Este artículo se publicó hace 4 años.
La nueva crisis económica vuelve a hundir a los 'millennials': "Nuestra generación no tiene derecho a ser feliz"
Jóvenes que padecieron la anterior crisis financiera, y que en muchos casos habían logrado encauzar su vida, vuelven a padecer los efectos laborales y personales por la pandemia, abocados al desempleo o a trabajos precarios o inestables.
Alejandra de la Fuente
Madrid-
Raquel tiene 31 años, es madrileña y estudió magisterio en la Universidad Complutense de Madrid. Cuando terminó la carrera se encontró con un mercado laboral marcado por una crisis que no le permitía desarrollar su actividad. Tras encadenar contratos de sustitución y cuidar de varios niños, en 2014 decidió marcharse como au pair (cuidadora de niños) a Inglaterra durante 5 años. En febrero del año pasado regresó a España tras conseguir trabajo en una escuela privada como profesora de inglés.
"Volví porque quería regresar a mi casa y poder formar una familia aquí. En Londres conocí a un chico español que también tuvo que emigrar por culpa de la crisis y después de varios años juntos decidimos volver a casa. Después de un año en el que parecía que podíamos empezar a formar una familia llega esta crisis sanitaria que lo vuelve a destruir todo", lamenta.
Raquel lleva desde el 22 de marzo en un ERTE de suspensión porque en la academia en la que trabaja no presta servicios online. "Sólo pensar en tener que volver a marcharme me hiela la sangre. Piensa que ya llevamos más de un año aquí y era nuestro sueño volver".
Como Raquel, Jesús estudió filología inglesa y también tuvo que marcharse debido a la crisis del 2008. Estuvo durante varios años saltando de país en país en busca de trabajo y volvió a España en noviembre del 2018 y desde entonces trabaja como administrativo en un despacho de abogados.
"Yo estudié una carrera e hice un máster como todo el mundo me dijo que tenía que hacer, pero la realidad fue que la crisis no me dejó trabajar aquí en España y me tuve que marchar", cuenta.
Jesús decidió volver porque "no podía más" y ahora no sabe qué va a ser de su futuro. " Claro que tengo miedo a quedarme sin trabajo y además lo veo muy viable. Cuando te ves en esta situación pasando por una segunda crisis que te destroza el futuro te desanimas mucho", explica.
Temporalidad y precariedad
Antes de la llegada del coronavirus el Gobierno se enfrentaba a una tarea complicada, a la par que fundamental: revisar los contratos temporales que marcan la economía española y fomentar la contratación indefinida.
Según un informe de UGT, antes de la emergencia del coronavirus, cuatro de cada diez personas tenían trabajos precarios y el 20% de los trabajadores se encontraba empleado de forma temporal a jornada completa.
La temporalidad es un tipo de "contratación espiral" de la que es muy difícil salir y que afecta tanto a la carrera profesional, como al volumen de horas trabajadas y por lo tanto al salario percibido.
Según uno de los últimos informes publicados por Eurostat, la temporalidad en nuestro país supone un 27 % frente al 14 % de media de la Unión Europea, siendo las mujeres y los jóvenes los perfiles en los que mayor temporalidad existe.
La relación entre temporalidad y precariedad se ha vuelto a consolidar en esta emergencia del coronavirus, ya que los datos de paro demuestran que la población joven con contratos temporales han sido, de nuevo, los que más están padeciendo las consecuencias económicas derivadas del coronavirus.
Concretamente han sido los menores de 35 años los que más están padeciendo la destrucción de empleo según aseguró el pasado martes el secretario de Estado de la Seguridad Social, Israel Arroyo. De estos, muchos encadenan una segunda crisis laboral y económica que les impide despegar.
¿Una generación perdida marcada por dos crisis económicas?
La generación Millennial (25 a 35 años) es una generación marcada por una crisis económica que les azotó al inicio de sus proyectos vitales y que, justamente cuando empezaban a recuperarse, han vuelto a retroceder por la emergencia del coronavirus.
Este grupo de jóvenes creció en una época de prosperidad y ahora forman parte de la que se considera la generación española más y mejor formada con estudios superiores, idiomas y nativos de la tecnología, pero marcada por una profunda crisis económica que estalló justo cuando se disponían a salir al mundo laboral.
Ahora, tras años de precariedad laboral, y justo cuando parecían que sus condiciones mejorarían, el coronavirus ha traído una nueva crisis económica que se anticipa como la mayor crisis desde la Guerra Civil.
"Esta segunda crisis ha dejado patente la precariedad existente en España con trabajadores temporales, falsos autónomos y becarios indefinidos", explica Carlos Gutiérrez, Secretario de juventud y nuevas realidades de trabajo de Comisiones Obreras.
"De nuevo, esta generación sufrirá las consecuencias, convirtiéndose en la primera generación que vivirá peor que sus padres. Lo que antes era una especie de mili en el que la gente cobraba muy poco salario para luego colocarse en el mercado laboral, ahora se ha convertido en la tónica de cada día", añade.
Frustración y ansiedad por verse envueltos en dos crisis
Raquel y Jesús coinciden en la ansiedad y la frustración que les provoca volver a repetir una crisis económica que les obligue a postergar de nuevo sus planes.
"Parece que nuestra generación no tiene derecho a ser feliz, ni a formar una familia ni a vivir una vida", lamenta Raquel.
"Estamos acostumbrados a vivir en plena crisis económica y precisamente por eso nos da miedo tener que malvivir 4 o 5 años más", añade Jesús.
La preocupación por no poder viajar a otros países para huir de la crisis económica que se instaurará en España es otro punto que les inquieta.
"Yo no me quiero marchar porque ya sé lo que es eso, pero me preocupa que esta crisis sea global y los españoles no podamos ir a otros países para sobrevivir porque están igual que nosotros", finaliza Raquel.
"Habrá que ver si todas las medidas que se han tomado desde el Gobierno para intentar que los trabajadores que van a parecer esta crisis económica hacen efecto para que no tenga que producirse una fuga a otros países", explica Carlos Gutiérrez.
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