Este artículo se publicó hace 4 años.
El BCE levanta el veto a los dividendos de la banca, aunque lo limita a un 15% del beneficio
La entidad conmina a los bancos de la Eurozona a mantener la "prudencia" en los bonus y avisa que "evaluará de cerca las políticas de remuneración".
Servimedia
Madrid--Actualizado a
El Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE) levantó este martes la prohibición al pago de dividendos en la banca, pero aconsejó a las entidades que continúen siendo "extremadamente prudentes" y que "se abstengan o limiten" su abono a un máximo del 15% del beneficio acumulado entre los años 2019-2020 hasta septiembre del próximo año.
Su instrucción ha tenido lugar tras una larga reunión y después de que en marzo pasado vetase el abono con la intención de reforzar los colchones de capital de los bancos para que pudiesen encarar así la crisis provocada por la Covid-19, además de ayudar a las familias y empresas con la liquidez y financiación que precisan.
La recomendación del BCE provocó al instante que todas las entidades, con independencia de su fortaleza financiera, congelasen pagos pendientes correspondientes al beneficio del 2019 y evitasen el abono de cupones con cargo a las cuentas del 2020.
Sin embargo, la banca ha reclamado de manera insistente su restitución o, al menos, que su restricción se aplicase en función de la solvencia patrimonial individual para evitar ahuyentar a los inversores, cuando sus cotizaciones están ya deprimidas por la crisis y las entidades financieras necesitan acudir a los mercados para acopiar recursos y capital.
La decisión del BCE abre dicha puerta, pero solo para los bancos con unos balances más sólidos, ya que impone que, si se restablecen los pagos, su abono "se mantendrán por debajo del 15% de las ganancias acumuladas de 2019-20 y no deben superar los 20 puntos básicos del índice CET1" (el ratio de capital de máxima exigencia para el sector).
En el comunicado emitido esta tarde tras adoptar esta decisión, el BCE reitera "la expectativa de los supervisores de que los bancos ejerzan una moderación extrema en la remuneración variable" también, cuyo abono había pedido igualmente a los bancos que fuese limitado, impidiendo el pago de los bonus planteados a sus cúpulas y plantillas.
Si bien el BCE levanta el veto en ambas restricciones (dividendo y compra de acciones por un lado y retribución variable por otra) les conmina a mantener la prudencia "hasta el 30 de septiembre de 2021". Avisa además de que "evaluará de cerca las políticas de remuneración", con un enfoque específico en su impacto en la capacidad de los bancos para mantener una base de capital sólida.
Cuantías máximas a distribuir
En materia específica de dividendos, el BCE explica que la cuantía máxima a distribuir tiene que ser la menor que salga de calcular hasta un 15% máximo del beneficio cosechado entre el pasado año y el actual ejercicio, o el equivalente a 20 puntos básicos de su CET1.
La intención es que aquellas entidades que quieran pagar dividendos o recomprar acciones "deben ser rentables y tener trayectorias de capital sólidas", refiere. En todos los casos, conmina además a discutir sus intenciones con el Equipo Conjunto de Supervisión que tenga adjudicado cada banco para evaluar si "es prudente". La flexibilidad del BCE excluye, en cualquier caso, el pago de dividendos "provisionales" con cargo a sus ganancias de 2021.
El organismo detalló que la recomendación de suspender los dividendos decretada el 27 de marzo y posteriormente prorrogada el 28 de julio, "reflejaba las circunstancias excepcionales y desafiantes a las que se enfrentó la economía europea en 2020". Ahora admite que hay una menor incertidumbre en las proyecciones macroeconómicas y su escenario central coincide con el utilizado por el BCE para realizar una prueba de resistencia a las entidades que "confirmó la resistencia del sector bancario europeo".
Bajo este marco el organismo explicó que la recomendación revisada ahora "tiene como objetivo salvaguardar la capacidad de los bancos para absorber pérdidas y otorgar préstamos para respaldar la economía", justificando la necesidad de continuar siendo prudente también en la previsible afloración de la morosidad.
Al respecto advirtió de que el impacto de la pandemia en los balances de los bancos "no se ha manifestado en su totalidad" puesto que la financiación aún se beneficia de varias medidas de apoyo público y "los deterioros crediticios vienen con un desfase temporal".
De forma complementaria a su nueva instrucción, el organismo volverá a evaluar el capital de los bancos y los planes de distribución basados en el ciclo normal de supervisión. En cualquier caso, admitió que no obligará a las entidades a comenzar a reponer sus reservas de capital "antes de que se alcance el pico de agotamiento del capital".
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