Este artículo se publicó hace 16 años.
Del punk al cielo
El sello independiente barcelonés Bcore lleva más de 15 años llevando el hardcore hasta sus límites
¿Un grupo hardcore que canta en catalán, mete trompetas desbocadas en sus canciones y al que la crítica asocia con sonidos jamaicanos? ¿Otro que se esconde tras orejas de Mickey Mouse para disfrazar las ganas de fiesta y baile de cuatro amigos locos por lo que ellos mismos denominan “triqui traque punk”? Pero, ¿dónde está la integridad de un movimiento musical que suele identificarse con la pureza y el compromiso? Nisei, It’s Not Not y BCore pueden responder a estas tres preguntas.
Los dos primeros son bandas responsables de dos de los lanzamientos más notables de nuestro país en el pasado 2007, Continents y Bound For The Shine, que parten del sonido seco y rápido del hardcore para llevarlo a otros territorios. El tercero, el sello que las alberga y una de las pocas discográficas independientes que puede jactarse de estar en esto desde el principio de los tiempos. Es decir, desde 1990, cuando la explosión de sellos y grupos indies estaba a cinco minutos de producirse.
“A principios de los noventa en BCore sólo escuchábamos hardcore. Lo del indie nos daba repelús. Creo que esa explosión de la que hablas ayudó, sobre todo, en el sentido de que a la gente lo de ser un sello mindependiente ya no le sonaba tan raro”, recuerda Jordi Llansamá, fundador de Bcore.
Hoy, decíamos, el sonido del BCore, marcado durante mucho tiempo por grupos míticos de la escena en nuestro país como Corn Flakes, Happy Meals y Aina, ha crecido hasta acoger el post-punk de juguete de Delorean, folk-rock clásico (Les Philippes, Charades), pop para todos los públicos (Madee), freak surf (Estrategia Lo Capto!) y hasta tropicalismo (Coconot). “Hay que tener en cuenta que de Corn Flakes a Nisei han pasado más de 15 años. Y la evolución del sello ha tenido mucho que ver con la evolución de los grupos y mi evolución como oyente”, dice Jordi. Añade ligero: “No te diré que tenemos un sonido específico, pero sí que se ha creado cierta etiqueta. Una manera de hacer las cosas a fuego lento. Sin llegar a hervir”.
Mirando las musarañas
La plantilla de BCore la forman cuatro personas. Jordi ejerce las tareas de dirección, A&R, distribución, venta digital, licencias y publishing, “como puedo. Hay que reducir gastos y no puedes estar contemplando las musarañas”. Lo que no deja de sorprender teniendo en cuenta que se ha ampliado el negocio a otras áreas, como promoción de conciertos, distribución de bandas de fuera, “reedición de clásicos del hardcore de los ochenta como Circle Jerks, Minor Threat o Suicidal Tendencies” o merchandising. Es decir: “No renegamos para nada del hardcore”.
Lo que nos lleva al principio: puede que las cosas no hayan cambiado tanto. ¿O sí? “Creo que BCore de 2008 se parece mucho en manera de hacer las cosas e ideología a BCore de 1990, aunque hay una diferencia notable en cuanto al espectro de bandas con las que trabajamos. Evidentemente, fue una época divertida. Creo que tenía un punto más de autenticidad que ahora. Éramos cuatro gatos y la gente tenía grupos para expresar cosas. Tocaban por convicción. Ahora todo el mundo tiene un grupo, Myspace y para su primer concierto ya tienen manager y caché. Es realmente ridículo”.
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