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¿Qué se le puede reprochar a Tito?

En su bautizo en el Bernabéu, el técnico supo corregir un equipo que se iba a la deriva en la primera media hora

ALFREDO VARONA

Nada más acabar el partido, Tito Vilanova se quedó en la banda con las manos en los bolsillos, callado y solitario. Pero no mostraba la frustración del perdedor. Quizá porque no se sentía derrotado ni antes ni después de esa primera media hora loca que dejó al Barça tan herido. 'Nosotros salimos con la misma idea de siempre en el Bernabéu, que era la de tener la pelota', explicó Vilanova. Y, ante esa explicación, no se le pudo reprochar nada, porque hasta los nueve minutos, cuando Mascherano se tragó el balón que aprovechó Higuain para marcar el primer gol, era así. El balón era del Barça, pero el gol descargó una tormenta en el área azulgrana que, si no llega a ser por Valdés, pudo ser de época. 'Víctor Valdés ha estado de diez', justificó Casillas, mejor que nadie.

La primera media hora fue imperdonable para el Barça. Cualquiera que se acercaba a la izquierda, la banda que defendió Adriano, encontraba un tesoro fuese Marcelo o Cristiano. En realidad, Adriano no ofreció ninguna seriedad como sustituto de Dani Alves. A los 27 minutos, fue expulsado y fue una liberación para él y para un Barça, que Vilanova supo reorganizar. Sacó al césped a Montoya que, si no hubiese sido por la lesión de Dani Alves en el calentamiento, habría visto el partido desde la grada. Montoya, sin embargo, puso orden en esa banda. Su salida desilusionó a Cristiano y a todos los que se movían por allí. Montoya se presentó como si llevase toda la vida. Fue un acto de servicio que ayudó al Barça recuperó la pelota. Hasta entonces, el equipo era una farsa que Vilanova justificó, porque 'no somos un equipo preparado para defender'.

El partido, a partir de ahí, fue el de tantas veces en la época de Guardiola. 'Hicimos cinco ocasiones muy claras frente a Casillas', explicó Vilanova, que hasta se quedó corto. Pedro tuvo dos en las que llegó casi hasta la portería. Naturalmente, Messi encontró la suya. Jordi Alba estuvo más cerca que nadie de no ser por Ramos. Montoya llenó de suspense el minuto 91 y hasta Iniesta intentó marcar desde medio campo en un Barça, que jugó con la paciencia de casi siempre. 'Sabíamos que las ocasiones iban a llegar'. Y no cambió nada respecto a la época de Guardiola, que posiblemente vio el partido desde Nueva York. 'No podíamos salir a apretar arriba en la segunda parte', insistió Vilanova. 'A estos jugadores les cuesta'.

Si se acepta esta lectura, ¿qué se le puede reprochar al técnico en su bautizo en el Bernabéu? Naturalmente, el resultado y quizá la primera media hora en la que el Barça pareció una farsa, defensas y delanteros por igual. Pero después tuvo una recuperación meritoria. Hasta el minuto 92, el equipo lo intentó de veras. Contribuyó hasta Song, que jugó poco pero con muchísima dignidad. Y con un futbolista menos, el Barça tuvo hasta más posesión que el Madrid, a pesar del asedio de la primera media hora, pero...

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