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Los datos que silencian la idea de la 'gran renuncia' en España: un empleo vacante por cada 124 puestos cubiertos

En la evolución del mercado laboral español no hay rastro de renuncias masivas a trabajos asalariados como las detectadas en EEUU tras los confinamientos.

14/04/2023. La cobertura de las ocupaciones de temporada va sumando barreras como la vivienda.
Una camarera trabaja en la terraza de un bar. PxHere (CCO)

"No vemos en absoluto que haya un problema de gran renuncia, ni siquiera de renuncia; lo que observamos es que puede haber problemas para cubrir determinados puestos de temporada porque los salarios no son altos, se incumplen los convenios y el precio de la vivienda es inasequible", señala Maricruz Vicente, secretaria de Acción Sindical de CCOO, que coincide en el análisis con Alberto del Pozo, Coordinador de Economía del Servicio de Estudios de UGT.

"Que algún empresario no pueda cubrir determinados puestos no quiere decir que no haya trabajadores disponibles; quizás significa que nadie quiere trabajar allí en esas condiciones", anota el economista. Del Pozo plantea si lo que comienza a aflorar en algunos sectores de fuerte temporalidad son "vacantes autoinfligidas por la rebaja de las condiciones laborales. A lo mejor alguien no está actuando de una manera eficiente".

La Gran Renuncia es un término acuñado por el catedrático Anthony Klotz, de la Universidad A&M de Texas, para describir un fenómeno que tras los confinamientos comenzó a darse en EEUU y Reino Unido, y en menor medida en países como Francia o las economías emergentes, donde millones de asalariados han abandonado sus puestos. Esto como consecuencia de lo escueto de los salarios, lo elevado de la exigencia, lo exiguo de las coberturas sociales o la combinación de varios de esos factores, en busca de horizontes laborales más amables. 

Esas salidas han provocado amagos de seísmo en los ámbitos en los que se han concentrado, principalmente firmas tecnológicas y compañías multinacionales, por los problemas que han tenido sus responsables de personal para cubrir la acumulación de un volumen de vacantes de esa magnitud en cortos periodos de tiempo.

Una vacante por cada once trabajadores subempleados

Sin embargo, ese cuadro presenta notables diferencias con las tendencias que se están dando en el mercado laboral español, en el que, según los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) en media anual, en dos años se han cubierto 1,14 nuevos puestos de trabajo asalariados para alcanzar una cota histórica de 17,25 millones (16,92 a 31 de diciembre según la Seguridad Social). A su vez, en ese mismo periodo el número de vacantes aumentaba en 55.832, en una proporción de algo más de veinte a uno, y, paralelamente, el volumen de subempleados se mantenía, aunque con una ligera tendencia a la baja, por encima del millón y medio. 

En dos años se han cubierto 1,14 nuevos puestos de trabajo 

En términos proporcionales, el peso de las 140.157 vacantes registradas al cierre de 2022 sobre el conjunto del trabajo asalariado se queda en el 0,8% del mercado laboral español. Medio punto menos si en el cálculo se desagregan los algo más de 730.000 puestos ocupados por pluriempleados, y supone una ocupación por cada 11,5 trabajadores colocados en niveles inferiores a los de su preparación. 

Ese porcentaje solo es menor en dos países europeos, Bulgaria y Rumanía, mientras que las tasas de vacantes se sitúan, respectivamente, en el 2% y en el 3,1% para el conjunto de la UE y para el de la Eurozona.

Administración, sanidad y enseñanza suman casi la mitad de las vacantes

Sí es cierto que "en términos absolutos el número de vacantes se encuentra en los niveles más elevados de la serie, 30 puntos por encima que a finales de 2020, pero en números muy bajos", explica Del Pozo. El experto añade que "eso tiene que ver con varios fenómenos, pero no significa que la gente esté abandonando el trabajo".

En este sentido, llama la atención sobre varios datos de esa misma estadística. Por una parte, "el 94% de las empresas no tienen vacantes, y solo un 3,6% las tiene sin cubrir por el elevado coste" que le supondría contratar a quien debería cubrirlas, algo que, al mismo tiempo, plantea incógnitas sobre la consistencia de esos modelos de negocio.

Y, por otra, casi la mitad de las vacantes se concentran en la Administración (32%) y en ámbitos aledaños como la sanidad y la enseñanza (13%). La primera, con un sistema de cobertura de los puestos muy diferente del privado, en el que un puesto figura como vacante aunque lo cubra un interino o su titular en prácticas. 

Uno de cada diez empleos sin cubrir se localiza en el comercio

Sí ha habido salidas y expulsiones de profesionales en el ámbito de la sanidad en comunidades como Madrid, "aunque la causa no está en una renuncia, sino en la precariedad del sector", apunta Del Pozo.

Uno de cada diez empleos sin cubrir se localiza en el comercio y uno de cada siete en los servicios para empresas. Mientras, las tasas se quedan en el 2,9% en la hostelería y el 2,5% en el transporte, dos de los sectores desde los que con mayor insistencia se apela a la imposibilidad de cubrir las vacantes.

"En España hay pocas vacantes y concentradas"

"¿Hablamos de falta de profesionales que quieran trabajar o de sectores con las condiciones tan precarias que prefieren buscar otras ocupaciones?", plantea Del Pozo, quien sitúa al margen de una "gran renuncia" la salida de 70.000 personas de la hostelería tras quedarse fuera de los paraguas sociales en los confinamientos, la secular falta de marineros o la cada vez más frecuente opción de pasar de asalariado a teletrabajador autónomo.

"Una gran renuncia sería un fenómeno caracterizado de manera clara por la renuncia a las relaciones laborales que se diera de manera masiva, por motivaciones concretas y con un reflejo en las estadísticas", explica el economista.

Y eso es algo muy distinto a cambiar de sector o a que en alguno de ellos haya puestos disponibles: "Lo que dicen los datos es que en España hay pocas vacantes y que se concentran en las administraciones y en sectores en los que la precariedad es elevada y ha ido aumentando", anota. "El gran fenómeno en España no ha sido una renuncia masiva, sino la extensión de la precariedad laboral hasta la última reforma laboral", añade.

A esa situación se le añaden otros factores, cada uno de los cuales puede explicar de manera marginal la existencia de una parte de las vacantes. Por ejemplo, "la precariedad de las condiciones laborales también en la Administración, la ineficiencia de las políticas activas de empleo o la falta de formación para trabajar en sectores muy tecnológicos, aunque su peso es muy reducido".

A ellos, apunta, "se les puede añadir los problemas de acceso a la vivienda, que en muchas ocasiones supone una barrera para el traslado de trabajadores entre comunidades" y, en consecuencia, para la cobertura de empleos de temporada. Así ha ocurrido con la extensión del uso de caravanas como alojamiento permanente en Balears o en zonas de esquí del Pirineo por no poder acceder ni siquiera a habitaciones.

"Alquilar una estancia a los precios de hoy y en las zonas y épocas de mayor demanda imposibilita que la gente pueda plantearse ir a trabajar" a esas áreas, señala Vicente, quien advierte de que "hay problemas objetivos derivados de esas situaciones que obligan a abrir un debate para buscar soluciones".

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