Este artículo se publicó hace 15 años.
Año de Mundial para bien o para mal
"Todos aquellos que tienen opciones de estar en Suráfrica, piensan, viven e incluso me atrevería a decir que juegan pensando en la cita mundialista"
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Afrontamos el nuevo año con la esperanza puesta en la selección española de Vicente del Bosque. Llegaremos a la cita con las expectativas demasiado altas, pero sin la experiencia de los grandes campeones de ayer y de siempre (Brasil, Italia, Argentina, Alemania). Es lo que tiene ser campeones de Europa y, sobre todo, un estilo fiable, vistoso, que ha elevado al Barcelona a los altares donde nunca antes llegó ningún club en un solo año.
Pero seamos francos. Este es un país de clubes, donde importa más lo que haga el próximo domingo tu equipo que los jugadores que conformen la lista del seleccionador en el próximo mes de mayo. Incluso, las elecciones de los jugadores las vestimos de colores azulgrana, rojiblanco o blanco en función de nuestras adhesiones. Los del Barça exigen a Víctor Valdés por delante de Diego López e incluso de Reina, que fue pieza clave en la cohesión del grupo de la Eurocopa, como bien se pudo observar en los festejos de la Plaza de Colón. No hay reflexión, sólo pasión. En Valencia no entenderían que no fueran Mata o Pablo Hernández y Jesús Navas sería un fijo para cualquier sevillista de bien.
La cabeza del futbolista sólo tiene un fin: estar en Suráfrica
El año de Mundial hay una variable que va a marcar todo lo que pase en los próximos cinco meses de competición doméstica e internacional a nivel de clubes: las cabezas de los futbolistas. Todos aquellos que tienen opciones de estar en Suráfrica, piensan, viven e incluso me atrevería a decir que juegan pensando en la cita mundialista. Lo dijo Sergio Ramos abiertamente con el debate de la lesión de Pepe y su posible regreso a la posición de central en el Real Madrid: "Jugaré donde me pongan, pero quiero seguir de lateral porque es donde juego en la Selección y este es año de Mundial".
En las agendas de los futbolistas está subrayada en rojo la cita del próximo mes de junio, incluso en términos de preparación. Los clubes, sin embargo, se echan las manos a la cabeza, porque son los que pagan los salarios a los jugadores. No les falta razón, pero el Mundial es la competición que marca carreras, que dibuja fronteras entre ser jugadores superlativos o convertirse en jugadores míticos, que trascienden fronteras y épocas. Que nadie se extrañe si, a partir de ahora, los periodos de recuperación de lesiones de sus estrellas son más largos. En caso de molestias, habrá quien preferirá gimnasio a partido. No arriesgarán ni un milímetro.
Eso atañe directamente a los clubes con más internacionales. La Liga BBVA se va a ver afectada de lleno. Guardiola sabe que para gestionar el irrepetible Barcelona de los seis títulos tendrá que manejar esta variable tan peculiar, que obliga a adelantar plazos. Lo mismo, Pellegrini y sus grandes estrellas que saben que el próximo Balón de Oro se consigue en Suráfrica. Fabio Cannavaro puede escribir un libro sobre el caso.
Habrá quien lo vea como una decisión egoísta, pero yo quiero que Fernando Torres y Cesc Fábregas piensen más en La Roja que en el Liverpool o en el Arsenal. Así visto, seguro que duele un poquito menos. Año de Mundial. ¡Feliz 2010!
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