Los Mundiales destapan el vacío del esquí español

La nota oficial de la Federación Española de Deportes de Invierno (FEDI) dos días antes del comienzo de los Mundiales de esquí alpino de Val D'Isere rezumaba optimismo. "Ocho españoles, en los Mundiales de esquí alpino; el mayor equipo de la historia". Esta vez, se había reaccionado a tiempo y el equipo se hacía público con dos días de antelación.

Dos años antes, en Are 2007, la FEDI anunció, cinco días después de iniciados los Mundiales suecos, que un equipo español B de cinco esquiadores (Mireia Clemente, Guillem Capdevila, Ferrán Terra, Paul de la Cuesta y Leyre Morlans) viajaban por sorpresa como premio a sus buenos resultados y con el objetivo de completar su formación de cara a los Mundiales junior de Altenmark en Austria. Este mismo equipo más Diego Jiménez, Andrea Jardí y Carolina Ruiz ha sido el grupo de ocho de Val DIsere. El más numeroso de la historia, un hecho cierto en lo cuantitativo, pero no el mejor en lo cualitativo.

La selección más numerosa de la historia fracasó con estrépito

Ningún especialista se dejó impresionar por esa cifra, pues de sobra son conocidas sus posibilidades. Pero el presidente de la FEDI, Eduardo Roldán, aclaraba los objetivos. "Las máximas posibilidades las tenemos en Carolina, una deportista consagrada. Apostamos por la juventud y echaremos de menos a Rienda que, confiamos, estará en Vancouver".

Roldán miraba el lado positivo: un buen resultado de la otra granadina, avalada por el séptimo puesto en el descenso de Cortina DAmpezzo de enero, cambiaría toda la situación. Y esta vez sí era posible.

Carolina RuizUn esquiador acabó a 200 metros del ganador en descenso

Carolina Ruiz alimentó las expectativas con el 14º puesto del Supergigante. Esquió con errores, pero superando las trampas heladas de la Face de La Solaise, para luego conseguir buenos registros en los entrenamientos del descenso.

Sin embargo, antes de la gran final, en el descenso de la combinada, algo ya no marchaba. Podía ser un mal día, las estrecheces o lo sombrío de la pista. El caso es que Carolina terminó 19ª en descenso, un puesto mejor que hace dos años, pero defraudó a todos. El resto del equipo femenino Morlans, Clemente o Jardí no mejoró el panorama. Cayeron eliminadas o no acabaron sus carreras. Sólo Morlans terminó la 28ª en descenso, su mejor registro mundialista.

Distancias de chisteSólo Rienda puede evitar el desastre olímpico y Carolina Ruiz, dar una alegría

Los hombres estuvieron mejor en velocidad que en las pruebas técnicas, donde nadie completó una primera manga o se clasificó para la segunda. Lo del descenso puede ser vergonzante o histórico, según se mire.

Paul de la Cuesta acabó antepenúltimo, a 6,02 segundos del ganador, el canadiense John Kucera. Ferrán Terra fue el último, a 9,22. En un descenso, seis segundos equivalen a 135,22 metros y 9,22, a 202,23 metros. Si se aplica el criterio de distancia entre el ganador y los españoles, el rendimiento resulta de chiste. Si se piensa, sin embargo, en que son los primeros españoles que completan un descenso desde los tiempos de Paco Fernández Ochoa y que en esa misma carrera se salió gente tan importante como el medalla de plata de Are, Jan Hudec, o el ganador este año de Wengen y Kitzbuhel, Didier Defago, su puesto resulta hasta épico.

A un año de los Juegos, el esquí sigue sumido en un terrible laberinto de contradicciones. Necesitado de Rienda para que tire del carro. Esperanzado en que Carolina Ruiz saque algún día toda su calidad. Deseoso de formar un equipo que aspire a algo más que a terminar. Dolido por la falta de resultados y fustigado por las otras especialidades invernales donde sí hay deportistas con futuro: Queralt Castellet, en snow; Laura Orgué, en fondo; Rocío Delgado. en esquí cross; Javier Rodríguez, en patinaje, o Ander Miranvell, en esquéleton.

Huérfano de éxitos en la época dorada del deporte español, el esquí alpino otea sobre Vancouver idénticas nubes a las que oscurecieron su papel en estos Mundiales.