Este artículo se publicó hace 4 años.
Los poderes de BlackRock en el Ibex: participaciones significativas en 19 sociedades, con 18.000 millones de valor
La mayor gestora de fondos del mundo es el principal inversor del índice selectivo español, con una presencia muy importante en sectores como el energético y el financiero.
Vicente Clavero
Madrid-
Ni Amancio Ortega, ni los Botín, ni niguna otra de las grandes fortunas españolas o sus respectivos vehículos de inversión. El verdadero dueño del Ibex, quien más participaciones acumula en sus 35 sociedades es una gestora de fondos.
Pero no una gestora cualquiera, sino la mayor del mundo: nada menos que la estadounidense BlackRock, con sede en New York.
Sus movimientos en Bolsa y otros mercados son continuos, en busca de oportunidades que le permitan rentabilizar los 7,8 billones de dólares que gestiona, equivalentes a casi dos veces el Producto Interior Bruto (PIB) de Alemania. Por eso es muy difícil obtener una foto fija de la posición que tiene en sus participadas, donde además no siempre posee paquetes significativos.
Son estos paquetes, superiores al 3%, los únicos que hay que declarar preceptivamente a los reguladores; en el caso de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Y los que deben constar en los informes anuales de gobierno corporativo de las sociedades cotizadas, que publica dicho organismo en su página web para general conocimiento de los inversionistas.
Los más recientes corresponden a 2019 y en ellos se aprecia que a 31 de diciembre de ese año BlackRock mantenía paquetes significativos en diecinueve valores del Ibex, cuya capitalización conjunta rondaba los 380.000 millones de euros. El precio de mercado de las participaciones de la gestora en tales valores superaba entonces los 18.000 millones, lo que suponía casi un 5% del total.
BlackRock, cuyo primer ejecutivo es Larry Fink, un poderoso hombre de negocios que colaboró con Donald Trump al principio de su mandato, no hace ascos a ningún tipo de sector. Tiene intereses en el de comunicaciones (Telefónica y MasMóvil), en el inmobiliario (Colonial, Merlin), en el farmacéutico (Grifols), en la construcción (ACS, Ferrovial), en el aeroportuario (AENA), en el de viajes (Amadeus) y, por supuesto, en el energético y en el financiero.
Uno de sus paquetes más valiosos es el de Iberdrola (5,16% del capital), que al cierre del pasado ejercicio ascendía a 3.013,6 millones de euros. A la misma fecha también poseía un 5% de Repsol, un 3,04% de Red Eléctrica y un 3,38% de Enagas. De las energéticas del Ibex, BlackRock sólo estaba ausente de Endesa y Naturgy, al menos por lo que se refiere a participaciones significativas.
En la banca, su presencia es aún más abrumadora. En los informes de gobierno corporativo correspondientes a 2019, el fondo estadounidense figura con un 5,43% del Santander, un 5,92% del BBVA, un 3,07% de CaixaBank, un 5,21% del Sabadell y un 3,76% de Bankinter. En Bankia irrumpió en mayo de este año con la compra de un 4,3%, que lo convirtió en el segundo accionista, por detrás del Estado.
Desde que en 2016 inició su desembarco en la gran banca española, BlackRock se ha embosado 650 millones de euros en concepto de dividendos. Sólo dos accionistas han percibido más dinero: la Fundación "la Caixa", propietaria del 40% de CaixaBank (2.000 millones), y el FROB, ahora llamado Autoridad de Resolución Ejecutiva, que controla el 60,18% de Bankia (1.200).
BlackRock no suele exigir representantes en los consejos de administración de sus participadas, pero eso no quiere decir que carezca de influencia o que sus demandas sean ignoradas. Todos los años, Fink dirige una carta a los responsables de las sociedades en las que invierte, con orientaciones generales sobre la situación económica, sus perspectivas y dónde debe ponerse el foco de la gestión.
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