Este artículo se publicó hace 13 años.
"Nunca será mi estilo decir yo arreglo esto"
Entrevista a Radomir Antic, exentrenador del Atleti
A los 62 años, su voluntad de entrenador sigue intacta. Su último trabajo ha sido como seleccionador de Serbia, pero en sus memorias siempre prevalecerá el Atlético del doblete (95-96). "Una cosa es jugar al fútbol", explica, "y otra conocer las exigencias de un club grande". Su éxito estuvo en el diálogo que le ayudó a vencer a los errores. "Los futbolistas no son difíciles de enseñar".
Han pasado quince años del doblete. ¿Por qué ahora ya es imposible?
No, imposible también lo parecía entonces. Encontré un Atlético peor que el de ahora. Había evitado el descenso a falta de dos jornadas y futbolistas, que habían triunfado en otros sitios aquí se sentían agobiados. Pero, antes de escucharles, les hice una pregunta: ¿saben ustedes rendir bajo presión?".
¿No era una pregunta sin respuesta?
La respuesta se tiene si se sabe a lo que debes jugar en cada momento. Nosotros supimos: encontramos los problemas que lo impedían y buscamos exigencias según las virtudes de cada uno. Pantic, por ejemplo. Sabía que valía, pero gente que vale hay mucha. La clave fue convencerlo de su rol y en que, acertase o no, jugaría siempre. Así le fortalecí a él y al equipo, porque ¿de qué vale tirar ocho faltas si no hay un especialista?
Su memoria habita en el pasado: el presente es otra cosa.
No quiero dañar nada de lo que se hace en el Atlético...
No se confunda: una cosa es dañar; otra, juzgar.
Pero vamos al mismo sitio. Los problemas se solucionan si se hablan con el futbolista. Phil Jackson dijo una vez: "Al burro no se le empuja". Me parece que fue cuando Shaquille O'Neall, que era la estrella de la NBA, tenía un nefasto porcentaje en tiros libres. ¿Cómo se soluciona esto?, se preguntaba. ¿El secreto era que se quedase cada día una hora más ensayando? No, el secreto no era convencerle de que no sabía, sino de que tenía un problema.
"El doblete también parecía imposible entonces y ese Atleti era peor que éste"
¿Qué problema tiene el Atlético?
¿Dónde va un equipo que juega sin autoridad? Hay gente que no se mueve sin balón como Turan. O, es más, ¿qué hacía un jugador como él, que vino para marcar goles, en su área en el penalti que cometió en Getafe?
¿Desde cuándo la anarquía de los futbolistas es culpa de los entrenadores?
No he conocido futbolistas difíciles de enseñar. Sí he conocido a muchos a los que les ha faltado diálogo. Yo me acuerdo de Vieri cuando vino al Atlético. En la Juventus estaba acostumbrado a atacar en el primer palo. Pero aquí debía desmarcarse en contra del sentido del juego. Y le costó. Pero yo no le enseñé, sólo le convencí. ¿Y cómo? Fueron horas hablando con él. Al final, logró 24 goles.
¿El problema del Atlético está en el diálogo?
No estoy dentro, pero usted me ha pedido que juzgue
Es buen momento para decir: yo soluciono esto'.
Nunca será mi estilo.
Sí juzga lo que hay con agresividad.
Si no se detecta el problema, no se resuelve. Yo soy incapaz de explicarme cómo Perea hace cinco años tenía problemas para iniciar el juego y dar un pase vertical (no diagonal) de cinco metros. Ahora, resulta que lo tiene para dar uno de dos.
Ahí no es tan fácil quitarle la razón.
Los entrenadores trabajamos para aumentar los recursos, no para perderlos. Pero a veces parece que lo moderno es ir al gimnasio, hacer trabajos de fuerza y pruebas físicas. ¿No es más importante saber por qué se hace cada cosa? ¿No es mejor lograr un equipo de desborde por las bandas? El Atlético no lo hace.
Hace quince años usted también cometería fallos, ¿no?
Sí, ¿quién dice que no? Pero a mí me gusta hablar de ese equipo por la manera en la que lo consiguió. Tengo un vídeo en casa con los goles de ese año. A veces, los veo y me entusiasma el tiempo que mis jugadores pasaban en el área contraria. Y quizá no fuesen mejores que los de ahora, pero sabían lo que hacer.
El caso es que Manzano es hombre de discurso bueno y educado.
Pero yo no juzgo a Manzano, no estoy dentro. Yo juzgo las posibilidades del diálogo. Mire, cuando llegué al Barcelona, Xavi no pasaba de medio campo. Y le pregunté por qué y me dijo: "A los centrales les gusta que yo inicie el juego". Y le contesté que hablaría con ellos. Desde entonces comenzó a ser el mejor medio ofensivo del mundo.
¿No queda en Antic la arrogancia del vencedor?
No es necesario. Creo que es orgullo. Tengo cuatro nietos, la vida resuelta y podría decir ya está', pero no. Aprendí a valorar cada cosa que logré, sobre todo al ver a Jesús Gil. Se fue joven y sin valorar todo lo que hizo por culpa de los líos.
Habla en pasado con sed de nostalgia. ¿Dónde está el futuro para Antic?
Volver a entrenar Cada fin de semana veo quince o veinte partidos, no imagino otra vida.
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