Este artículo se publicó hace 6 años.
Famosos, ricos y jubilados 'huyen' a Portugal para pagar menos impuestos
La República Portuguesa mantiene un régimen fiscal muy favorable para los extranjeros que se establecen en el país, a cambio de atraer su capacidad de consumo. La medida data de los tiempos de la crisis y se mantiene a pesar de las críticas internas y externas. La nieta de Franco ha cambiado su residencia a Portugal seducida por los beneficios del país.
Buen clima, mejores playas y un coste de vida comparativamente bajo. Tres anzuelos a los que Portugal pone un cebo de categoría selecta: el régimen fiscal aplicable a los Residentes No Habituales (RNH). Explicado sin tecnicismos, uno de los regímenes impositivos más benévolos de Europa para las personas extranjeras que se establecen en el interior de sus fronteras. La ganancia es doble: la República vecina atrae el consumo exterior, mientras los nuevos residentes se ahorran impuestos tanto en su país de origen como en el de destino.
Este resquicio legal nació en 2009 (aunque no entró en vigor hasta tres años después), cuando la crisis económica ahogaba al país ibérico y las autoridades echaban sus redes en busca de paliativos socioeconómicos por todos los rincones. Casi una década después, cuando Portugal ha dado la vuelta a su situación y presenta el mayor crecimiento del siglo (un 2,7 por ciento), aquella solución se mantiene vigente. Más de 10.000 foráneos de 95 nacionalidades diferentes han mudado su residencia a Portugal en los últimos años, según las informaciones que publican a cuentagotas los medios lusos, habida cuenta de que no existen datos oficiales actualizados de una medida cuyo alcance exacto se mantiene en la penumbra.
Quienes se desvían por este camino fiscal están exentos de pagar, durante los primeros diez años de residencia en Portugal, el llamado IRS (Impuesto sobre la Renta de las personas Singulares, el equivalente al IRPF español) de aquellos ingresos que provienen de fuera. Además, para determinadas profesiones existe una tasa fija del 20 por ciento para los beneficios logrados en el país luso. En suma, se produce una doble no imposición, una especie de paraíso fiscal (temporal y condicionado) en materia impositiva. Quienes logran el estatuto RNH quedan automáticamente exentos de pagar impuestos por su pensión tanto en sus países de origen como en Portugal, dado que este tratado fiscal bloquea la legislación al respecto del Estado de origen del dinero y la República portuguesa, mientras hace caja con su poder adquisitivo, tampoco les cobra.
Las estadísticas más recientes de la administración tributaria lusa, referidas a 2016, recogen que el régimen de residentes no habituales supuso ese año para las arcas públicas un coste de 350 millones de euros (la cantidad que dejó de ingresar de IRS), una cifra que en 2015 se quedó en los 155 millones de euros y que no hace más que crecer. Pero la opacidad sobre los guarismos es manifiesta: precisamente en 2015 la Inspección General de Haciendo realizó una auditoria sobre el RNH que no se ha hecho pública.
Jubilados, famosos y grandes fortunas
La tercera edad del Norte de Europa es quien mejor se ha aprendido el atajo hacia la ‘Florida de Europa’, como llama a Portugal la agencia de noticias económicas Bloomberg. Animadores para dar el salto no faltan, según se deduce de un video que Deloitte dirige a su clientela y en el que esta consultora subraya que el régimen fiscal aplicable a los RNH “permite a cualquier ciudadano, independientemente de su nacionalidad, disfrutar del clima portugués mientras se benefician de un régimen fiscal atractivo”.
Y las jubiladas y jubilados no son los únicos seducidos por el país vecino, que paulatinamente suma famosos a su lista de residentes. El último rostro de portada que ha trasladado su residencia al otro lado de la frontera es Carmen Martínez Bordiú. La nieta del dictador Francisco Franco aduce un cambio de aires que le permita alejarse de las múltiples polémicas surgidas desde la muerte a finales de 2017 de su madre, Carmen Franco, la única hija del caudillo: la exhumación de los restos del caudillo del Valle de los Caídos, la retirada del ducado de Franco y la expropiación del Pazo de Meirás. “Quiere vivir en un entorno natural, alejada de las grandes ciudades”, ha explicado la periodista Beatriz Cortázar, autora de la exclusiva. Aparentemente, ni rastro del cebo fiscal.
“Existe la idea romántica de que los extranjeros vienen a Portugal porque el país está de moda y es muy bonito. En general, la motivación principal siguen siendo los beneficios fiscales”, ha afirmado en el digital Dinheiro Vivo Vincenzo Scorcella, agente inmobiliario. El Servicio de Extranjeros y Fronteras del Gobierno portugués indica que la principal razón por la que las nacionalidades francesa e italiana estén en la lista de las más habituales en Portugal reside en la percepción de ser un país seguro y también en las ventajas fiscales.
