Este artículo se publicó hace 3 años.
Los países europeos maniobran para rebajar el precio en la factura de la luz ante los temores de un invierno duro
El Gobierno de Sánchez presiona a la UE para que dé una respuesta ante las subidas históricas del precio de la electricidad. El tema será tratado al máximo nivel en la próxima cumbre europea. Países como Italia, Francia o Grecia siguen la estela de Madrid y aprueban medidas para aliviar la carga de sus ciudadanos.
María G. Zornoza
Madrid-
El verano dejó récords en el precio de la luz para los bolsillos de los españoles. Agosto experimentó un incremento histórico del 34,5%. Hace tan solo unas semanas, este era un problema nacional. Ahora es ya un debate europeo ante una tendencia alcista e imparable que se replica en la mayoría de Estados miembros. "Creemos que si las reglas del juego se establecen en las leyes europeas, los remedios también deberían hacerlo", señalan en una misiva enviada a Bruselas Nadia Calviño, vicepresidenta económica, y Teresa Ribera, vicepresidenta de Transición Ecológica.
La televisión pública belga ha calculado que la factura de la luz y el gas para una familia de cuatro miembros ha aumentado durante el último año 657 euros. El temor ahora no es solo que la situación se perpetúe, sino que empeore todavía más de cara a un invierno al que la UE llega sin apenas reservas. Según Bloomberg, el aumento sin precedentes del precio del petróleo y de la energía podría suponer un coste de 100.000 millones de euros a los consumidores europeos entre este invierno y el próximo.
La crisis energética ha llegado de la mano de Madrid a la cúspide de la esfera europea. La intención de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, es abordarla al más alto nivel en la cumbre de otoño que reunirá a los 27 líderes europeos en Bruselas el 21 y 22 de octubre. Además, los Socialdemócratas han pedido un debate en el Parlamento Europeo "para encontrar soluciones europeas" a esta crisis que amenaza con dejar a millones de hogares en situación de pobreza energética. Según datos de la Comisión Europea, alrededor de 34 millones de ciudadanos comunitarios no pueden permitirse calentar sus viviendas de forma adecuada.
A esperas de las decisiones concretas que se tomen a nivel comunitario, varios Estados miembros han adoptado medidas para contener la subida energética. Hace unas semanas, España rubricó un plan de choque cuyo objetivo es abaratar la factura media un 22% este 2021 a través de recortar unos 2.600 millones de euros los "beneficios extraordinarios sobrevenidos" de las compañías eléctricas.
El Ejecutivo que lidera Mario Draghi en Italia prepara un paquete de 4.000 millones de euros para aliviar el encarecimiento de una factura que prevé dispararse un 40% a partir del 1 de octubre. El país transalpino es, junto a España, uno de los más afectados en esta crisis debido, en parte, a su alta dependencia energética del exterior. Ya en el primer semestre del año, Roma invirtió 1.200 millones de euros para mitigar este en sus ciudadanos. Por su parte, Grecia ha aprobado subsidios para las rentas más bajas y descuentos generalizados para la población.
El mercado francés es menos volátil porque cuenta con mayor dependencia de la energía nuclear. Sin embargo, París tampoco ha sido ajeno al aumento de precios en las facturas de la luz. Su situación política es, además, más sensible. Los franceses celebran elecciones presidenciales el próximo año y Emmanuel Macron, líder del Elíseo, no puede permitirse otra crisis como la desatada por los chalecos amarillos. Por ello, ha aprobado un paquete de ayudas por valor de 580 millones de euros que serán distribuidos en cheques de 100 euros a las familias y personas más vulnerables.
En Alemania, que ha visto los precios de la luz incrementarse un 50%, las medidas para la seguridad energética se perfilan como claves para el Gobierno que salga de las urnas el próximo domingo. Y claves serán Los Verdes, quienes se oponen de forma radical al gaseoducto Nord Stream 2 y cuentan la transición ecológica en el centro de su agenda. Sin embargo, los consumidores germanos apenas lo han notado en sus bolsillos porque los proveedores del país compran el gas mediante contratos de precio fijo a largo plazo.
Causas y consecuencias
Los precios del gas en Europa se han disparado un 250% este año debido a una combinación multidisciplinar de factores naturales, climáticos, económicos y geopolíticos. El frío invierno pasado agotó las reservas de gas europeo. La vuelta progresiva a la normalidad y la reactivación económica han provocado un aumento de la demanda, no solo en el Viejo Continente, sino también en Asia. Pero la oferta, especialmente la rusa, no ha seguido el mismo ritmo. 40 eurodiputados han pedido a la Comisión Europea que inicie una investigación sobre el gigante ruso Gazprom por sospechas de que está alterando deliberadamente el suministro a Europa como chantaje para obtener un permiso incondicional para la puesta en marcha del controvertido gaseoducto Nord Stream 2, que conecta Rusia por Alemania directamente por el mar Báltico.
La alta cotización del gas natural en los mercados internacionales y el impuesto asociado al CO2 que los países europeos deben abonar para la descarbonización también han hecho su parte. Todo ello, entorpece la hoja de ruta verde que pretende convertir a Europa a mitad de siglo en el primer continente climáticamente neutro. Bruselas se defiende alegando que la crisis actual reitera la necesidad de apostar por las energías renovables para disminuir la dependencia de combustibles fósiles como el petróleo y el gas natural, pero la gran pregunta es quién pagará la factura de tal ambiciosa transición.
Por último, los países más perjudicados en la actual crisis energética se arriesgan a que esta situación suponga una ralentización de su recuperación económica y a enfrentar un otoño caliente en las calles por el hartazgo de los ciudadanos.
Qué pide España a Bruselas
El Ejecutivo que encabeza Pedro Sánchez suma semanas reclamando a la Comisión Europea una revisión profunda del mercado energético europeo. Pero esta medida no está en los planes de Bruselas, que sigue defendiendo el actual como el sistema "más eficiente" y "sostenible a largo plazo". Kadri Simson, comisaria de Energía, sí ha revelado que presentará una serie de recomendaciones en las próximas semanas para frenar la escalada de los precios. No serán cambios de calado, sino una especie de orientación a los Estados miembros con ideas permitidas por el acervo comunitario tales como reducciones del IVA o ayudas directas a los sectores más vulnerables, pymes y consumidores.
La estrategia principal de Madrid es europeizar esta problemática: que la crisis de los precios de la luz tenga un enfoque europeo. En la propuesta enviada a la capital comunitaria, las dos vicepresidentas piden un mayor control de las especulaciones en el mercado de derecho de emisión de CO2 o más margen de maniobra a los Gobiernos nacionales para que puedan reaccionar ante subidas repentinas de los precios, como las vividas durante estos meses.
Además, de la mano de Italia, el país aboga por centralizar las compras mayoristas de gas. Sería una estrategia similar a la compra de vacunas contra la Covid-19. La Comisión Europea negociaría con los países terceros y daría la posibilidad a los Estados miembros de acceder a estos recursos de forma proporcional y equitativa. Pero son medidas que no llegarán antes de un invierno que se presume difícil para los hogares europeos.
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