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Actualizado:El mercado petrolífero anda alborotado. Siempre lo está. Es el negocio, quizás, más dependiente de factores endógenos a la normal búsqueda del equilibrio entre la oferta y la demanda. Pero el escenario otoñal denota una cierta anarquía que despista sobremanera a los analistas. El barril West Texas Intermediate (WTI), de referencia en EEUU, se ha situado en su nivel más barato de los últimos tres años y ha llegado a cotizar la semana pasada por debajo de los 65 dólares. El de Brent, que determina su precio en Europa, también ha bajado de los 70 dólares; esta semana ha repuntado, aunque se mueve todavía por debajo de los 75 dólares.
Entonces, ¿a qué obedece esta corrección, después de un trienio de escaladas y oscilaciones por los efectos de la guerra de Ucrania y las sanciones occidentales al Kremlin en el mercado del oro negro? Como siempre acontece en el complejo negocio petrolífero y gasístico, que guarda no pocas similitudes con la evolución del crudo, son varios los factores que determinan esta especie de tregua, no declarada, que podría facilitar el aterrizaje de los tipos de interés en las potencias industrializadas y todavía altamente dependientes de los combustibles fósiles.
Este decálogo de acontecimientos ayuda a comprender el convulso mercado petrolífero actual.
¡Terror en el supermercado!
En el banco de inversión Standard Chartered aseguran a la hora de pasar revista al WTI que su caída está basada en "expectativas incorrectas sobre el exceso de oferta y por los temores persistentes a una discontinuidad severa de la economía de EEUU", en alusión a los tambores de recesión que siguen escuchándose entre bastidores, y a las incógnitas sobre el resultado electoral tras el debate Donald Trump-Kamala Harris. En general, los analistas consideran que es una sobrerreacción que ignora la salud de los registros macroeconómicos que aún manifiesta la mayor potencia global. Otra cuestión es la debilidad productiva de China, a la que acuden para explicar el clima energético otoñal.
Estas especulaciones también han hecho mella en el Brent. "El crudo está tratando de encontrar su suelo ante la pérdida de confianza de sus clientes, que siguen creyendo en un abaratamiento mayor.
Especialmente, por los augurios de aminoramiento de los PIB de las dos superpotencias y los presagios de rebajas de tipos de interés por parte de la Fed; para muchos, sin colchón de amortiguación.
"Todo puede pasar", alertan en Standard Chartered. Desde retrocesos substanciales de precio a subidas bruscas. "Será un otoño intenso", pero con "tendencia bajista".
Los organismos supervisores y la OPEP + emiten señales dubitativas
La Administración de Información Energética (EIA) americana, en su último informe semanal, asegura que los stocks en el mercado estadounidense siguen en ligero aumento, a pesar de que la demanda, aunque más tenue, continúa activa y a la retirada de miles de barriles diarios. Entretanto, el cártel sigue sin prisa su decisión de inundar aún más el mercado con subidas productivas. En concreto, varios dirigentes de la OPEP+ hablan de añadir 180.000 barriles. Toda una ironía del destino, porque la ortodoxia de sus socios apunta a nuevos y drásticos recortes. De momento, en el segundo y en el tercer trimestre continúa vigente el límite de los 2,2 millones de barriles diarios. Sin vestigios de cuánto y, sobre todo, cuándo tomará una decisión de cuotas Arabia Saudí.
El mayor productor global, junto a Emiratos Árabes Unidos (EAU), Rusia, Irak, Kazajistán, Omán, Argelia y Kuwait acordaron reducciones voluntarias en sus últimos encuentros ejecutivos que en octubre expiran. Para Ben Luckock, de la firma de intermediación energética Trafigura, el cártel "ha fallado a la hora de generar entusiasmo" entre sus socios "en un momento en el que el clima petrolífero no es grato para ellos". En su último diagnóstico, la OPEP + admite una revisión a la baja del crecimiento de la demanda global de crudo para 2024 y 2025. Aun consistente este año, hasta los 2,03 millones de barriles al día, pero más dramática el próximo, hasta los 1,74 millones. Esencialmente, por la anemia que muestra la economía china.
Nervios a flor de piel en algunos productores.
La retirada reciente de unos 700.000 barriles diarios no ha logrado estabilizar los precios. Y naciones como Libia ha reanudado desde hace ya varias semanas sus exportaciones para abordar su acuciante exigencia de ingresos para su banco central. Con capacidad de colocar algo más de 230.000 barriles, según S&P Global.
