Este artículo se publicó hace 4 años.
Globalia: de repartir un superdividendo a solicitar el rescate al Gobierno
Los Hidalgo, propietarios del grupo turístico, fían su salvación a una inyección de 400 millones de euros de dinero público, pese a haberse embolsado 35 millones en febrero
Vicente Clavero
Madrid-
Los devastadores efectos que la pandemia está teniendo sobre el turismo en España se resumen en dos cifras: 40 millones menos de turistas y 50.000 millones de euros menos de ingresos sólo entre enero y agosto. Esta brutal caída de la actividad se ha llevado por delante de la noche a la mañana a miles de pequeñas y medianas empresas, pero también ha dejado con el agua al cuello a los gigantes del sector.
Es el caso de Globalia, cuyos propietarios han pasado en pocos meses de repartirse 35 millones de euros en concepto de dividendo a pedir al Gobierno los 400 millones que ahora dice necesitar para evitar la quiebra.
Durante la cumbre empresarial organizada en junio por la CEOE, el fundador y presidente del grupo, Juan José Hidalgo, ya advirtió que, sin ayudas públicas, el negocio turístico en general y el aéreo en particular iban a aguantar "un telediario".
Y lo decía con conocimiento de causa, pues no en vano Globalia es uno de los principales operadores españoles, que aglutina una treintena de hoteles con casi 10.000 habitaciones bajo la marca Be Live; las agencias de viajes Halcón y Ecuador, y su joya de la corona, Air Europa, la tercera compañía aérea más grande de España, sólo por detrás de Iberia y de Vueling.
Los problemas de Globalia, sin embargo, son anteriores al estallido de la crisis sanitaria, que cogió al grupo en un ambicioso proceso de reordenación, impulsado por Javier Hidalgo, para quien su padre creó el puesto de consejero delegado en septiembre de 2016.
Desde entonces, las principales áreas del negocio han experimentado movimientos de amplio calado, con la vista puesta en recuperar la rentabilidad perdida aquel año, que cerró con números rojos por importe de más de 17 millones de euros. Sin embargo, los proyectos más importantes se han visto frenados por la covid-19 y está en el aire que en algún momento puedan llevarse a cabo.
El más sonado de todos es la venta de Air Europa, para la que se alcanzó un acuerdo con IAG, el holding propietario de British Airways e Iberia, que en noviembre de 2019 estaba dispuesto a pagar mil millones de euros por ella. La pandemia ha enfriado la buena predisposición inicial del comprador, que ahora asegura que Air Europa ya no vale ese dinero y exige revisar lo pactado, cosa a la que lógicamente Globalia se opone. Seguir adelante es estratégico para las dos partes, toda vez que IAG se juega el predominio absoluto en el mercado aéreo español y para los Hidalgo sería un balón de oxígeno notable.
Otra operación que está ahora en dique seco es la fusión de las agencias de viajes de Globalia (Halcón y Ecuador, entre otras) con las del grupo Barceló (agrupadas en Avoris), que alumbrarían así a un nuevo líder del sector, con más de 1.500 puntos de venta y una facturación anual conjunta de 3.700 millones de euros. El acuerdo, que ya había obtenido incluso el visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), quedó en suspenso el pasado mes de junio "hasta que se normalice la situación", para mayor inquietud de los más de 20.000 trabajadores afectados.
También en busca de nuevo socios, los Hidalgo mantienen conversaciones con el empresario hispano árabe Jamal Satli, dueño del grupo hotelero BlueBay, cuya sede se encuentra en Palma de Mallorca. La fusión de sus respectivas cadenas tendría como resultado un inventario de más de cien establecimientos y 21.000 habitaciones, repartidos por quince países y la mayoría de cuatro o cinco estrellas. En este caso, la existencia de la negociación fue reconocida en agosto, con las catastróficas consecuencias de la pandemia sobre el turismo en pleno apogeo, por lo que ambas partes ya saben a qué atenerse.
En paralelo a estas operaciones, Globalia está inmersa en otra vital para su subsistencia: la solicitud de 400 millones de euros con cargo al Fondo de Apoyo la Solvencia de las Empresas Estratégicas, creado en julio por el Gobierno para atenuar los efectos de económicos de la covid-19. La concesión las ayudas públicas a través de ese fondo pueden suponer en algunos casos la entrada del Estado en el capital de las sociedades beneficiarias, con todo lo que lleva aparejado, y esa perspectiva no agrada a los Hidalgo, acostumbrados como están a hacer y deshacer a su antojo en Globalia.
La familia controla un 95% de las acciones, de las que un 52% corresponden al patriarca y el resto a sus hijos Javier (17%), Juan (9%), Cristina (7%) y María José (5%). El empresario balear Abel Matutes, histórico dirigente del PP y ministro de Asuntos Exteriores en el primer Gobierno de José María Aznar, posee el otro 5% del grupo.
Todos ellos se repartieron 35 millones de euros de dividendo en febrero de 2020, con cargo a los beneficios de 2018, pocas semanas antes de la declaración del estado de alarma. En los diez años anteriores, Globalia apenas había distribuido doce millones por ese mismo concepto.
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