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Premio CervantesJoan Margarit: "Las lenguas no han hecho daño a nadie, lo que ha hecho daño son los animales que hay detrás"
Entrevista con el poeta catalán justo después de ganar el Premio Cervantes de este año y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Barcelona--Actualizado a
Joan Margarit (Sanahüja, 1938) acaba de ser distinguido con el premio Cervantes de este año. A pesar de la relevancia del galardón, parece que casi nada puede alterar el vitalismo sensato que encomienda este poeta y arquitecto. Y eso que su trayectoria acumula los galardones literarios más importantes, y sus poemas son de los más leídos y traducidos. Precisamente, este viernes 22 de noviembre Margarit, recogerá el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que reconoce el conjunto de la obra de un autor vivo que, por su valía literaria, constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España. A los 81 años, lee y escribe cada día. En la mesita junto a la butaca donde lee, tiene una antología de Neruda y una de Yeats, entre otros, dos de los autores que lo siguen reconfortando, y a los cuales vuelve una y otra vez.
¿Ya ha digerido la noticia de ser el premio Cervantes de este año?
Si a los 80 años no te espabilas para digerir las cosas rápido, estás perdido. Mi alegría por el Cervantes es que ahora encontraré más lectores para consolar. Para eso sirven los premios.
Estos días le preguntan mucho sobre su bilingüismo, y sobre cómo escribe los poemas, si en catalán o en castellano.
Nadie sale de su lengua materna para hacer poemas, para hacer prosa sí. Yo paro el poema en catalán, en la lengua que pienso y esta es la verdad, y a partir de aquí puedo decidir en qué lengua lo continúo, si con la mía o con la que Franco me enseñó a bofetadas. Las lenguas no han hecho nunca ningún daño a nadie, los que hacen daño son los animales que hay detrás.
¿Ser arquitecto de profesión le ha condicionado la manera de escribir poesía?
"La poesía lo primero que necesita es una vida"
Sí, claro, como el que se gana la vida haciendo de barbero. La poesía lo primero que necesita es una vida. ¿Si no, de que quieres qué hable? Y necesitas una vida económica, una vida sentimental, una vida sexual, una vida profesional… todo esto es la vida. Ahora, que una de estas vidas la resuelvas calculando estructuras o reparando el monumento a Colón o haciendo el estadio de Montjuic, eso es anecdótico.
He trabajado casi 40 de años de arquitecto y he hecho muchos años de profesor de cálculo de estructura. He trabajado de arquitecto y he sufrido por las obras. El arquitecto es el personaje del código de Hammurabi, si la casa cae, pagas. Todavía es la profesión que paga más seguros, la segunda es la de los médicos pero hay mucha diferencia. El médico te puede hacer firmar un papel diciendo que no es el responsable y que tú sabes el riesgo que asumes, pero yo no puedo hacer firmar un papel diciendo que si la casa cae, aquí no pasa nada.
¿Y como poeta, le pesa alguna responsabilidad?
Con la poesía hay una responsabilidad personal y la alegría es asumirla. Para mí el objetivo es llegar al lector, como el del médico es el de curar. No quiero hacer comparaciones entre la medicina y la poesía, no quiero ser médico, ni cura, yo soy poeta. Ahora, que el poema ayuda a la gente es evidente y es una de las cosas más bonitas que hay. Hace unos meses en Madrid, estaba viendo una exposición y de repente se me acerca un señor grande y me dice “perdone que le moleste, pero un poema suyo me salvó la vida hace unos meses”, y entonces desapareció. Y sí, es esto, a mí hay muchos poemas que me han salvado la vida.
Cuando a mi hija la diagnosticaron de cáncer de páncreas, y en aquel momento no había solución, pues, vinieron una serie de meses donde hice una infracción importante y es que, en general, todos los que escribimos estamos de acuerdo en que hay normas que se tiene que respetar: no escribir en caliente. Y esta vez me dije “si no puedo escribir en caliente, lo dejo”. Escribir poesía no es una gilipollez. Ahora, para mí la poesía no es literatura, es otra cosa. No es música ya lo sé, pero sería un entremedio.
Explique por qué empezó a escribir en castellano unos libros que no ha querido recoger en su obra completa.
