Este artículo se publicó hace 4 años.
La banca gana 100.000 millones en una década tras despedir a 88.000 empleados
El anuncio de un ERE para 144 trabajadores de Wizink retoma la sangría de despidos colectivos en un sector que ha renunciado a los ERTE durante el estado de alarma. El avance del negocio digital por el confinamiento, el previsible repunte de la moros
Zaragoza--Actualizado a
Los números resultan escalofriantes: la banca española ha ganado 100.604 millones de euros en la misma década, la transcurrida entre 2009 y 2019, en la que, con al menos 88.300 despidos y prejubilaciones, se ha deshecho de casi un tercio de su plantilla.
Y nada apunta a que ese proceso de recortes de personal paralelo a la búsqueda de rentabilidad por parte de los bancos vaya a cesar. Más bien al contrario, ya que el confinamiento por la pandemia de coronavirus entraña el riesgo de acabar teniendo efectos secundarios en forma de recortes de plantilla por el avance de la banca digital, un factor que ya ha sido incluido por las entidades financieras entre las causas objetivas de los ERE, por el aumento de la morosidad y por el desplome de las cotizaciones bursátiles.
Esas incertidumbres conviven, en un sector que ha descartado los ERTE por fuerza mayor, con un inminente nuevo achique del empleo tras anunciar Wizink Bank en pleno confinamiento un ERE para despedir a 144 trabajadores, un tercio de su plantilla de 475 (el grupo tiene otros 1.045 en España, más 203 externos en su sede central), apenas dos meses después de que el Supremo se llevara por delante el negocio de las tarjetas revolving al considerar "usurario" su interés superior al 25%.
"Es el primer recorte de empleo, pero no hay que descartar nada", señala Juan José Paredes, de la Federación de Banca de CGT, que pronostica que los expedientes de regulación llegarán "el año que viene; este, no creo, por aquello del qué dirán".
Los movimientos de reestructuración, en cualquier caso, parecen haber comenzado: UGT ha detectado cómo, tras el cierre de 9.584 sucursales (una de cada cuatro) en los últimos seis años, algunas entidades comienzan a preparar otra oleada que, solo entre las tres principales, CaixaBank, Santander y BBVA, se acercaría al millar de oficinas clausuradas. "Han descubierto el teletrabajo y que se puede atender al cliente desde casa", explica Roberto Tornamira, responsable de la Federación de Banca, Seguros y Oficinas de UGT.
El sector se prepara para un repunte de la insolvencia
Está fuera de duda que vienen curvas para el negocio bancario, por mucho que los planes de estímulo para el postconfinamiento lleven meses dándole un tratamiento singular y otorgándole un papel central como cortafuegos para la crisis de liquidez, algo que en España se ha traducido en un desconocido incremento del drenaje de crédito hacia empresas y autónomos que superó los 80.000 millones de euros en mes y medio.
De hecho, según los datos de Aebanca, la principal patronal del sector, los bancos españoles "provisionaron 3.587 millones de euros para afrontar los efectos adversos en la economía de la crisis provocada por la covid-19" en el primer trimestre de este año, lo que situó su resultado contable en 1.125 millones en rojo y provocó "un descenso del beneficio antes de impuestos del 85%, hasta 900 millones de euros".
En esos tres meses, el sector ha elevado la cobertura de las eventuales insolvencias de clientes hasta el 73% al tiempo que destinaba más de 5.600 millones de euros a dotaciones y saneamientos "para fortalecer el balance y paliar los efectos negativos de la pandemia sobre familias y empresas".
Llegan curvas tras una 'década prodigiosa'
Esas curvas llegan tras una década prodigiosa en la que, de manera simultánea a la liquidación y bancarización de las cajas de ahorro, el costoso rescate del sector, su reordenación del sector a base de fusiones y absorciones y el inicio de su reconversión, las plantillas de las entidades financieras que operan en España se vieron reducidas, según los datos del Banco de España, en 82.293 miembros a los que hay que sumar, al menos, los 6.006 que suman los tres principales ERE del año pasado: 2.023 salidas en CaixaBank, 2.023 en Santander y 760 en Unicaja.
Eso de un total de 88.299 despidos y prejubilaciones que equivalen a un 32,76% de la plantilla contratada al inicio de la década y de la intensa crisis económica y financiera desatada a finales de 2008.
"Esa cifra parece baja, nosotros estimamos la reducción de las plantillas entre 2008 y 2018 en 100.000 empleados a partir de las memorias de Aebanca y la Ceca", anota Tornamira, que considera que "ha habido una aceleración tremenda, y que sigue", en la destrucción de empleo en el sector financiero español.
En esos mismos diez años, los beneficios netos de la banca española superaron los 100.000 millones de euros, según indican los Estados Financieros Consolidados que publica Aebanca, que reflejan una horquilla de 9.300 a 15.600 con la excepción de 2012, el único año de la serie en la que registraron pérdidas en su conjunto.
Los crecimientos exponenciales de los beneficios no son viables, y ni siquiera sostenibles", anota Paredes, para quien "el sector no se puede quejar de las ganancias de los últimos años".
La factura tributaria se elevó a 42.567 millones de euros en ese mismo periodo, aunque esa cifra corresponde al volumen devengado por las entidades bancarias y no al efectivamente liquidado a la Agencia Tributaria, ya que este se ha ido viendo reducido año tras año por la aplicación de los DTA o activos fiscales diferidos.
Sólo el año pasado, los 1.333 millones devueltos en efectivo por el fisco a los bancos en el Impuesto de Sociedades por el deterioro de sus activos inmobiliarios, las prejubilaciones y los planes de pensiones de sus plantillas enjugaron casi la cuarta parte de la factura teórica de 6.958 generada a lo largo del año.
En esos beneficios, que suman 143.171 millones de euros antes de impuestos, tuvieron una influencia clave tres factores: la tendencia al alza del margen de intereses, que con altibajos pasó de casi 50.000 a más de 60.000 anuales; el crecimiento de los ingresos netos por comisiones a los clientes, que sumaban otros 178.307 al final del periodo, y el gasto en personal, que se redujo a base de EREs, prejubilaciones y planes de salida voluntaria. Entre 2014 y 2019, esa última partida bajó un 3,2%,(455 millones) mientras las plantillas lo hacían en un 13% (28.115 bajas), según los datos del Banco de España.
Varios indicios apuntan a que esa última factura va a seguir reduciéndose en los próximos años, o meses.
Con el confinamiento, "mucha gente ha entrado en la dinámica de la banca digital, en la que, pese a que requiere una inversión inicial y mantenimiento, el uso de APPs tiene un coste mucho más bajo que la contratación de personal para las empresas", apunta Paredes.
Tornamira, que también percibe un riesgo para el empleo en el avance de la banca digital, añade como factor de riesgo el de las fusiones, un culebrón que volvió a dormirse con el coronavirus tras haber despertado a mediados del pasado invierno y que parece volver a agitarse en vísperas de acabar un estado de alarma que deja al sector financiero a la expectativa de la evolución de, entre otros indicadores, una morosidad sobre cuyo inminente crecimiento hay consenso y una capitalización bursátil que puede dejar en el aire la viabilidad de algunas entidades.
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