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Mickeal tira la raya

El Barça se impone en el primer partido en el Palau ante un Madrid que pierde el miedo (68-61). El alero azulgrana dio el paso adelante justo cuando el partido lo requería

MIGUEL ALBA

La distancia se estrecha. Llevada por la pérdida de miedo del Madrid. Un paso adelante que aviva la serie de cuartos de la Euroliga y rompe con el pasado más inmediato. Sin embargo, en la reflexión sobre el epílogo, los de Messina deben ser cautos.

Porque es cierto que los tiempos del sonrojo parecen haberse acabado, tan cierto como que el Madrid necesita flirtear con la perfección constantemente para poder ganar al Barça. Los blancos quisieron la victoria. Por momentos, creyeron que podrían conseguirla. Con ese 41-47 (min. 25), el Madrid disfrutaba con los atajos encontrados con la estrategia. Felipe frenaba primero a Vázquez para después desarticular a NDong; Prigioni y Llull alargaban los ataques y Lavrinovic exhibía su versatilidad: triples, solidaridad constante en la zona mixta que exigía Messina y hasta vuelos sin motor.

Por primera vez, en seis meses, al Barça no le servía la artillería. Con Navarro errático desde el triple (0-6) y sin Ricky de salvaguardia, Xavi Pascual giró el libreto. La enésima prueba del enorme recorrido táctico de su rotación. Desarticuló el quinteto para buscar la victoria desde el sufrimiento, la carrera contra los tiradores del Madrid, la pelea en el rebote. Con Sada, Basile, Mickeal, NDong y Lorbek, el Barça se llenó de trabajo, de paciencia y de éxito.

Su asfixia al ataque blanco les devolvió la ventaja (50-49, min 29), tras ocho minutos de acoso. Incluso, en algunos momentos, de pérdida de personalidad. Sin embargo, este Barça es una solución constante. Con independencia del dibujo en pista. Todo lo contrario que el Madrid, que aguanta el estrés hasta que se funden los plomos de un par de jugadores. Siempre Llull, y casi siempre Felipe Reyes.

Mientras ellos soportaron los efectos del intercambio de canastas, el Madrid, que ayer recuperó una configuración clásica durante la mayoría del partido (3 bajitos y dos pívots), creyó en el cambio de dinámica. Pero, en cuanto alguno de los dos duda, o no son los receptores del último tiro, el Madrid diluye sus creencias. Las que lideró Mickeal, cuando, a falta de cinco minutos (60-60), era el momento de dar el paso adelante. Lo hizo con ocho puntos que amoldaron el marcador para reanimar el miedo que el Madrid había soltado durante 35 minutos. Incluso, en los dos primeros cuartos, los de Messina parecían haber recapacitado sobre los tres tropiezos previos.

En esos momentos, el partido discurría por una sinfonía de estrategias. Cada causa que buscaba Xavi Pascual con un cambio se convertía en un efecto en la rotación de Messina. Hasta que se destruyeron los quintetos iniciales, el Barça se hacía fuerte en su rol. Mandaba en el marcador (14-9, min. 6), se aprovechaba de los puntos negros en la defensa blanca (Kaukenas sobre Navarro) y protegía el factor cancha. El que mañana volverán a defender Mickeal y compañía.

El segundo asalto será a partir de las 20.15 horas, otra vez en el Palau Blaugrana, donde el Barça dio ayer primero.

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