Este artículo se publicó hace 14 años.
"En el Mundial 82 España nos menospreció"
Los héroes hondureños del empate en Valencia rememoran aquel bombazo
El 16 de junio de 1982 España empezó a llorar su Mundial. Aquel día, en Mestalla, debutaba una selección que tenía al país en un puño. Las expectativas creadas para el estreno apuntaban a goleada. El rival era la desconocida Honduras. Jugadores, prensa y aficionados se relamían con la posibilidad de una victoria fácil. La realidad demostró lo contrario. Aquel primer duelo enseñó que no sería el Mundial del anfitrión, que la ansiedad, la presión y las medidas de seguridad claustrofóbicas por temor a un atentado de ETA pasaron factura.
Arzu era el portero de aquella Honduras que le partió el ánimo y el corazón a un país entusiasmado: "España nos menospreció, le sucedió lo mismo que en este Mundial ante Suiza. Recuerdo que el túnel de vestuarios un reportero español me preguntó, crecido, sobre el resultado, sobre si iba encajar muchos goles. Le dije que en el fútbol las sorpresas existen y así fue".
"A los españoles les sucedió lo mismo que contra Suiza", dice Arzu
Villegas fue uno de los muros defensivos contra los que chocaron Juanito y López Ufarte. El fallecido Miguel Muñoz, para justificar que nunca los llamó cuando se hizo cargo de la selección tras el fiasco del 82, decía: "Juanito y López Ufarte parecían saltimbanquis cuando peleaban por arriba con los defensas hondureños". "No hicimos ninguna marca individual, todo en zona. Ellos dos eran muy habilidosos, pero nos anticipamos bien", cuenta Villegas, que no olvida la sensación que le invadió cuando saltó a Mestalla: "Nosotros estábamos acostumbrados a que las canchas se llenaran cuatro horas antes. Llegamos al estadio con una hora y media de antelación y estaba vacío. Yo, inocente pensé, qué bien, esto no se va a llenar. Cuando llegó la hora del partido y de salir a la cancha me temblaban las piernas por los nervios y el ruido. Jugábamos contra el anfitrión, pero creo que nos menospreciaron y lo pagaron".
"La verdad es que no sé cómo lo hizo el Chelato Ucles, nuestro seleccionador, pero sabíamos todo de España en una época en la que no había vídeos. Puso un centrocampista más para que les paráramos en esa zona y no sabía cómo progresar. Zamora era el cerebro, pero no tocó pelota. Le ahogamos", explica Arzu, a quien su gran actuación aquel día le valió para fichar por el Racing: "No fui él único, aunque yo duré poco. Nos quedamos en España tras el Mundial, Costly (Málaga), Madariaga (Tenerife), Gilberto (que ya estaba en el Valladolid), Bulnes (Deportivo) y Figueroa (Murcia)".
"A partir del minuto 20 les salió la ansiedad", cuenta Villegas
Zelaya fue el autor de aquel gol que puso a España patas arriba, que la empezó a abrir los ojos del calvario que la esperaba: "En un principio no iba a jugar, había llegado lesionado, pero tenía fe, quería disputar un Mundial como fuera, era una oportunidad única. No pensé que era Arconada cuando me quedé ante él. Chuté y marqué. En Honduras todavía me paran por la calle para felcitarme y preguntarme por aquel gol y aquel partido en España".
"Marcamos y nos quitamos los nervios. A los españoles parecía que les daba igual, pero a partir del minuto 20 empezaron a ponerse nerviosos. No podían con nosotros, de repente, se pusieron imprecisos con los pases. Nos empataron de penalti en el segundo tiempo, de jugada no nos lo hacían", insiste el central Villegas.
Aquella generación del 82 parió, posteriormente, técnicos, funcionarios, empresarios y hasta mensajeros. "La verdad es que nos ha ido bien a casi todos, pero lo más importante es lo que significó para Honduras aquel Mundial. Nos dimos a conocer y el país se enorgulleció. Quedó el orgullo de demostrar que todo es posible y eso es lo que deben tener en cuenta nuestros muchachos ahora. Nosotros ya lo hicimos", finaliza Arzu.
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