En mi obra completa aparecen poemas que escribí a los 40 años, pero yo empecé a escribir cuando tenía 18. ¿Qué pasa? Primero hice cuatro libros en castellano, el primero lo prologó el Cela, pero no era el que perseguía. Y es entonces cuando Martí y Pol me hace pensar en el tema: ¿Un poeta puede escribir en una lengua que no es la suya? A pesar de que mi niñez salía de una Guerra Civil y me prohibieron mi lengua materna. Fui al instituto Ausiàs March y de allí salí creyendo que Ausiàs March era un autor ruso. ¡No nos enseñaron nada de la cultura catalana, pero yo me sabía todas las obras de Góngora y Lope de Vega de memoria! Venimos de esto, y no hace tanto, mi vida ha sido esta.
¿Y cómo hace para llenar las lagunas de una educación que suprimía la cultura catalana?
Las lagunas las llenas buscándote la vida y acabas con una obra completa que empieza a los 40 años. Y cuando Martí y Pol me saca el tema del catalán en una carta, -nosotros nos escribíamos en catalán, yo con el qué me salía, no con el del Institut d’Estudis Catalans-, me pregunté, ¿y si fuera esto? Y entonces empecé a probar a escribir en catalán.
¿Hasta esta carta determinante de Miquel Martí i Pol no se había atrevido nunca a escribir en catalán?
No, no creía que fuera necesario. Seguía el silogismo más sencillo: “Yo quiero hacer poesía, la poca que conozco es en castellano, la poesía es cultura por lo tanto yo tenía que hacer poesía en la lengua que tenía cultura. Además vivía en Santa Cruz de Tenerife… Mi primer libro en catalán lo editó el Escorpí, ‘L’ombra de l’altre mar’ en 1981. En aquella época hice ocho libros en catalán, que ganaron todos los premios a los que te tenías que presentar: Juegos Florales, el Riba, el Miquel de Palol… Y entonces me di cuenta que estos libros tampoco decían el que quería decir, pero entonces ya sabía la causa: sufría un exceso de entusiasmo lingüístico, como un tipo de borrachera. Hasta que dije basta y encontré el camino y llegó mi primero llibro definitivo en catalán que salió en can 62, ‘Llum de pluja’.
Han sido muchos años sin pisar el Cervantes. ¿Cómo ha ido la reconciliación?
También estuve muchos años sin pisar can 62 porque no me entendía con los que lo llevaban. (Y después de ponerse serio un instante, cambia de tema para volver a detalles de ‘Llum de pluja).
Entendido, volvamos a los versos. Uno de sus últimos libros se titula 'Una mujer mayor', publicado por la Cama sol, donde su poesía se encuentra con la pintura de Paula Rego.
Me gusta mucho la pintura, ya había hecho una cosa parecida con la editorial Nórdica y mi amigo Subirachs, una de las grandes víctimas de esta Catalunya actual.
¿Por qué considera que Subirachs es una víctima?
Por qué lo marginaron y lo ningunearon. Nuestro pueblo es especialmente hábil haciendo esto. Por eso creo que, en fin… el tema de los que nos rodean es muy complicado. Siempre te hará la zancadilla el que esté más cerca de ti, no el de Finisterre. A mi edad, empezar con estas cuestiones no me interesa. Allá donde voy no se preocupan mucho, sí, quiero decir hacia la muerte.
¿En este sentido, el poema que da título al libro, 'Una mujer mayor' tiene un peso relevante, verdad?
Es un poema importante para mí y lo dedico a mi mujer. Son 60 años juntos casi. Dos personas para vivir juntas tienen que hacer no un esfuerzo, tienen que hacer millones, e idas y venidas, y la vida es todo esto, y entonces ver que has sorteado y que habéis salvado lo mejor de cada uno y que vas trampeando, pues, hosti, es muy guapo! La unión de dos personas es una de las cosas más importantes de la vida.
Una de las quejas del sector cultural, de la gente que hace cultura es la falta de apoyo. Hace unos años dijo que los ministerios de Cultura no tendrían que existir. ¿Todavía lo cree así?