Que la llegada de rostros conocidos no es para nada casual lo confirmó el que fuera secretario de Estado de Asuntos Fiscales cuando se aprobó la medida, Carlos Baptista Lobo: “Recuerdo que, en las discusiones preparatorias, y de forma jocosa, se determinó como meta atraer a la persona que más celebridad había adquirido en el mundo: Madonna”, escribió años después en Jornal Económico. La cantante estadounidense tiene residencia en Lisboa desde octubre de 2017, cuando consiguió un permiso especial tras reunirse con la ya exministra de Administración Interna, Constança Urbano de Sousa.
Y de la tercera edad y los famosos, a las personas con gran poder adquisitivo. Así publicita la consultora Price Waterhouse Coopers en una de sus publicaciones, en las que habla de “turismo premium” y del interés por atraer “a ricos y a sus familias”. El régimen fiscal aplicable a los RNH “tiene como objetivo atraer a no residentes que ejerzan actividades de alto valor añadido u obtengan ingresos de la propiedad intelectual, industrial o know-how, así como beneficiarios de pensiones obtenidas en el extranjero, siendo aplicable por un período de diez años consecutivos”, resume la Autoridad Tributaria y Aduanera, organismo que en un principio criticó la medida.
Para poder acogerse a las deducciones, motivación que no suelen reconocer quienes se mudan a Portugal, hay que vivir por ley al menos 183 días en Portugal o bien a poseer una vivienda, en propiedad o alquilada, con intención de convertirla en habitual.
Una medida en entredicho
El Gobierno socialista de José Sócrates, el presidente que estuvo nueve meses en prisión y está acusado de varios delitos de corrupción, fue quien aprobó esta figura tributaria, que sin embargo no se puso en marcha de manera efectiva hasta 2012, ya con el Gobierno de colación entre el PSD y el CDS dirigido por Pedro Passos Coelho. La intervención de la troika la dejó indemne y, al menos de momento, también la mantiene el Ejecutivo socialista de Antonio Costa, que gobierna en minoría apoyado por un crisol de tonalidades ideológicas que incluye a los comunistas, la izquierda alternativa, los verdes y los animalistas.
Con el popurrí de siglas y de intereses que gobierna el país desde hace casi tres años, un hecho inédito en la historia reciente portuguesa, y las próximas elecciones legislativas cada vez más cerca (octubre de 2019), han comenzado a tomar fuerza las posturas críticas que pretenden terminar con el régimen fiscal aplicable a los Residentes No Habituales.
Ya el año pasado, el ministro de Finanzas, Mario Centeno, propuso una modificación para un crear un mínimo tipo impositivo para los jubilados extranjeros. El presidente Costa la bloqueó, pero el debate sigue sobre la mesa. Así lo confirmó Centeno, también actual presidente del Eurogrupo, al ser preguntado el pasado mes de abril por las numerosas críticas recibidas por parte de sus socios europeos por mantener susodicho trato fiscal: “Seguimos estudiando una solución”, afirmó en una entrevista concedida al Jornal de Negócios.
El Bloco de Esquerda, uno de los apoyos principales de ese Gobierno en minoría, ya ha anunciado que quiere que el RNH desaparezca de los presupuestos generales del próximo año por dos principales razones: por ser una competencia fiscal agresiva frente a otras jurisdicciones y por entrar en colisión con los principios de justicia fiscal. Desde esta formación de izquierdas se relaciona el atajo fiscal con “la especulación en el mercado inmobiliario".
Las críticas que recibe Portugal por su beneplácito con las personas extranjeras que se establecen en sus fronteras también llegan del exterior. Según los datos que manejan las autoridades de Finlandia, el año pasado hubo 500 pensionistas finlandeses viviendo en Portugal, mientras que en 2014 no llegaban a la mitad (247). Tanto Finlandia como otros Estados, caso de Suecia, han hecho públicas sus críticas a la legislación portuguesa. De hecho, Finlandia ya ha firmado un nuevo acuerdo con el Estado portugués (que aún no está en vigor) para que las autoridades fiscales finlandesas puedan gravar los ingresos de los pensionistas independientemente de que residan en Portugal. Suecia amenaza con ir en el mismo camino.
“Portugal no está violando ninguna norma de Derecho fiscal internacional o comunitario. La cuestión es que el Derecho fiscal internacional no se adaptó a un modelo de movilidad de los pensionistas. Portugal prevé este movimiento y no puede por lo tanto ser castigado por ello”, defiende Carlos Baptista Lobo la legislación, a la que define por su “confianza y estabilidad”.
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