también las consecuencias económicas derivadas de la invasión de Ucrania.
Recuperar la Mesa de la Automoción
UGT ve inexcusable la parálisis de la Mesa de la Automoción ante la situación que está atravesando el sector automovilístico y pide su reanudación urgente: "No entendemos que más debe ocurrir para que desde el Ministerio de Industria no se convoque de una vez por todas la Mesa de la Automoción y se adopten las medidas globales necesarias para recortar la sangría de pérdida de empleo actual".
Desde el sindicato, lamentan que la administración fie todas las expectativas de solución a la puesta en marcha del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte), puesto que apuestan por que "esta solución vaya acompañada de una política de Estado integral que facilite una transición ordenada que no deje atrás a ningún trabajador".
Desde la administración local se han puesto manos a la obra ya a principios de febrero. La Diputación de Barcelona presentó un programa de apoyo a la industria de la automoción, en el que colabora con los consells de las comarcas del Alt Penedès, la Anoia, el Bages, el Berguedà, el Baix Llobregat, el Garraf, el Vallès Occidental y el Vallès Oriental, las ocho comarcas que presentan un índice de especialización en la industria del automóvil superior al 25%.
La iniciativa contempla acciones transversales con planes de acompañamiento empresarial, búsqueda de ayudas, formación para capacitar a los trabajadores, acreditaciones competenciales y actuaciones preventivas para evitar nuevos cierres empresariales. En total, se espera un impacto en más de 645 empresas y más de un millar de trabajadores.
En el caso del Baix Llobregat, donde la automoción tiene un peso considerable, alcanzando un volumen de negocio de casi 20 millones de euros y empleando a más de 34.000 personas, el Consell Comarcal señala que la propuesta implica acompañar a empresas proveedoras del sector del automóvil para ofrecer apoyo a la transformación y la adaptación hacia nuevos modelos de negocio y atraer a nuevos inversores.
Proveedores y fabricantes de baterías
Planes de formación y reorientar la producción hacia el ámbito de un ecosistema empresarial de los proveedores de cargadores y fabricantes de baterías. Es la reivindicación del Clúster de la Industria de la Automoción de Catalunya (CIAC). Su presidente, Josep Maria Vall, admite que la fabricación del motor eléctrico comporta menos actividad laboral y mano de obra directa. Por eso, aboga por aprovechar el período de una década de convivencia entre los coches de combustión, los híbridos y los eléctricos para "impulsar planes de formación en las plantas de automóviles por no poner en peligro los puestos de trabajo del futuro".
Vall recuerda que desde el anuncio de la fabricación de un vehículo eléctrico hasta su comercialización puede pasar un período de cinco años. Además precisa que para que a un fabricante le sea rentable la venta es necesario que un 10% de la flota sea eléctrica. Con estos elementos, Vall insta a crear una nueva necesidad mientras se montan las nuevas fábricas. "Debemos formar a gente especializada y ser capaces de responder a la demanda que habrá de empresas proveedoras de cargadores de baterías y fabricantes".
En estos momentos, el elevado precio de los turismos y la carencia de puntos de recarga son los factores que frenan la expansión del uso generalizado del vehículo eléctrico. De hecho, Vall cree que si sacan adelante estas medidas, una sola planta podría generar entre 2.500 y 3.000 puestos de trabajo, una cifra similar al excedente de trabajadores calculado por la dirección y los sindicatos de Seat que provoca la apuesta por el vehículo eléctrico en las plantas catalanas de la compañía.
En un momento global caracterizado por el encarecimiento de las materias primas y el petróleo, la dificultad de encontrar chips y semiconductores, ahora agravado con la invasión rusa de Ucrania, los fabricantes de automóviles se ven obligados a reducir sus producciones frente a la carencia de componentes. Menos volumen, acompañado de un aumento de costes operativos. Para hacer frente a este panorama, el sector coincide en que la reorientación de la actividad y la formación continua parecen ser los únicos instrumentos para salir adelante.
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