Este artículo se publicó hace 6 años.
Las calles se vacían de cajeros automáticos
La concentración bancaria y la digitalización han hecho que Catalunya haya cerrado la mitad de sus oficinas en los últimos 10 años, dejando a más de la mitad de municipios sin la opción de sacar dinero, lo que provoca las críticas de la Asociación de usuarios que considera que se ha convertido en un "servicio de lujo".
Barcelona-
Ir al pueblo de al lado o recorrer 20 o 30 kilómetros para hacer una acción tan básica como sacar dinero de un cajero automático. Esta es la realidad de los vecinos de más de la mitad de municipios de Catalunya, que se han quedado sin oficinas bancarias. Ir a retirar dinero se ha convertido en una aventura. El reciente anuncio de Caixabank, en el que desvelaba que cerraría 821 de las 4.461 oficinas de las que dispone en España en los próximos tres años, es el último ejemplo de un proceso que ha derivado en la pérdida de más de 70.000 puestos de trabajo a nivel estatal. En los 10 años de crisis, en Catalunya han cerrado la mitad de las oficinas bancarias.
La concentración del sector financiero y el aumento de las operaciones de la banca online han hecho que los bancos reduzcan su red de oficinas para ahorrar costes. Con esta decisión, los cajeros automáticos han desaparecido de las calles. El portavoz de la Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas, Enric Vendrell, lamenta que el hecho de tener a mano la posibilidad de sacar dinero sea una anomalía. "Un cajero cerca debería de ser una obligación. Además, para las personas mayores que no tienen coche o movilidad reducida, se trata de un servicio básico, no de un lujo".
Vendrell cree que resulta "inaceptable" que entidades como el Banco Popular hayan anunciado que el próximo año suprimirá todas sus oficinas. A estas alturas, los 947 municipios catalanes, 467 no disponen de oficina bancaria. Un artículo del Banco de España publicado en la Revista de Estabilidad Financiera concluye que en Catalunya, las entidades han recortado un 50% sus puntos de atención al público. Desde 2008, se ha pasado de 8.004 a 4.058 oficinas.
Más de 240.000 personas, sin acceso a una oficina
El Banco de España también alerta de un fenómeno preocupante: las personas que no tienen la posibilidad de obtener dinero en efectivo en su municipio. En el caso de Catalunya, la cifra llega a las 240.982, lo que supone el 3% de la población total. En España, el volumen de ciudadanos sin acceso se sitúa en el 2,68%. Las autoras del estudio, Concha Jiménez y Helena Tejero, comentan que "en algunas zonas geográficas con crecimiento demográfico, las entidades financieras se han reforzado con algunas aperturas".
A la hora de pagar una compra, los ciudadanos siguen siendo tradicionales. El dinero en efectivo sigue siendo el medio más utilizado. La última encuesta del Banco de España constata que en el 53% de los casos, la población emplea los billetes y las monedas para adquirir un producto o servicio. Estos datos contradicen la creencia de que los métodos de pago alternativo están sustituyendo a los tradicionales.
En el otro lado de esta tendencia se encuentra la brecha digital, que afecta especialmente a la gente mayor. La reducción de los servicios que ofrecen las oficinas está forzando este colectivo a aprender nuevas herramientas y sistemas digitales. De una relación de proximidad y fidelización se ha pasado a la autogestión a través de las nuevas tecnologías.
De bancos a cafeterías
"Los bancos dirigen sus recursos a los nuevos clientes y los jóvenes, ya no les interesa la gente mayor". La denuncia la hace la Asociación de Usuarios para la Defensa de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae), que pide "un sistema que no excluya a una parte de la clientela e incluya todo tipo de perfiles y usuarios". El sector financiero señala que "el cliente lo que quiere es un entorno digital". De hecho, precisa que un 80% de las operaciones se hacen vía online. Para Adicae, esta estrategia indica que los "bancos no buscan fidelizar, sino que han pasado a ser cafeterías que cada dos o tres años cambian el director de la sucursal".
Los bancos han diversificado su actividad. Por un lado, han creado oficinas operativas, donde los clientes pueden realizar sus gestiones diarias, aunque muchas veces se ven obligados a hacerlas en los cajeros. Por el otro, las oficinas comerciales, en las que se atiende a las empresas y a los clientes con un patrimonio alto. La tecnología implica que las plataformas online sirvan para casi todas las operaciones y gestiones cotidianas, como los traspasos, las transferencias o pagos.
Paralelamente, las entidades financieras también hacen de comerciales. Venden aparatos tecnológicos o productos para el hogar para conseguir los objetivos de ventas que les marcan desde la dirección de la empresa. Desde Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorro, se advierte de que la digitalización del sector financiero aún tiene recorrido por delante. La mejora de la seguridad será el factor que más influirá en su desarrollo.
Funcas cree que el modelo de la banca digital sustituirá al antiguo, basado en la relación entre el cliente y la oficina bancaria física. De momento, los usuarios de las plataformas online no consideran que este sistema aporte ventajas económicas o de usabilidad. Por ahora, ven más fácil ir a sacar dinero en el cajero automático o pagar con la tarjeta de débito. La capacidad de seducción que pueda generar entre usuarios la interacción tecnológica es la clave que permitirá la consolidación de un sistema que está haciendo desaparecer las oficinas y los cajeros de las calles.
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