Vinícius Jr. advertía la semana pasada que si España no da un paso firme en la lucha contra el racismo el Mundial de 2030 debería cambiar de sede. "Espero que pueda entender lo serio que es insultar a una persona por el color de su piel", dejaba claro el futbolista del Real Madrid, quien ha sufrido los improperios de la grada desde que triunfa en la capital tras dejar atrás el Flamengo.

Pese a que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, considera que "el respeto a la diversidad forma parte de nuestro ADN" y que nuestro país combate "toda conducta discriminatoria", lo que se traduce en un aumento de los medios para el plan de lucha contra los delitos de odio, la última memoria de la Fiscalía destaca que estos se triplicaron en un año.

En 2023 ascendieron a 501, a pesar de que la Fiscalía reconoce que podrían ser más, pues en la mayor parte de los territorios los sistemas informáticos de gestión no permiten categorizarlos como tales. La citada memoria, además, destaca "la repetición de actos en relación a conocidos jugadores de fútbol", como el propio Vinícius, cuyos ataques llegaron a ser condenados por el Congreso y por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Sin embargo, no ha sido la única diana. Es el caso de Iñaki y de su hermano, Nico Williams, insultado el pasado abril en el estadio Civitas Metropolitano, lo que llevó a la Fiscalía Provincial de Madrid a denunciar al espectador que le gritó "uh, uh, uh, uh" durante su enfrentamiento con el Atlético de Madrid. Un "evidente desprecio al color negro de la piel" del jugador del Athletic de Bilbao, según el Ministerio Público, que considera que los insultos podrían ser constitutivos de un delito de lesión a la dignidad.

No obstante, pese a las palabras del ministro del Interior y a las campañas antirracistas, los ataques no cesan. El pasado sábado, a Haissem Hassan lo llamaron "mono de mierda" en el estadio del Sporting de Gijón, lo que ha motivado que el club haya condenado los insultos racistas de una aficionada rojiblanca, mientras intenta localizarla.

"Nuestro club no tolera ninguna manifestación de racismo. Ya estamos investigando lo sucedido", ha declarado el equipo gijonés, en cuya plantilla militaba el año pasado el actual extremo derecho del Real Oviedo, que durante el derbi asturiano ha tenido que sufrir insultos racistas precisamente en el campo de su anterior equipo.

La condena de LALIGA no tardó en llegar, advirtiendo de que "seguirá trabajando hasta erradicar estos comportamientos intolerables", aunque de poco han valido sus palabras. Un día después, también en la Liga Hypermotion (la segunda división del fútbol español), una aficionada gritaba presuntamente "puto negro de mierda" a Dion Lopy en Elda.

Ambos insultos fueron grabados por las cámaras de televisión, pero en este último caso el club alicantino actuó de forma diligente, pues localizó a la autora del cántico racista y procedió "a su expulsión inmediata" del estadio Pepico Amat, donde el equipo local se enfrentaba al Almería.

Pese a la sucesión de hechos tan lamentables, Dani Carvajal, compañero de Vinícius, ha llegado a "presumir" de que España no es un "país racista". Sin embargo, los insultos no dejan de repetirse en los estadios, donde" la gente energúmena", que diría el defensa del Real Madrid, se ampara en la masa para vomitar sin pudor su racismo.