En sentido contrario, la tormenta tropical Francine ha paralizado varios procesos extractivos en México, tanto de gas como de crudo. También la meteorología juega en el precio del barril. Los efectos huracanados de esta inclemencia exigieron la evacuación de más de 130 plataformas en el Golfo de México, rebajando la producción de gas natural en un 25% y la de petróleo hasta unos modestos 412.070 barriles.
China, el paciente fósil en horas bajas.
"La ralentización de la demanda china es el principal factor de la caída del barril", explica Dennis Kissler, vicepresidente de BOK Financial Securities. A su juicio, la compleja coyuntura del gigante asiático, con repuntes de deuda municipal, cortes crediticios de sus entidades financieras y una rampante deflación que no anticipa el final de los retrasos en gastos de consumo de los hogares a los que se ha unido tensiones bursátiles, sobre todo, de activos extranjeros, aunque también de compañías locales, "podría llegar a contagiar a largo plazo la capacidad de compra de crudo de Asia".
A todo ello hay que unir la debilidad de la actividad global, que provocará fluctuaciones durante unos cuantos meses, incluso más de un año, anticipa Kissler, que atisba una evolución casi plana de los contratos de futuro del Brent, un reflejo de la "dispersa capacidad productiva" que espera a medio plazo.
Nuevo objetivo potencial: 75 dólares.
Es la meta realista que dicen prever en la OPEP + que no tiene visos de mover sus cuotas hasta diciembre. Es decir, que se tomará todo un trimestre sabático sin nuevos límites productivos. Los analistas consideran que el cártel tendrá que hacer algo más que la retirada de 2 millones de barriles diarios decretada a finales de 2023 si quiere que el próximo ejercicio el petróleo retorne a la banda de los 75-80 dólares que se fijó como el suelo estratégico -nunca reconocido oficialmente- en el seno de la OPEP+ que está sumida en un profundo desencuentro interno cada vez más difícil de disimular.
Arabia Saudí desea impulsar la cotización del crudo a costa de rebajas productivas. Sin embargo, la vieja fórmula del cártel no resulta aceptable para EAU, Irak o Kazajistán, que prefieren marcar sus ritmos extractivos. Por si fuera poco, Riad ha visto cómo se han subsidiado costes notables de petroleras estadounidenses para elevar la demanda del mercado desde la invasión rusa de Ucrania. De modo que la industria del crudo saudí se encuentra atenazada por el peor de sus mundos posibles: bajos precios con mínima producción. Ajustada a la inflación, los precios del petróleo en la actualidad son similares a los de hace 20 años. Pero el crudo saudí produce ahora mucho menos que en 2004 por conveniencia del negocio.
La OPEP + debería gestionar mucho menos barriles, del orden de 26 millones diarios, si quiere equilibrar el mercado, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
De momento, abandona, por haberse convertido en un sueño irrealizable, alcanzar la cota de los 100 dólares por barril. Y ha calado la percepción de que el cártel ha sido víctima de su propio éxito. El mantenimiento de un crudo artificialmente algo durante demasiado tiempo no ha sido efectivo contra la espiral inflacionista y menos en el futuro inminente, con los bancos centrales iniciando sus maniobras de aterrizaje del precio del dinero.
Las reservas estratégicas y las ayudas federales elevan el peso energético de EEUU
La cuota productiva estadounidense se mantiene en una dimensión desconocida en más de 20 años con 13 millones de barriles diarios, una barrera insalvable hasta ahora incluso para Arabia Saudí, que aporta 9 millones en la actualidad y nunca ha reconocido pasar de 12 millones al día. "Ha sido EEUU el que ha inundado el mercado de crudo", afirma Vincent Deluard, de StoneX, que se ha convertido, con hechos consumados, en el primer productor mundial de oro negro, "cuando las exigencias del negocio y sus intereses geopolíticos así lo requieran".
El crudo ruso también pierde valor
El descenso de la cotización también ha pasado factura al petróleo siberiano. Los ingresos de Moscú se han reducido a su nivel más bajo de los últimos siete meses con el precio de barril de los Urales, de referencia en Rusia, se sitúo en el mercado por debajo del límite de los 60 dólares impuesto por las potencias occidentales como represalia por la invasión de Ucrania desde finales de 2022, refleja la firma de datos Argus Media, con sus registros de los puertos bálticos rusos. También algunas rutas, como la del Gran Cinturón Danés se han interrumpido para gran parte de los petroleros y buques que transporta con bandera de conveniencia, el oro negro siberiano.
