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Miniseries 'La guerra de los mundos' la serie que regresa al original, en suelo británico y a comienzos del siglo XX

Movistar+ estrena en España una nueva adaptación de la novela de H. G. Wells ambientada en la misma época que la historia original y compuesta por solo tres capítulos que se emitirán en #0 hoy (22:00 horas).

'La guerra de los mundos', serie de Movistar+.

Adaptaciones de La guerra de los mundos, la novela de H. G. Wells publicada a finales del siglo XIX, existen varias. En el imaginario colectivo permanecen al menos tres: la mítica de los años cincuenta, la más reciente de Steven Spielberg y Tom Cruise y aquella versión radiofónica con la que Orson Wells sembró el pánico en el 38. Este mes dos más se suman a la lista en formato serie. Una protagonizada por Gabriel Byrne y Elizabeth McGovern (en Fox el 28 de octubre) y la que hoy llega a España de la mano de Movistar+, con el sello de la BBC y protagonizada por Rafe Spall y Eleanor Tomlinson. Por delante, tres capítulos para meterse de lleno en un mundo apocalíptico y oscuro en el que haber sido marginado pasa a un segundo plano cuando lo que está en juego es la supervivencia del ser humano. 

Política, social, científica, religiosa… el texto original y adaptado contiene múltiples lecturas posibles. Sin embargo, la que despunta en la versión realizada por Peter Harness (guionista) y Craig Viveiros (director) no deja de ser la historia de unos personajes -tres para ser exactos- que mientras el mundo funcionaba como se suponía que debía hacerlo eran unos ‘apestados’, unos parias. Dos de ellos por convivir bajo el mismo techo sin estar casados; algo muy mal visto en la sociedad británica de principios del siglo XX. Encima, para desagrado de sus vecinos, él ha cometido la osadía de dejar a su mujer y ella, la de quedarse embarazada. El otro, un astrónomo al que, como él mismo explica, la comunidad le mira de reojo ya no solo porque su vida gire en torno a estudiar el universo, sino porque, a su edad, sigue soltero. Sospechoso. Los primeros son George (Rafe Spall) y Amy (Eleanor Tomlinson). El tercero, Ogilvy (Robert Carlyle). 

Una miniserie centrada en cómo una invasión inesperada pone patas arriba el status quo convirtiéndoles a todos en vagabundos

Juntos ponen rostro a una miniserie centrada en cómo una invasión violenta e inesperada pone patas arriba el status quo imperante convirtiéndoles a todos en vagabundos sin techo en un planeta asolado que no supo medir la magnitud de la que se les avecinaba y en el que el ego de los de arriba condena a los de abajo, pero también a ellos mismos. Una de las escenas más potentes argumentalmente y al mismo tiempo sintomática de la sociedad de ese tiempo es la protagonizada por ese político de primer nivel británico dando por hecho que, como potencia conquistadora que son, podrán derrotar a una amenaza que no terminan de creerse. ¿Cómo van a ser los invasores aliens? La otra es la de ese religioso que prefiere alimentar una creencia falsa si con eso consigue mantener su posición en la nueva sociedad erigida tras el desastre. Más de un siglo después, ambas siguen vigentes. 

Sin embargo, como quedó registrado en la novela de H. G. Wells y en sus adaptaciones posteriores, esta guerra no se gana por el camino de la violencia, sino con conocimientos, observación del enemigo y perseverancia. Encontrar el punto débil del rival en el campo de batalla para aplicar ahí la fuerza o medios necesarios que lo dobleguen. Sobre el terreno, no siempre gana el más fuerte. Existen otros factores que influyen en la ecuación de la victoria. Y mientras la cúpula política y la militar se enfrentan a ciegas con los marcianos que han viciado el aire terrícola y contaminado el suelo, los parias protagonistas son los que realmente se devanan los sesos intentando encontrar la solución. 

La invasión y la vida posterior son dos partes de un mismo viaje oscuro

El foco de esta miniserie recae principalmente en el personaje de Amy, una mujer criada lejos de esos valores antiguos de la Inglaterra eduardiana que ella padece en forma de exclusión social. Aunque en el fondo no es más que una madre desesperada por salvar la vida a un hijo que no ha conocido otro mundo que el teñido de rojo. Inteligente, resolutiva y tenaz, carga sobre sus hombros con el peso de la narración haciendo de nexo de unión entre el resto de personajes varones y de esos dos tiempos en los que está contada la trama. La invasión y la vida posterior son dos partes complementarias de un mismo viaje oscuro que conviven en cada capítulo.  

El resto de protagonistas orbitan irremediable y conscientemente a su alrededor. Su pareja, George, es un periodista que lleva en la espalda el cartel de adúltero por haber abandonado a su esposa para irse a vivir con Amy. Un hombre enamorado, de buen corazón y nobles principios. Ogilvy, el astrónomo que contribuye a sacar a relucir la faceta más científica e inteligente de su vecina, podría tener la respuesta que nadie quiere oír. Y, por último, Frederick, un burócrata del gobierno que reniega de la relación amorosa de su hermano George. Este está interpretado por Rupert Grave (Lestrade en Sherlock) en un papel un tanto desagradecido pero crucial para el devenir de los acontecimientos.

Lo singular de esta Guerra de los mundos, más allá de haberla convertido en la lucha de una madre y esposa por mantener a los de su alrededor vivos y con esperanza, es el contraste que se produce en pantalla entre esa época pasada y la avanzada tecnología marciana. Como ha explicado Harness, "la colisión de la ciencia ficción, el drama de época y el horror" se dan cita. Algo que posibilita el hecho de que la acción transcurra en la misma época en la que Wells ambientó su novela. Un aspecto que, pese a los varios saltos a la pantalla, no se había mantenido en versiones anteriores y que propicia que esta adquiera un toque genuino.  

En este sentido, Viveiros ha recalcado, en un comunicado de la productora recogido por diversos medios especializados, que hasta ahora todas las adaptaciones se habían producido en "un ambiente contemporáneo y estadounidense" (lo más común en el género audiovisual de las invasiones alienígenas es que estas tengan lugar en Estados Unidos). Sin embargo, añadía, "esta es la primera versión que se desarrollará en Londres y en los condados locales durante el período eduardiano". Elegir esa opción ha sido arriesgado al tiempo que necesario para darle cierto aire de novedad a una historia que ya se ha contado y que lleva cobrando forma de guion desde hace más de un siglo. El resultado demuestra que una trama conocida siempre puede parecer diferente según cómo se aborde y cómo se decida contar. La protagonizada por Tomlinson y Spall no es ni mejor ni peor que la de Tom Cruise y Dakota Fanning. Son, simplemente, diferentes. Aunque partan del mismo texto.

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