zaragoza
El gripado de la hostelería como el principal motor de la economía española se cronifica tras el potente impacto que ha sufrido como consecuencia de la pandemia y de las medidas implementadas para hacerle frente: en los dos años transcurridos entre los meses de agosto de 2019 y de 2021 se han perdido casi 10.000 empresas y más de 200.000 empleos.
Esas mermas de 9.638 empresas y de 202.097 empleos suman, respectivamente, un 5,1% de las unidades productivas y un 13,7% de los puestos de trabajo, y suponen, según los datos del Ministerio de Empleo, más de un tercio de la pérdida registrada en el conjunto de la economía española (26.554) y un retroceso mayor que el sufrido por su ocupación (-128.633) en esos dos años, y que se ha visto paliado por las mejoras en otros sectores como la construcción (+29.000) o la sanidad y los servicios sociales (+94.000).
"La pérdida de empleo es preocupante, aunque se va recuperando. La situación habría sido mucho peor sin los ERTE, que han evitado cientos de miles de despidos a través de ERE", indica Gonzalo Fuentes, responsable de Servicios de Hostelería y Turismo de CCOO. "Más de la mitad del empleo que se ha perdido en el país se ha concentrado en la hostelería y el turismo, añade.
"Hemos tenido un ajuste de cerca de 300.000 empleos entre bajas y ERTE", refuerza José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España, la patronal del ramo de la restauración, que advierte que "en septiembre aumentarán los ERTE y habrá menos empleo porque mucha gente habrá acabado la temporada".
Efectivamente, según los datos del Ministerio de Inclusión, el mes de agosto se cerró con 272.190 trabajadores en ERTE, de los que prácticamente dos de cada cinco (104.464) se empleaban en servicios de alojamiento (39.091) o de restauración (65.373, incluye bares), las ramas de actividad con mayor número de suspensiones de contrato con permiso de los 40.001 que sumaban las del comercio.
A esas cifras hay que añadirles las de los autónomos que operan en esos sectores, que suman otras 3.033 bajadas de persiana. Según indican los datos de la Seguridad Social, entre agosto de 2019 y julio de 2021 se han perdido en España 1.973 actividades económicas de alojamiento y 10.968 de restauración y bebidas, bares en su mayoría, desempeñadas tanto a través de empresas como por trabajadores independientes.
La retrospectiva de los dos últimos años puede incluir cierta distorsión al incluir el mejor de la historia para la hostelería y el turismo, con más de 83 millones de visitantes extranjeros que se dejaron más de 90.000 millones de euros en 2019, seguido del peor en mucho tiempo con un boquete de más de 72.000 que lastró la histórica caída del PIB de 2020, la mayor desde la guerra civil.
Las cuarentenas impuestas por algunos de los principales países europeos a sus ciudadanos en caso de viajar a España frenaron en seco las perspectivas de recuperación que manejaba el sector y para las que el turismo nacional ha resultado insuficiente, más en los destinos del litoral que en los del interior.
Se pierde el 80% del turismo extranjero y la mitad del español
Según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), el turismo internacional dejó en España de enero a julio 10.996 millones de euros, poco más de la quinta parte de los 50.000 que sumaba en ese mismo periodo en los años previos a la pandemia. La diferencia es menor con los viajes de los residentes, cuyo gasto no alcanzaba los 2.000 millones en el primer trimestre cuando lo habitual era que en esos meses superara los 5.000.
La combinación de esos factores está teniendo consecuencias entre las que destacan algunas como que el tiempo de ocupación para los trabajadores de la hostelería sea un 30% inferior al previo a la pandemia o que las empresas hayan sufrido una notable descapitalización que, en el caso de las de mayor tamaño como las hoteleras, está derivando en una oleada de ventas y en una presencia cada vez mayor de los fondos de inversión en el sector.
El Banco de España concluye en un breve análisis difundido este viernes que el turismo extranjero "ha experimentado una reactivación notable en los últimos meses" y que esta "era todavía muy incompleta" en julio.
"Más allá del tercer trimestre -añade-, las perspectivas del turismo no residente siguen estando rodeadas de una considerable incertidumbre" en la que "la evolución futura de las ramas productivas relacionadas con esta actividad vendrá determinada por el desarrollo de la pandemia", por los eventuales "cambios estructurales en los hábitos de los turistas o en los de los viajeros de negocios" y, también, por "los posibles daños persistentes que la elevada duración de la crisis sanitaria pueda haber provocado en las empresas vinculadas al sector".
“El problema está en el objetivo de beneficios a corto plazo”
"Creemos que va a haber una recuperación, hay muy buenas previsiones para la temporada alta de Canarias, que empieza ahora", señala Fuentes, quien, no obstante, llama la atención sobre algunos factores de riesgo para el ramo hotelero: "las infraestructuras están preparadas para el turismo internacional", pero "sigue habiendo una visión cortoplacista de los empresarios" que este verano ha llevado a operar con plantillas infradotadas y cargas de trabajo desmesuradas en algunos hoteles.
"El principal problema del sector turístico español es el objetivo de beneficios a corto plazo de los empresarios, que a la vez son reticentes a las inversiones", anota, cuando "se trata de un sector estratégico que hay que recuperar con servicios de calidad y empleo estable".
"Esto es un oficio, y eso requiere formación, estabilidad y salarios dignos, y si no aportamos eso vamos a tener problemas a medio plazo porque perderemos competitividad en relación con otros países", añade.
“Hay que afinar las terrazas, la gente quiere estar en la calle”
Los hosteleros, por su parte, pronostican que en su sector "la recuperación no se producirá en el mejor de los caso hasta comienzos de 2023", con un 20% de los establecimientos cerrados este verano, con el volumen de negocio del resto entre un 20% y un 30% por debajo del de 2019 (aunque ya supera al de 2020) y con una pérdida de 175.000 empleos al cierre de agosto pese a la mejora.
"Para que se normalice la situación lo que hace falta es que se acaben las restricciones, muchas de las cuales han sido arbitrarias y no han servido para nada", sostiene Yzuel, que considera que "los cierres de la hostelería fueron para limitar la socialización al comienzo de la pandemia, pero luego se quedaron". No obstante, añade, "eso es el pasado y no hay que darle más vueltas".
El presidente de los hosteleros se muestra partidario de estudiar fórmulas para que los bares puedan mantener al menos parte de la actividad que ahora desarrollan en el exterior, en las terrazas, que han podido ser ampliadas en la mayor parte del país.
"No será fácil que todo eso se quede, pero sería positivo que lo hiciera en buena parte", señala. "En las ciudades se le ha quitado espacio al coche y hay zonas en las que hay algún problema, pero eso lo tenemos que afinar. La gente quiere estar en la calle, eso lo ha dejado claro", anota.
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