La huelga de las dependientas de Inditex en A Coruña contagia a otras provincias y se expanden las protestas
Las trabajadoras de Bershka en Pontevedra inician un paro indefinido el próximo jueves por el cierre de tiendas y las del resto de España se plantean medidas similares si no obtienen mejoras de sus salarios y condiciones laborales.
A Coruña-Actualizado a
El éxito de la huelga de las dependientas de Inditex en A Coruña y las que prevén desarrollar sus compañeras de Bershka en Vigo y de Massimo Dutti en Santiago está contagiando a otras provincias del Estado, donde empiezan a cuajar las acciones de protesta de las trabajadoras.
Inditex tiene su sede en Arteixo, a 10 kilómetros de A Coruña, la ciudad donde Amancio Ortega fundó su grupo empresarial y donde abrió el primer Zara en 1975.
El mes pasado, y tras varias jornadas de paro en plena precampaña y campaña de navidad, las alrededor de 1.500 dependientas de Zara, Zara Home, Stradivarius, Pull&Bear, Oysho, Massimo Dutti, Lefties y Bershka en la provincia de A Coruña lograron de la empresa una subida salarial de 322 euros al mes que irá incrementándose hasta llegar hasta los 382 euros a finales en 2024.
Las protestas estaban encabezadas por delegadas de la Confederación Intersindical Galega (CIG), la central mayoritaria en el comité de empresa de la provincia. Se habían negado a aceptar la subida pactada con Inditex por CCOO y UGT, mucho menor de la que finalmente lograron.
"La CIG tiene una presencia muy fuerte en Galicia y allí las trabajadoras han conseguido condiciones mejores que en el resto del Estado gracias a sus acciones reivindicativas", asegura José Villaverde, secretario de comunicación de la Confederación General del Trabajo (CGT). "Está claro que lo que funcionan son las movilizaciones", añade.
El pasado 7 de enero, el día en que comenzaron las rebajas, CGT, convocó un paro en las tiendas de Inditex en toda España que tuvo especial incidencia en la Comunidad de Madrid, donde ese sindicato es mayoritario en Zara, Pull&Bear, Lefties y Kiddy's Class, y donde, según la central, una docena de comercios tuvieron que cerrar, entre ellos algunos emblemáticos como los Zara de la calle Serrano y la plaza de España.
Además, parte de los que abrieron tuvieron que restringir su aforo y el acceso a los probadores por falta de personal. Ese día también hubo protestas en Barcelona, Sevilla, Logroño y Santander.
La empresa de Amancio y Marta Ortega obtuvo más de 3.900 millones de beneficio neto entre el 1 de febrero y el 31 de octubre del año pasado. "Inditex tiene muchísimos beneficios y los únicos que no los vemos somos los dependientes", aseguraba la presidenta del comité de empresa de Zara Madrid durante la concentración que reunió a unas 200 personas en la calle Preciados.
Como sucede en los comercios de Inditex de A Coruña y del resto de Galicia, las mujeres son abrumadora mayoría en las boutiques de los Ortega en España. Reclaman una subida salarial que acerque sus sueldos y sus condiciones a las de sus compañeros varones, que ocupan puestos de similar en categoría en otros departamentos como logística y almacenes, y que en ocasiones llegan a cobrar más del doble.
Ellos cuentan con contratos a tiempo completo mientras que a ellas se les reservan contratos precarios a tiempo parcial que en la mayoría de los casos no llegan a las 30 horas semanales, con la correspondiente disminución proporcional de sus salarios.
Este miércoles está prevista una reunión entre responsables de Inditex y de los sindicatos CCOO y UGT, a la que no han sido invitadas el resto de centrales. Según CGT, si el acuerdo al que puedan llegar esos sindicatos no es satisfactorio, como sucedió con el pacto de esas mismas centrales para la provincia de A Coruña, se plantearán más movilizaciones y no descartan convocar más jornadas de huelga.
Quienes ya pararon ayer fueron los dependientes y dependientas de Massimo Dutti en As Cancelas, en Santiago, tras el anuncio de Inditex de que cerrará esa tienda junto a las de Bershka en Villagaría de Arousa y en Pontevedra.
El cierre es fruto de otro acuerdo de la compañía con CCOO y UGT que, según la CIG, permite esos cierres en condiciones que los convierten "en un ERE encubierto", en palabras de una delegada sindical de ese sindicato en Pontevedra.
Según explica, la empresa sólo se ofrece a recolocar en las tiendas de Vigo a seis de las 21 trabajadoras de Pontevedra y Vilagarcía, reduciendo además su jornada y por tanto también su salario; obligándolas a trabajar de lunes a sábado en horario de tarde, con lo que eso supone de imposibilidad para conciliar su empleo con su vida familiar; sin que los tiempos de desplazamiento al que se verán forzadas cuenten como tiempo de trabajo, y cubriendo sólo sus gastos de transporte a partir de los 25 kilómetros desde sus domicilios, con un tope máximo de 90 euros al mes.
"Con eso no tenemos ni siquiera para pagar la autopista", advierte la delegada, quien cree que Inditex ha propuesto adrede unas condiciones pésimas para recolocar a las empleadas de las tiendas que va a cerrar con la intención de que ninguna de ellas quiere aceptarlas. También añade que la movilización es la única forma de lograr avances en una empresa en la que las dependientas no se sienten bien tratadas.
Las empleadas de Bershka en Pontevedra protagonizaron en 2017 la primera huelga de Inditex en España, y ya saben lo que movilizarse en defensa de sus derechos. "Nos siguen llamando 'Las Niñas', de un modo paternalista, como diciéndonos que tenemos que estar agradecidas por poder trabajar para un señor importante en una gran empresa, como si eso significase que no somo trabajadoras de pleno derecho", concluye.
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