Este artículo se publicó hace 15 años.
El descanso del guerrero
Demasiado diplomático, el Sevilla cae en Rumanía con autogol de Dragutinovic
El Sevilla necesita marcha, urgencia. Apretar el machete entre la dentadura con las pinturas de guerra en el moflete. Ese es el papel que mejor le sienta; convertir el partido en un acto de desesperación. Interpretar un arrebato ofensivo ante el que no hay parapeto que pueda sujetarlo. Esta noche le faltó ese instinto asesino. No encontró la motivación suficiente para darle un mordisco a una presa que parecía menor. Esa furia que tanto entusiasma apareció sólo en el último tramo del encuentro ante el Unirea.
El equipo se siente tan gigante que anda ansioso con exponer su armería por Europa. Aceleró en cuatro partidos para ver su nombre otra vez entre los elegidos y se olvidó de que faltaba el sello para conquistar el primer puesto de su grupo. En un partido en el que era suficiente sacar un empate ante un equipo menor, el Sevilla perdió cafeína. Un gol en propia meta de Dragutinovic prolongará dos semanas más el objetivo de llegar a los octavos de final como líder.
Jiménez descubrió que no todas la combinaciones le son válidas. Hasta este martes todo lo que se había sacado de la chistera le había dado resultado. Sin embargo rechinó la pareja Sergio-Dragutinovic en el centro de la defensa, el medio centro se empobrece sin Renato y Perotti empieza a ser imprescindible.
Petrescu le enfundó al Unirea el mismo plumífero que le protegía del frío a pie de campo. Resulta igual de cortante el clima gélido de Bucarest que las cuchilladas del Sevilla. Sólo dio permiso para desabrigarse en las jugadas a balón parado.
El saque de centro fue casi la única licencia que se permitieron los jugadores del Unirea. Ese balón colgado hacia el área de Varas provocó una de esas faltas a las que había apostado todas sus fichas ofensivas. A partir de esa jugada la orden fue plantarse en su campo y sacar la pierna a pasear más de la cuenta ante cualquier compromiso con pinta peligrosa.
Salida sin tensiónEl Sevilla se presentó en el partido tarde pero con el peligro de siempre. En las dos primeras llegadas Negredo y Kanouté mandaron la pelota al poste. La segunda falta a favor de los rumanos la remató Dragutinovic a la portería de Varas. Perdió la referencia de la portería en la búsqueda de la pelota y la cabeceó pegada al poste.
El huracán del Sevilla se auguraba de fuerza 5 en el segundo tiempo, pero el viento sopló en la dirección contraria. El Unirea encontró calor en los espacios y montó contras que pudieron liquidar el resultado. Jiménez probó hasta con los tres tenores en el campo, pero hasta que no salió Perotti no encontró la claridad.
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