Los cálculos del mercado hablan de una caída de los cargos marítimos de petróleo ruso hasta los 3,13 millones de barriles diarios la última semana. Algo más de 30.000. En apenas días. Porque hasta mediados de agosto, aumentaban a razón de 40.000 diarios. De momento, sin que exista constatación de un descenso del número de buques operativos con crudo del país.
El valor bruto de las exportaciones descendió en los siete primeros días de septiembre hasta los 1.440 millones de dólares desde los 1.520 del mismo periodo de 2023. Sobre todo, por la pérdida de pedidos procedentes de Asia, hacia donde han pivotado sus ventas de crudo por las sanciones del G-7.
Datos coyunturales y geopolítico ambiguos y de difícil interpretación para el petróleo
El editorial de OilPrice.com es rotundo. Uno de los mayores errores de los analistas que se comete cada cierto tiempo es cuando confunden el deseo con la realidad. "La lógica del mercado no va en la dirección que marcan cada una de las piezas que configuran el puzzle del crudo", escriben sus responsables que, a la incógnita sobre la próxima maniobra de la OPEP + añaden las dudas sobre el calado y la rapidez de unas bajadas de tipos que la Fed supedita hasta comprobar tanto la trayectoria del IPC como del empleo, el consumo y la inversión, la carrera abierta hacia la Casa Blanca entre Trump, defensor de la Vieja Economía y de prácticas como el fracking en la industria petrolífera y Harris, de las fuentes renovables y el Green Deal de su todavía jefe, Joe Biden, o de una economía china que ha registrado episodios semanales de contracción por primera vez en medio siglo.
"No son tiempos adecuados para impedir por métodos tradicionales que las materias primas se disparen", agregan.
Los mariscales de campo no tiene quienes les aconsejen
Arabia Saudí no encuentra la tecla. Aramco tiene por sí misma capacidad para producir como todo EEUU, pero carece del visto bueno para hacerlo.
Pese a que Riad continúa con sus déficits presupuestarios excesivos, sin poner coto a los costes mayúsculos de la Agenda 2030 de su príncipe heredero, Mohamed bin Salman y bajo un precio del barril Arab Light, gran parte del cual se refleja en el Brent europeo, por debajo de los 70 dólares.
Con perspectivas como las de Bank of America que presagia 75 dólares en 2025 para el Brent y algo más bajo, hasta 71 dólares, en el caso del WTI ligeramente más optimistas que las de Citigroup, que sitúa la barrera en los 70 dólares.
Tampoco Rusia parece tener un diagnóstico fiable. Ni siquiera en el negocio del gas. Las multas occidentales le han restado clientes y sus envíos desde aguas del Ártico no encuentran destinos consolidados ni fiables, informa Financial Times, lo que pone en cuestión sus objetivos de que las exportaciones de Gas Natural Licuado (GNL) ruso pasen del 8% actual de cuota de mercado global al 20% en el periodo 2030-35.
El fantasma de la interrupción del suministro del gas amenaza otra vez a Europa
La UE logró capear los riesgos sobre su seguridad energética y los temores a posibles interrupciones de su abastecimiento energético incluso en las postrimerías de su primer invierno bajo conflicto bélico en Ucrania. Los inventarios de combustibles fósiles y una reactivación de sus políticas de sostenibilidad.
Sin embargo, tres otoños después, cuando se llenan los inventarios para el trimestre invernal, el precio del GNL ha saltado un 40% en tres meses. Con los stocks en niveles récord ya desde junio, cuando se almacenó el 72,3% de la capacidad de acumulación del mercado interior. La agitación partió en verano de las altas temperaturas en varias latitudes de India y China que cambiaron la dirección parte de los flujos gasísticos europeos hacia Asia, que ha empezado a elevar su lista de contratos de gas. Y Rusia está dispuesto a cambiar ese rumbo con celeridad.
Ante esta tesitura, al club comunitario le queda jugar la baza de Noruega, su principal proveedor, e intensificar los contratos con el GNL estadounidense si no quiere verse amenazado por otra dura, cara y larga estación invernal.
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