"Todo el dinero que va para jueces, militares y policías, los que van disfrazados, todo ese dinero tienen que ir a los ciudadanos"
Solo hay dos revoluciones que pueden suceder, no me sé imaginar otra. La revolución de derechas, la del mundo feliz de Huxley, que solo sabe mantener un cierto orden en esta especie loca que somos la humana con la ciencia y tomando cosas para sacarnos la desazón. ¿Te recuerdas de la pastilla de Soma que se tomaban al libro, y venga, todos a follar? Pues una revolución sería esta. La otra, que es la que yo propondría es la revolución de sacar todo el dinero de la gente que hace su trabajo disfrazada.
Hace tiempo que lo dije en un poema, a ‘La última lección’, quiero decir que todos los oficios que se tienen que hacer disfrazados esconden algo indigno. Si no, no veo porqué se tienen que disfrazar, excepto los que se tienen que vestir para evitar una lava volcánica. Los que se disfrazan esconden algo indigno y mal si los tenemos que mantener. Por lo tanto, todo el dinero que va para jueces, militares y policías, los que van disfrazados, todo ese dinero tienen que ir a los ciudadanos. Lo que dijo Marx todavía era más difícil, todos iguales, no lo consiguieron pero se hizo una revolución, pues esto también se podría intentar. Quizás es lo único que nos queda para probar, porque la alternativa es ‘El mundo feliz’ de Huxley. A mí que venga un tio que se tenga que disfrazar para decirme que tengo que ir a la prisión, pues no. Que me lo diga vestido de civil, no hace falta que se ponga medallas ni esos collares. Pero, ¿cuál era la pregunta?
Si todavía cree que los ministerios y los organismos oficiales de cultura no tendrían que existir.
Cuando no hay dinero por cultura parece que los culpables sean solo los del Ministerio, y también hay gente que está enseñando poesía en los institutos de Catalunya y no lee poesía. O catedráticos de literatura que no han leído un poema en su vida. Entonces cuando te dicen que las letras se van de la enseñanza yo dique bienvenidos, ya me espabilaré yo con los lectores. Porque si alguien que no lee poesía es quien clava la matraca sobre tonterías en las aulas, estos estudiantes tardarán mucho en llegar a la poesía. Y la culpa la tenemos aquí bajo. Yo he recitado más poesía en centros de Andalucía que aquí en Catalunya. ¿Y pues, qué te piensas, que esto es Hollywood?
Esto no es Troya…
Evidente, hombre… Es aquello del Espriu de “somos los mejores”. Es que parece que todos los males vengan de fuera, sí, ya te joderán… Como poeta, mi peor enemigo es la mentira. Lo que me pone más nervioso es la mentira; cuando haces un poema malo estás diciendo una mentira. Lo más difícil es no mentir, por ejemplo las respuestas estándards son una mentira.
¿Qué más le pone nervioso?
El aburrimiento. Hay un tipo de conversación y de insistencia que me aburren. Pero el aburrimiento lo tienes que combatir. Pienso que el aburrimiento es un castigo y quien se aburre seguramente se lo merece.
¿Le preocupa la muerte?
"Mueres solo, esto es así, y no es ningún drama"
La muerte no existe, es el gran verso de Yeats, la muerte nos la hemos inventado nosotros. Y pararte es peor que ir atrás. Pero cuando te haces viejo, te quedas solo. Todo el mundo tiene su solitud, pero cuando te haces grande entre los que ya han desaparecido, los que has conocido y que a los 20 eran de una manera y a los 60 ya no tienen nada a ver y también te abandonan, los que están lejos… Entre una cosa y la otra, mueres solo, esto es así, y no es ningún drama. Si no ves las cosas como son, Dios te guarde…
¿De dónde ha sacado tanta sensatez?
Oh, es que el poeta tiene que ser sensato, un poeta loco solo sirve en las esquinas del Romanticismo y no sirve para nada. Incluso cayó una persona inteligente como Stefan Zweig; cuando descubrió Rilke tenía un discurso diciendo que por fin había encontrado el poeta por el cual la vida y la poesía se convierten en lo mismo. ¡Pero qué tonterías! ¿Hay algo que se pueda igualar a la vida que no sea la propia vida? ¡No hay nada! La poesía, la prosa, el amor, el odio… ¡todo sale de la vida!
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