Este artículo se publicó hace 4 años.
CaixaBank y BankiaQuién gana y quién pierde con la fusión entre Caixabank y Bankia
Ambas entidades inician un proceso de integración que durará dos años y que no va a ser "ni fácil ni breve", según sus responsables. Habrá despidos, cierres de sucursales y menor presencia del Estado, pero lo importante para José Ignacio Goirigolzarri, el
jorge o. maldonado
Madrid--Actualizado a
Ya es oficial. El acuerdo de fusión entre CaixaBank y Bankia –aunque en realidad es más bien una fusión por absorción– aprobado este pasado jueves por los consejos de administración de ambas entidades da luz verde definitiva a una operación que va a alterar el paisaje del sector bancario, con el nacimiento del mayor banco español y un volumen de activos de 664.027 millones de euros. La confirmación final del acuerdo despeja alguna de las incógnitas que surgieron al conocerse la noticia hace ya dos semanas y deja algunas pistas sobre a quien beneficia más esta operación.
A partir de ahora se inicia "un proceso de integración" de ambas entidades de dos años de duración que no va a ser "ni fácil ni breve", según ha advertido el futuro consejero delegado y hombre fuerte de la nueva CaixaBank, Gonzalo Gortázar en una reunión con analistas.
Gortázar no lo ha dicho explícitamente, pero en el horizonte de esta fusión, que no arrancará antes de seis o siete meses, según han explicado los responsables de la misma, se entreven despidos, cierres de sucursales y una reducción de la competencia que puede afectar a la calidad de la oferta y servicio a los clientes, o eso se temen la mayoría de las asociaciones de usuarios. Tampoco está previsto que el Estado vaya a recuperar el dinero público que inyectó en el rescate de Bankia en 2012 a pesar de que será propietario de un 16% del nuevo banco.
Los beneficiados: los accionistas y poco más
Lo que es indudable que los más beneficiados son los accionistas de ambas entidades, sobre todo los de Bankia. Basta con escuchar las palabras del actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, que será también el presidente del nuevo banco, para deducir cual es el sentido principal de esta operación: "No solo debe tener sentido industrial, sino valor para los accionistas".
Ese valor para los accionistas está empezando a dar sus frutos ya desde el primer día, en especial para los de Bankia. El acuerdo para crear la nueva CaixaBank valora Bankia, la entidad absorbida, en 4.300 millones de euros, un 35% más que el pasado 3 de septiembre, cuando se anunciaron las negociaciones. Ese 3 de septiembre Bankia valía en Bolsa 3.178 millones de euros. El precio pactado incluye una prima del 20% sobre la ecuación de canje, o cotización de ambos bancos, lo que significa que Bankia ya cotiza en Bolsa por más de lo que se pagará por ella.
En el nuevo reparto de poder, concretado en la distribución de las acciones, CaixaBank controlará el 30% de la nueva entidad; Bankia un 16,1% y el 54% del capital restante flotará en Bolsa, repartido entre el 17% que estará en manos de los accionistas minoritarios y el 37% restante que se quedará entre los llamados accionistas institucionales (inversores, fondos, otras empresas, etcétera).
Un dinero público que se pierde
Aunque no se ha dicho abiertamente, en todo este proceso siempre se ha dado por supuesto que no se va a recuperar el dinero del rescate. Goirigolzarri lo ha vuelto a insinuar este viernes en la presentación ante los medios de la fusión: al ser preguntado por la recuperación del dinero, él ha puesto el foco en "la revalorización de la acción" sin ir más allá.
La participación del Estado en el nuevo CaixaBank vale 2.700 millones de euros
Si nos ceñimos al valor de la acción, entonces la participación del Estado en el nuevo CaixaBank vale 2.700 millones de euros, según el precio al que están cotizando las acciones de ambas entidades. Una cifra claramente alejada de los casi 24.000 millones que tuvo que poner el Estado para el rescate de Bankia.
Ahorro de costes
Al hilo de lo anterior, la fusión entre CaixaBank y Bankia tiene otra derivada: el ahorro anual de costes, cifrado en torno a los 770 millones de euros, lo que elevará el beneficio por acción un 28% respecto a las estimaciones de mercado para 2022, apuntan los responsables de la operación.
Asimismo, ambas entidades prevén que la fusión de los dos bancos genere "nuevos ingresos anuales" en torno a los 290 millones.
Renuncia a una banca pública
Es otra de las grandes derrotas de este proceso. Con un 16% de las acciones del nuevo banco, el Estado tendrá poca capacidad de decisión y se renuncia de facto a tener una banca pública solvente, sobre todo en un momento económico crítico marcado por la pandemia. Serán los actuales accionistas de CaixaBank (que heredan el 75% de las acciones del nuevo banco, frente al 25% de los de Bankia) quienes controlarán la toma de decisiones. De hecho, Criteria, el principal accionista de CaixaBank, va a emprender la compra de hasta 25 millones de acciones de la nueva entidad para elevar su participación en ella más allá del 30% una vez que absorba a Bankia, y así tener mayor control.
Despidos en el horizonte
CaixaBank y Bankia suman juntas ahora algo más de 51.000 empleados, 35.500 de la primera y 15.800 de la segunda.
Ni Gortázar ni Goirigolzarri han querido entrar nunca al fondo del asunto más espinoso: los despidos que es previsible que se produzcan a lo largo del proceso. El ajuste de plantilla, un factor básico del plan de recorte de costes, podría suponer la salida de unos 7.500 trabajadores en conjunto, según algunos cálculos del sector financiero.
Sin embargo, el documento final de la fusión no da detalles acerca de cuántas sucursales pueden cerrarse en España ni tampoco acerca de cuántas personas se pueden ver afectadas por el ajuste de personal derivado de la integración.
El ajuste de plantilla, un factor básico del plan de recorte de costes, podría suponer la salida de unos 7.500 trabajadores en conjunto
"Tras la ejecución de la fusión, la entidad combinada completará el análisis de los solapamientos, duplicidades y economías de escala derivadas del proceso, sin que a esta fecha se haya tomado ninguna decisión en relación con las medidas de índole laboral que será necesario adoptar para proceder a la integración de las plantillas como consecuencia de la fusión", aseguran ambas entidades en el documento final..
Pero nadie duda de que habrá despidos. El sindicato Comisiones Obreras ya ha reclamado que las salidas de empleados sean todas voluntarias y que se mejoren las condiciones salariales y laborales de la plantilla, pero sabe que eso es prácticamente imposible porque el propio sindicato prevé una negociación "dura y complicada". De hecho, muchos analistas anticipan que la mayoría serán despidos forzosos.
Los usuarios no se fían
Tampoco salen muy beneficiados los clientes, o al menos eso piensan las mayoría de la asociaciones de usuarios e incluso alguna de la patronal. Un reciente comunicado difundido por la Plataforma Pymes puede servir de perfecto resumen del sentir de los usuarios y clientes: esa agrupación de empresarios que asegura representar a más de dos millones y medio de pymes y autónomos en España –, nada sospechosa por tanto de ir contra los bancos–, asegura que la unión entre CaixaBank y Bankia provocará un aumento de su posición de dominio "casi monopolística" a la vez que reducirá una competencia que ellos ven "necesaria".
De llevarse a cabo finalmente esta integración, Plataforma Pymes ve necesario condicionarla a la recuperación del rescate financiero del que fue objeto Bankia y que "siguen pagando diariamente los españoles con su productividad y tributación". ero a tenor de lo declarado hasta agora por sus gestores, no parece que eso se vaya a hacer.
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