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Pablo Sánchez: "Es más fácil sacar a nuestros muertos de las cunetas que acabar con la extrema derecha"
El que fuera líder de La Raíz regresa con 'Donde nace el infarto', un trabajo que evoca a su antigua formación pero con un aire más intimista. Un viraje que no se olvida del compromiso social pero que ahonda en los "pequeños demonios particulares".
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Madrid-
Confiesa Pablo Sánchez que su fuerte nunca fue la socialización, que las giras con La Raíz se le hacían bola y que, llegado el momento, empezó a ser insostenible. "Me cuesta mucho lidiar con esa paradoja que sufre el artista a nivel emocional, esa que separa lo que uno es y la fantasía que se han creado de él", comenta el músico desde su casa en Gandia.
Quizá por ello, por ese no querer reconocerse en la fatuidad del éxito, a Pablo le fueron creciendo pequeños demonios, restos de un naufragio que ha sabido convertir en motivo de inspiración. Muestra de ello es su estreno en solitario con Donde nace el infarto, primer álbum de Ciudad Jara –a la venta desde este viernes–, nombre que da título a un proyecto en el que conjuga ese arrebato inconformista tan La Raíz, con una mirada hacia el interior de uno mismo pero sin caer en ombliguismos gratuitos.
Una apuesta por el repliegue que impregna todo el trabajo y que encuentra en La Canción del Pensador –uno de los aperitivos del disco– su santo y seña particular. "Me interesaba jugar con esa paradoja que para mí entraña El Pensador de Rodin, una escultura bella y firme que esconde algo que se nos escapa y a la que recurro para contar mis pequeños demonios particulares".
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Introspección y compromiso. Ciudad Jara nace de esa tensión. Un puñado de canciones que son incapaces de girar la cabeza a lo que nos duele como sociedad, pero que al mismo tiempo trata de conectar con ese palé de pequeños dolores cotidianos que vamos acumulando. "Vivimos intentando poner un poco de luz en la noche más larga, creo que es más fácil que logremos desenterrar a nuestros muertos de las cunetas que desaparezca la extrema derecha", apunta Pablo.
Un peligro –el del auge del fascismo– que Pablo reconoce no haber vaticinado a tiempo: "Siempre pensé que era una cuestión de nostalgia por parte de la derecha, y ahora tengo la impresión de que la extrema derecha no va a desaparecer, tenemos que ser listos para vivir en la derrota".
Grabado en los estudios de Casa Murada (Tarragona), bajo la producción de Santos&Fluren y Tato James, y rodeado de músicos de confianza, Pablo Sánchez le quita hierro al "parón indefinido" con el que finiquitaron La Raíz después de 13 años en activo para disgusto de su nutrida parroquia: "Hemos crecido con La Raíz y nos hemos hecho mayores, es tan sencillo como eso, ahora cada uno vive en un pueblo cuando antes todos vivíamos en Gandia".
Pero junto a la dispersión que esgrime el músico, no se puede obviar el peso que ha tenido la recién estrenada paternidad en este viraje creativo; de hecho, lo que inicialmente se planteó como un receso ante la buena nueva, más tarde supuso el germen de una paleta creativa desconocida para Pablo: "Creo que ahora siento la inspiración de una manera diferente, me abrió horizontes, como si mirara a través de los ojos de ella". Y ella es Jara, su hija, a quien por cierto le dedica una nana –otra de las vetas del disco– que interpreta junto a la ubicua Rozalén.
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El resultado es un volantazo que afecta más al fondo que a la forma. El asiduo a La Raíz encontrará sus filias particulares –ímpetu, sátira social, compromiso y algarabía–, y descubrirá un Pablo casi inaudito. "Necesitaba hacer algo más personal, cantar sobre lo que me ocurre por dentro, creo que es un proceso más jodido a la hora de componer pero cuando sales al escenario te sientes con más fuerza, como si te generaras una coraza".
Es precisamente esa coraza la que andaba buscando Pablo. Un centro de gravedad permanente desde el que empezar de nuevo echando mano de un imaginario por el que se cuelan aromas a Alfonsina Storni, Ángel González, Miguel Hernández, Silvia Pérez Cruz o Jorge Drexler. Un lugar en el que reconocerse también al bajar del escenario: "El éxito está muy bien, es como si te diesen un abrazo muy fuerte pero muy efímero, si eres un poco inteligente te das cuenta de que la gente se ha montado una fantasía sobre lo que realmente eres".
— ¿Y quién es Pablo Sánchez?
— Yo lo que sé es que no quiero ser el ídolo de nadie, cuando viene un tipo y me pide que le firme la camiseta pienso, joder, te la voy a estropear, dentro de una semana a lo mejor te avergüenzas de llevar mi nombre ahí firmado.
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