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Ben-Hatira, el futbolista que encontró a su héroe en un niño con cáncer 

El futbolista del Hertha de Berlín celebró su gol contra el Schalke 04 poniéndose una máscara de Spiderman. Un gesto dedicado a su fan número uno: Jannick.

Ben-Hatira poniéndose una máscara de Spiderman en el Hertha-Schalke. /AFP

J. Y.

MADRID.- En ocasiones hay gestos en el mundo del fútbol que trascienden los muros del deporte y del espectáculo. Gestos que esconden historias, que esconden amistades y que esconden promesas. Uno de ellos fue el que protagonizó el pasado fin de semana el futbolista germano-tunecino Anis Ben-Hatira, centrocampista del Hertha de Berlín. Su promesa, enseguida la revelamos.

El Hertha se medía en la Bundesliga al Schalke 04, que venía de ganar al Real Madrid en el Bernabéu. Corría el minuto 21 de encuentro y el marcador sin inaugurar. Entonces, el internacional por Túnez aprovechó la ocasión para adelantar a su equipo en el marcador. En lugar de celebrar el tanto con el resto de sus compañeros, corrió como loco hacia el banquillo para recoger un objeto. Era una máscara, de Spiderman. Ni corto ni perezoso se la puso y señaló hacia una zona muy concreta de la grada del estadio Olímpico de Berlín.

Su dedo se dirigía hacia Jannick, un niño de ocho años, aficionado del Hertha y enfermo de cáncer. Al ver la celebración, en su rostro se dibujó una sonrisa de oreja a oreja y en su garganta se formó un nudo de emoción. Su héroe y amigo cumplía su promesa. Mientras, el futbolista señalaba a todo el estadio donde se encontraba su verdadero héroe, aquel que le había enseñado que la vida merece la pena lucharla.

Su historia compartida se remonta varios meses atrás, cuando Ben-Hatira conoció la enfermedad que padecía Jannick. Desde entonces, ha seguido muy de cerca la evolución del pequeño y le ha visitado en varias ocasiones en el hospital, compartiendo horas y horas de conversaciones y discusiones en torno al fútbol. En una de ellas, Ben-Hatira le prometió a Jannick que si él luchaba por superar la leucemia tras la primera sesión de quimioterapia, le llevaría a un partido y que si marcaba lo celebraría de una forma muy especial, en su honor. Dicho y hecho. 

Pero ahí no quedó el homenaje. Tras terminar el partido, que finalmente quedó en tablas (2-2), Ben-Hatira acudió a buscar a su amigo Jannick para que pisara el mismo césped que sus ídolos. Ambos, agarrados de la mano, caminaron por el tartán que bordea el verde del campo berlinés y saludaron a los espectadores que todavía no habían abandonado las gradas. Un colofón a un día que jamás olvidarán ni Jannick ni Ben-Hatira. 

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